Al margen de la crónica

Acciones que dejan huellas

La basura es un verdadero problema que ya afecta a pueblos y ciudades de la provincia, pero afortunadamente existe conciencia como comenzar a tomar medidas para disminuir el impacto de esta problemática.

Éste es el caso de San Jerónimo Norte y la iniciativa tiene un valor significativo porque nace desde el quehacer educativo de la propia localidad y así las herramientas para llegar a concientizar al entorno familiar tienen un alto índice de éxito.

Desde hace más de una década, el colegio San José Nº 1008 de San Jerónimo Norte realiza una silenciosa pero efectiva labor que pretende elevar la calidad de vida de este pueblo valesano de 7 mil habitantes, fundado por Ricardo Foster hace 151 años.

Todo comenzó con una huerta y residuos orgánicos, incorporándose luego la recolección y reciclado de plásticos, campañas de papel y reciclado; plantas aromáticas, flores, cartón, pilas y ahora también incorporaron la plantación de árboles.

Es elogiable la sintonía que existe entre docentes, alumnos y el equipo de colaboradores para llevar adelanto este proyecto de educación ambiental.

Hace cuatro años, colocaron en el predio escolar contenedores para botellas plásticas -separan las tapitas- y las clasifican de acuerdo con los colores; luego por medio de una prensa preparan los fardos que envían a una empresa paranaense, donde los canjean por juegos para el parque, cestos y bancos.

La movida fue sufriendo modificaciones y ampliaciones a lo largo de su puesta en marcha, fruto de las permanentes evaluaciones que se realizan entre todos los estamentos del colegio.

Desde la dirección de la escuela, aseguran que la vigencia del proyecto demuestra que “no es un mero discurso” y que trabajan desde una modesta realidad escolar en beneficio de San Jerónimo Norte, evidenciándose que aún desde pequeñas acciones se pueden cambiar conductas.