Colón se transformó en un equipo confiable...

Ganó tranquilidad y sueños

En 55 partidos, Mohamed cambió los objetivos de precariedad que había cuando tomó el equipo, acuciado por el promedio, por un horizonte pretencioso y de grandeza.

Enrique Cruz (h)

El Turco Mohamed lleva 55 partidos dirigiendo a Colón, de los cuales ganó 22 y empató 18. Cosechó el 51 por ciento de los puntos que disputó, con un promedio de 28 por campeonato. Cuando llegó a Santa Fe, apremiado por las circunstancias, el objetivo fue mantener la categoría y lo consiguió. En el segundo torneo que dirigió (el Apertura pasado), le faltó final para conseguir los 25 puntos que se había trazado como objetivo, pero superó ampliamente esa media de 50 puntos en el año con un muy buen Clausura (34 puntos) que lo posicionó en forma excelente para clasificar a la Libertadores.

Esto, que se hizo en 55 partidos, ha permitido que Colón gane en tranquilidad y sueños. Hoy, tiene la calma que le dan los puntos y el sustancial mejoramiento en la tabla de promedios, y la ilusión de pensar en el objetivo de volver a pensar en un torneo internacional, algo que Colón no juega desde aquella incursión del equipo de Bauza por la Sudamericana de 2003.

De todos modos, este fútbol argentino con los grandes en crisis y con el abanico de posibilidades abierto para que aparezcan equipos como Lanús, Vélez o Estudiantes, protagonistas y campeones en los últimos tiempos, permite pensar en la posibilidad de un Colón con chances de volver a luchar arriba, tal cual aconteció en el torneo pasado. No es algo disparatado de suponer.

Fútbol en deuda

La mejor definición de lo ocurrido el sábado en el Centenario, la puso el Bichi Fuertes: “La única diferencia entre nosotros y Chacarita fueron los goles”. Y es la pura verdad. Colón jugó un partido flojo, con dudas defensivas, carente de fútbol en la mitad de la cancha pero con pimienta ofensiva. Justo lo que le faltó al equipo anterior —salvo Fuertes— parece estar a salvo con éste, que encuentra en Nieto a un ladero ideal para el Bichi, más esa cuota implacable que le brinda “Pirulo” Rivarola, un jugador que Mohamed quiere siempre adentro del equipo aunque rinde más de mediocampista que de volante.

Más allá de las debilidades del rival, propias de un comienzo nefasto del campeonato y la acumulación de dudas que la mala campaña siempre trae, llamó la atención la facilidad con la que Colón liquidó el partido. Es cierto que a los goles los hizo en los momentos justos, cuando el rival más apretaba e, inclusive, hasta con cierta exageración en la cuenta final, pero al partido lo definió con autoridad y eficacia ofensiva, atributos importantes a la hora de elaborar un resultado.

Vacilaciones defensivas

Colón tiene una muy buena defensa. Desde el arquero y pasando por los tres que generalmente juegan, nadie discute la jerarquía individual de ese sector del equipo. Ocurre que hay partidos (o momentos) en los que se pierde la sensación de firmeza y seguridad.

Pasó el sábado, ante un rival que no tenía mucho para mostrar como fortaleza de ataque. Ferrero cometió errores impropios de él, mientras que Garcé y, sobre todo, Goux, se terminaron contagiando de algunas fragilidades. Inclusive, Pozo, que había tapado un par de remates complicados, también cometió un error que desembocó en el gol de Chacarita.

Los equipos de fútbol se arman de atrás hacia adelante. Colón parece tener más cuando ataca que cuando defiende. Con Ricky Gómez ganó en fútbol, Bertoglio suma variantes de juego y Nieto la está metiendo a la par del gran goleador. Es bueno y saludable lo que está pasando con el Colón que ataca, más allá de que ante River no haya creado casi nada en función ofensiva. No es tan bueno ni saludable lo que ocurre con el Colón que defiende y con el que no termina de cerrar una imagen convincente a la hora de manejar la pelota mejor que el adversario. Por lo menos, eso fue lo que se vio el sábado, aunque uno no puede dejar de reconocer que la jerarquía individual y la capacidad de los jugadores que tiene Mohamed del medio hacia atrás, permite suponer que no hay mayores razones para preocuparse.

Por todo esto, la columna de lo positivo supera ampliamente la de lo negativo. Colón tiene un técnico consolidado, capaz y muy querido por la hinchada; hay un respetable plantel con deseos de protagonismo y objetivos muy claros y terrenales. El año pasado, Mohamed hablaba de sacar 50 puntos en la temporada 2008-2009 para no sufrir en la tabla de promedios, y sacó 57 en la sumatoria de Apertura y Clausura. Hoy se piensa en la Copa Libertadores 2010, pero con esta crisis profunda de los grandes: ¿por qué no suponer que se puede pelear arriba otra vez, como ya ocurrió en el torneo pasado?

Ganó tranquilidad y sueños

Alejandro Capurro rechaza de cabeza ante la atenta mirada del Chino Garcé. Son dos integrantes de la columna vertebral sabalera.

Foto: Luis Cetraro

Con Méndez y Valentini

Hay buenas noticias por el lado de Rosario Central, el rival sabalero del sábado, ya que Jesús Méndez y Nahuel Valentini van a entrenarse con normalidad y tienen grandes chances de estar a disposición del cuerpo técnico para el choque del sábado, a las 16.10, ante Colón en el Gigante.

El caso de Méndez es el que ocupa el centro de atención. Es que el capitán canalla fue la figura del equipo en los primeros cotejos y debió salir por la fractura que sufrió en la zona intercostal frente a River.

Por su parte, Valentini viene recuperándose satisfactoriamente del desgarro en la planta del pie derecho, que lo tuvo a maltraer después del partido con Tigre.

La dirigencia sabalera evalúa el envío de micros a Rosario para alentar al equipo. Seguramente, una excelente cantidad de hinchas rojinegros acompañarán al equipo del Turco Mohamed.

60

puntos

Es lo que debiera ponerse como objetivo de mínima Colón en la pretensión de llegar a la Copa Libertadores. Con menos de 60 clasificaron los equipos que jugaron el repechaje (primera ronda) en otras ediciones. Tiene 42.