Cara y ceca


Por Sebastián Esterkin

La moneda reproducida es de un época no muy lejana para la historia de nuestro país, por lo que es conveniente recordar el entorno en le que tuvo curso legal.

Es de la época en que comenzaban a insinuarse apelativos degradantes contra la gente de campo, tales como “terratenientes vendepatria, oligarquía vacuna,” etc. , sin tener en cuenta que en el reverso de la misma moneda (que en aquella época tenía respaldo en oro), se muestran la cabeza de un toro y una espiga de trigo, que fueron los que nos dieron soberanía política, pues fuimos capaces de ser prescindentes en la Segunda Guerra Mundial . Luego del cese de las hostilidades, devino para la Argentina una sólida independencia económica, pues éramos acreedores de las principales potencias del mundo.

La no comprensión de nuestro inmenso potencial agrícola ganadero, sumado a los otros desa-ciertos políticos que parecen ser nuestra marca distintiva, nos condujeron del sexto lugar en el mundo a la posición actual, cercana al trigésimo lugar.

Hoy, nuevamente se habla con afán peyorativo de las patronales agropecuarias, siendo ésta una original forma de agradecer al productor agropecuario de ser el dínamo que impulsó la economía para sacar al país de la parálisis casi terminal del 2001.

Quienes justamente usufructuaron políticamente con el esfuerzo del campo deberían pensar que de continuar con este manejo confortativo habrán de terminar matando la “gallina de los huevos de oro”.

¿Habrá sensatez alguna vez?

Luego del cese de las hostilidades, devino para la Argentina una sólida independencia económica, pues éramos acreedores de las principales potencias del mundo.