Voz de radio

TEXTOS FLORENCIA ARRI FOTO LUIS CETRARO

COMUNICAR. “La palabra fue siempre en mí una cuestión latente. De muy chiquita estudié declamación en el conservatorio Williams, con la profesora Delia Beatriz Brunetti, y creo que ahí perdí el miedo, la timidez... Fui desde los tres años y medio porque mi mamá estaba desesperada porque hablaba muy mal. Ella era una amante de la poesía y pensó que era una manera de corregir mi forma de hablar. Así fue como empecé a estudiar declamación a los tres años, gané el premio Williams dos años consecutivos, y me empezó a encantar la comunicación por esa energía que se siente de quien está del otro lado”.

LA PALABRA. “Me gusta hablar con la gente, no entiendo cómo hay quienes no pueden hablar con sus hijos o con su familia, o cómo se puede no hablar con un chico que delinque o se droga y hacerlo cambiar... Creo que la palabra que se dice con afecto, amor y sustento, puede salvar vidas. Los seres humanos nos estamos olvidando de usar bien la palabra. Los medios debemos prestar atención a la familia que está en crisis. Si no la salvamos habremos matado al ser humano. Todos los días trato de hacerlo desde el lugar que me toca ocupar. Los medios tenemos que salir a defender la familia”.

“TIEMPO DE ABUELOS” “Es un programa muy específico porque los mayores tienen un rol muy importante en la sociedad, que no es otro de tratar de salvar la familia rescatando los valores perdidos, aquellos que ellos mismos nos inculcaron. El sector pasivo está siendo totalmente discriminado, desde los ochocientos pesos que cobra y que no le permiten mantener la casa que logró con 40 años de sacrificio y trabajo, al trato diario. Al viejo lo están segregando, apartando del mundo. Estamos matando a nuestros abuelos. La experiencia y la sabiduría no se pueden discriminar, y estamos discriminándolos, sin amor. En la vejez las urgencias son más urgentes, de allí la extrema necesidad”.

“DEL MISMO MODO”. Nunca dormí la siesta, por eso ahora me inventé un trabajo a la siesta, para acompañar al oyente en su momento de descanso, porque la siesta es distensión aún para quienes eligen no dormir o deben trabajar. Toma su nombre del propósito de hablarle al oyente de igual a igual, del mismo modo. En mi vida es algo nuevo conducir un programa de dos horas diarias con un panorama más amplio al que estaba habituada, una audiencia más heterogénea. Es mi nuevo desafío, recién está acomodando su perfil. Estoy muy ligada a mi programa de domingo en la emisora y al de lo sábados en Cablevisión porque desde hace décadas me dirijo a una franja específica, a los abuelos, mis mayores. ‘De igual a igual’ surgió muy rápido, porque en la radio quedó este espacio vacío y decidimos presentar nuestra propuesta. Queremos hacer un programa interesante que vaya en busca de todas las voces: desde el médico al sepulturero, del que cuida coches al canillita y el albañil; las voces que nadie escucha y que tienen una buena historia de vida para contar. Es un lindo proyecto que llevamos adelante con Pipi Borlle y “Carli’ Larriera (h), de TIP Negocios Publicitarios. Ahora, en ‘Del mismo modo’ tal vez me escucha gente que nunca antes me había escuchado. Ojalá podamos lograr un ida y vuelta como con los abuelos”.

UN CAMBIO. “El programa cambió mi vida radicalmente. Antes llegaba la noche y me reunía con amigos o miraba televisión, ahora no puedo hacer otra cosa que ocuparme del programa, escuchar música y seleccionar contenidos... Trato de poner lo que me gusta a mí, soy un poco egoísta en ese sentido -lo reconozco- pero también me parece lo mejor. Leo los diarios para saber cuáles son los temas principales de la jornada e informarme también en el deporte. Hacer un programa diario implica un ritmo propio, te cambia la vida radicalmente pero me gusta, me pone feliz. En un momento en que estaba un poco bajoneada, ‘Del mismo modo’ fue una inyección de vida, un motorcito. Siento que con este programa nació una nueva Graciela; estoy aferradísima a mi trabajo; es el niñito mimado que cuido todos los días”.

AMIGOS DE RADIO. “La radio ocupa un lugar muy lindo en mí: cuando era chiquita, con mi hermano por la siesta armábamos un teléfono con hilo y dos tarritos y jugábamos a la radio. Desde hace años es mi trabajo pero también es magia: establecés una amistad con quienes están del otro lado. Los llamo ‘los amigos sin rostro’ pero son amigos porque te hablan, que están en contacto. Es más probable que sepan todo de mí a que yo sepa algo de ellos, pero es gente que aún sin conocerte te está apuntalando, te quiere o te odia”.

GRACIELA. “Me considero una buena persona; tuve una muy buena cuna. Le debo lo que soy a mis viejos y también a amigos que me acompañan desde hace mucho tiempo. Tengo una familia: tíos y primos con quienes nos queremos mucho y un hermano de fierro, con una cuñada que es mi hermana y dos sobrinos que son mi sol, luna y estrellas; no tengo hijos pero sí a ellos. Por eso, todos los días antes de acostarme le pido a Dios que me de un día más por vivir; lo juro. Nunca dejo de hacerlo. Al abrir los ojos en la mañana, le dijo ‘gracias Dios, todavía estoy viva, puedo seguir haciendo cosas”.

PROGRAMAS

Es la voz de “Del mismo modo”, programa que se emite de lunes a viernes, de 14 a 16, por LT 9 Radio Brigadier Estanislao López, en el AM 1150 del dial. En la misma emisora, desde hace más de dos décadas conduce “Tiempo de abuelos” (domingos, de 7 a 8), que también llevó a la pantalla chica: desde hace 13 años, también se emite los sábados por Cablevisión.

DEFINICIÓN

En sus palabras, en todos los formatos “me gusta llegar al corazón de la gente. Soy como soy, simple y sencilla, de Barrio Roma donde vivo a mucha honra desde hace 56 años. Amo a la gente de mi barrio, puedo salir en ruleros y chancletas a charlar con mi vecino de enfrente o con el mate en la mano... Me gusta la vida sencilla, el lenguaje sencillo que entiende la gente y no el que se debe decodificar con diccionario en mano. Creo que tuve unos padres divinos que hicieron que tenga una buena cuna, y trato en la medida de lo posible de hacerle un bien a los demás; con una palabra o un gesto. No le deseo el mal a nadie, y si bien no pretendo que me quieran al menos sí que no me odien”.

así soy yo