AL MARGEN DE LA CRÓNICA

Qué ves cuando me ves

Pocas veces las circunstancias de la realidad nos dan una oportunidad tan rica de poder liberar nuestra capacidad analítica y nos sorprenden con una multiplicidad de mensajes que apenas velan sus inclinaciones, poniendo al descubierto, casi sin tapujos, aquello que en otras oportunidades debía quizás reconstruirse luego de un atento examen.

El debate y ahora media sanción de la ley de medios audiovisuales ofrece un abanico imperdible de posibilidades interpretativas, que no sólo se detiene en el contenido de la propia norma (polémica sin dudas, porque interesa a la prensa y, por extensión, a la libertad de expresión, uno de los pilares fundamentales de la organización democrática) sino que se extiende -muchas veces superando a la ley misma- al tratamiento que los propios medios están realizando sobre este histórico hecho.

Más allá de lo que la nueva legislación modifique o no en referencia a la hasta ahora vigente, la cantidad y calidad de la información que se difunde en escasas ocasiones estuvo dividida en forma tan extrema: a favor o en contra, no hay punto medio en este momento decisivo. Así, si el medio es oficial o propiedad de un opositor o perteneciente a un multimedio o de una cooperativa independiente, la noticia parece ser radicalmente diferente en cada situación, y el desfile de entrevistados, titulares, zócalos televisivos, designaciones nominales para la ley, etc. se apartan sin rubor de cualquier pretensión de apariencia: hay una postura nítida que hace que se seleccione sólo cierta zona para ser iluminada.

Lo importante en este caso es que para el común de la gente se evidencia una cuestión primordial: la prensa es un actor más -y no poco importante-, por lo que su mirada, como la de cualquier otro, no es inocente. Esto no modifica el lugar esencial que ocupa, porque informa sobre situaciones que si no escaparían a nuestra percepción, porque investiga, porque revela particularidades que en caso contrario seguirían en la oscuridad... en síntesis, es un protagonista insustituible de la sociedad.

Pero los medios no sólo informan, sino que forman opinión, y en este sentido es clave entonces tener presente, en todo momento, que no muestran la realidad, sino que ofrecen su observación sobre la misma, una más entre tantas. Y pocas veces como hoy la historia nos permite notar esto en forma tan evidente. Ver las cosas tal cual son. Sin velos que nublen los ojos.