Lorena Zárate, de la Coalición Interamericana para el Hábitat

“El derecho a la vivienda es parte del derecho a la ciudad”

La experta participó del seminario y taller sobre Hábitat y Calidad Social, que durante dos jornadas se desarrolló en la ciudad y aportó su mirada sobre el concepto de hábitat y el problema de la vivienda en América Latina.

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Para la experta mexicana “una política de hábitat es crucial y no siempre se ven sus implicancias”.

Foto: Amancio Alem.

Nancy Balza

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El contraste que se observa en las grandes ciudades donde se construyen enormes edificios pero muchísima gente necesita vivienda; la necesidad de promover una política de hábitat inclusiva, que no segregue ni margine sino que facilite oportunidades a la gente para que tenga una vida mejor, y la importancia de formar profesionales que apoyen los procesos de hábitat popular y que pongan al ser humano como centro de las políticas de territorio, son algunos de los temas que abordó la mexicana Lorena Zárate, de la Oficina Regional para América Latina de la Coalición Internacional para el Hábitat en el seminario-taller que se concretó días atrás en esta ciudad.

Zárate disertó sobre “El derecho a la ciudad y la vivienda” en el marco de la actividad organizada por el gobierno santafesino que estuvo centrada en el concepto de “Hábitat y calidad social” y que reunió a expertos locales, nacionales e internacionales con representantes de municipios y comunas de la provincia.

En diálogo con El Litoral, evaluó que “la política de hábitat que generemos también dirá si vamos a tener ciudadanos egoístas, competitivos, a los que no les importa el vecino”; por eso -señaló- “una política de hábitat es crucial y no siempre se ven sus implicancias”.

—La vivienda es central cuando se habla de hábitat, pero este concepto involucra otros temas.

—Incluso cuando hablamos del derecho a la vivienda, decimos que no se limita a las paredes y al techo. Por supuesto todos necesitamos un lugar físico que nos proteja del clima, de la inundación, del viento, que nos dé seguridad, y donde podamos desarrollar nuestras relaciones personales y familiares. Pero no acaba ahí. Incluso ese espacio físico debe tener un componente productivo, para la capacitación, para el taller como había antes en muchos lugares y que no es tenido en cuenta en las políticas de vivienda de América Latina. Después está lo que queda afuera de la vivienda: el barrio, los servicios (la escuela, el hospital, el centro comunitario), el espacio recreativo. Una buena política de vivienda debe incluir todo eso; el tema de hacer o no casas, cuántas son y de qué tamaño no es lo más importante. Como lo estamos viendo, es más bien apoyar el esfuerzo de autogestión, de autoproducción y de ayuda mutua con asesoría técnica, fondos públicos, planeación urbana y política de suelo.

Problemas de sustentabilidad

—El tema de la urbanización es fundamental si se tiene en cuenta que la mitad de la población vive en las ciudades.

—Las cifras globales dicen que más de la mitad de la población vive en ciudades pero hay variaciones; también en lo que se entiende por ciudad. Lo que sí hay es una tendencia a la concentración de la población en núcleos urbanos, en áreas metropolitanas enormes: hay más de 20 ciudades a nivel mundial que pasan los 10 millones de habitantes. Es una concentración tremenda pero también un abandono del campo, un abandono del área rural, de la capacidad productiva de la gente, de la producción de alimentos. Entonces, tenemos muchas tierras dedicadas al cultivo pero también una crisis de alimentación a nivel mundial y un montón de gente viviendo en ciudades. Hay cosas básicas de la sustentabilidad del planeta y de la vida de las personas que no se ven y que estos modelos que se están implementando, en vez de revertirlos, tienden a incrementar. Pero decimos que hay esperanza y se están haciendo otras cosas. No sólo es necesario y urgente hacerlas, sino que es posible y en muchos lugares se sabe cómo.

—La problemática ambiental también está fuertemente ligada al concepto de hábitat.

—Se ha descuidado el tema ambiental durante mucho tiempo, no sólo en las políticas públicas -donde se ha quedado en que si hay tiempo hacemos algo con la ecología- sino también en la agenda de las organizaciones. Por esta pelea del derecho a la vivienda, hemos olvidado que a veces se hace a costa del campo, a costa de los árboles, de los bosques, de las zonas de recarga de acuíferos. Es un tema crucial. Decimos que están esas dos cosas juntas: la crisis ambiental donde el planeta está llegando a su límite en muchos lugares, pero también una crisis de cómo estamos repartidos en el territorio.

Tres experiencias en América Latina

—¿América Latina se está abriendo a este debate?

—Desde hace mucho. Brasil es, en muchos de estos temas, punta de lanza sobre todo en esto del derecho a la ciudad. Vienen trabajando desde los años “60 en el foro de reforma urbana que articula a nivel nacional organizaciones sociales muy grandes de vivienda, Ongs y gente de la academia que ha llegado a funciones públicas. Tienen un proceso realmente democrático. Porque depende de lo que entendamos por participación: muchos de estos planes han entendido la participación de la gente como abrir la zanja y poner los tubos. Pero hay otros niveles y se está entendiendo a la participación en la toma de decisiones del territorio, de qué se va a hacer y qué no, y en darle seguimiento y a los beneficios que eso genera para la comunidad. Colombia también ha hecho cosas y algunas son anteriores al estatuto de las ciudades de Brasil, que es de 2001; ya tenía instrumentos para frenar la especulación con impuestos progresivos y hasta la expropiación de terrenos si se demuestra que esa persona no está invirtiendo en él. También se trabajó en el tema de las plusvalías generadas por la inversión pública que levanta el precio del suelo y del que se apropian los individuos de manera privada.

—¿Qué se está haciendo en México?

—Venimos impulsando estas políticas que intenten ver los esfuerzos de la gente de manera positiva, en esto que llamamos producción social del hábitat. En la nueva Ley Nacional de Vivienda que es de 2006 está reconocida no sólo la vivienda que hace el sector privado y público sino el sector social. Por lo tanto, se deben implementar proyectos y programas que contribuyan y destinen fondos públicos a apoyar esos procesos con asesoría técnica, capacitación para la gente, bancos de materiales y reservas territoriales. Venimos avanzando lentamente en eso y hay una serie de subsidios que están llegando, no a través de bancos o agencias mercantiles, sino directamente a la gente.

 

Un lugar seguro y digno

“El campo se queda sin gente. La gente se queda sin tierra y sin casa. Los precios del suelo urbano y de los alquileres suben cada día. ¿Dónde vamos a vivir?”. La frase sintetiza el campo de trabajo de la Coalición Internacional para el Hábitat, dedicada a actuar “por el reconocimiento, la defensa y la plena realización del derecho de todo ser humano a un lugar seguro en el cual vivir en paz y con dignidad en todos los países”. Así lo expresa la constitución del organismo que tiene sede, para el centro y sur del continente, en la ciudad de México.

El HIC-AL (por sus siglas en inglés) promueve el concepto de Derecho a la Ciudad, “que busca el disfrute equitativo de las ciudades dentro de los principios de sustentabilidad, democracia, equidad y justicia social” y que “implica la atención prioritaria a personas y grupos mayormente vulnerados, con el objetivo de alcanzar una vida digna y plena para todos”.

50

por ciento

de la población mundial vive en ciudades; en América Latina es más del 75 %.

240

millones

de mujeres, hombres, adolescentes, niñas, niños y adultos mayores viven en asentamientos caracterizados de informales, irregulares, marginales, ilegales.

50 a 75

por ciento

de los barrios son construidos por la gente.

Fuente: Coalición Internacional para el Hábitat.