Moda con pasado, presente y futuro Telares de Entre Ríos

Moda con pasado, presente y futuro

Las nuevas mantas y chales son el resultado de la conexión entre factura artesanal, materiales nobles y diseño actual. Una opción que llega de la mano de diseñadores con identidad que valoran lo genuino, en contraposición a la producción globalizada actual.

TEXTOS GEORGINA LACUBE

Según una investigación realizada por el laboratorio de tendencia que asesora a gente de todo el mundo de manera online, Stylesight, el consumo de moda será más inteligente en todo el mundo y en los próximos años será una realidad vestirse con prendas clásicas y de buena calidad. La vuelta a los orígenes, a rescatar la esencia cultural de cada país, de cada región y de cada ciudad, es y será el desafío de los fashion designer.

En nuestro país abundan los ejemplos de quienes se unen a la consigna creando diseños en sus tierras y rescatando las tradiciones transmitidas de generación en generación. Eso sí, reinventándolas para conseguir piezas tan modernas como urbanas.

Algunos de los protagonistas nos cuentan cómo, a su manera, aportan una bocanada de aire a la moda regional.

Modernizando el estilo tradicional

L&R handcraft es una marca que sofistica técnicas artesanales clásicas apostando a un concepto de diseño contemporáneo y sustentable. Sus dueñas, Laura Melhem y Rocío Panelo, fusionan historia y actualidad empleando tejido hecho en telares de madera del norte de nuestro país, a los que agregan color, siempre con un teñido natural, logrados a partir de verduras regionales, como yerba, remolacha y calabaza.

Para el invierno, colores sobrios, y para el verano, los pasteles. “En el caso de las mantas, lo que más nos importa es que sean de buena calidad, que la lana sea auténtica, hecha en Argentina y por manos artesanas que aman su oficio”.

Tanto cautivan estos productos que exportan a Europa, Estados Unidos y Uruguay. “Hay una tendencia mundial de la gente a volver a conectarse con lo humano. Los objetos que remiten a esto incluyen textura, utilidad y producción artesanal. Se busca calidez entre tanta tecnología propia de un mundo acelerado”, opinan.

Ofrecen mantas y chales con precios que van desde los $145 a $430.

La Meca

Belén no sólo es una ciudad de Catamarca, es la cuna del tejido y ahí se encuentra la familia Avar Saracho y su arte ancestral. Son productores textiles desde hace casi 10 años y cuentan con un equipo de más de 100 artesanos calificados que producen piezas únicas. El fuerte es el hilado manual con calidad de exportación y los tejidos en telar criollo (“el mismo que se utiliza en América desde hace 400 años”) en lana de oveja y de llama. Para hilar también recurren al huso y al tortero.

Tiñen con pigmentos industriales y con fibras vegetales: yerba, corteza de algarrobo y cáscara de nogal, por citar algunas. La fusión con otras texturas, como la gasa, es uno de los recursos para modernizar estos diseños étnicos contemporáneos. Ponchos de guarda atada o de alpaca símil vicuña, chales y chalinas triangulares, sacos de oveja, ruanas de llama de hilado fino y grueso, y gorros son algunos de las productos que integran su variado catálogo. ¿Los precios? Desde los $150 en adelante.

Inmortales y nobles

Los telares, aún en el siglo XXI, son la herramienta preferida de muchos tejedores de nuestro país. Para conocer esta actividad charlamos con los responsables de Telares Chaqaymanta, una empresa manejada por estudiantes de Comunicación y Arte que prefieren mantenerse en el anonimato.

- ¿Cómo y cuándo surgió la marca?

- Nuestro proyecto de elaboración de telares comenzó en el verano de 2007, interesados en la investigación e incursión de las diferentes técnicas de tejido. En ese momento, creímos que lo más indicado era armar nuestro propio telar, ya que contábamos con las herramientas necesarias, y de esa forma podríamos hacerlo a nuestro gusto. Cuando finalizamos el primero, contamos con los consejos y la colaboración de profesores y tejedores de años para mejorarlo y llegar a tener un telar con todo lo que creíamos necesario.

Al poco tiempo, algunos amigos y profesores nos pidieron que creáramos para ellos, y así nació Telares Chaqaymanta. Utilizamos la lengua quechua para nuestra identidad en honor a los pueblos originarios de América Latina que han demostrado, y demuestran día a día, que son verdaderos artistas textiles.

- ¿Siglo XXI y se siguen fabricando telares?

- A pesar de que en la revolución industrial se inventaron los telares automáticos, nunca se eliminó completamente la utilización de los manuales. Creemos que por varios motivos: por un lado, la importancia cultural que tienen los tejidos artesanales para muchas culturas a lo largo de todo el mundo, y por otro, que dan vida a creaciones únicas que, de acuerdo a los diferentes avatares históricos, cobran mayor o menor relevancia.

Pensando puntualmente en la fabricación de estas herramientas, las diferentes culturas fueron adaptando sus telares en relación a los cambios que su cotidianeidad sufría, como la transformación de pueblos en ciudades, el avance de la división del trabajo e incluso las colonizaciones sufridas, entre otros.

En la actualidad encontramos telares tradicionales que circulan masivamente, como el mapuche (por citar alguno), pero también podemos encontrarnos con telares de cuadros y el llamado “María”. Cabe destacar que esta herramienta puede ser considerada para el esparcimiento, pero en muchos casos es un medio de vida. Esta última razón es la que marca la subsistencia de la fabricación de telares.

- ¿En la actualidad cuenta con alguna tecnología adicional o sigue manteniendo su esencia manual?

- Exceptuando el telar automático, el paso de los años contribuyó a la inclusión de modificaciones para hacer más rápido y ágil el tejido, como es el caso de la lanzadera. Cabe aclarar que los pueblos originarios siguen manteniendo sus técnicas de tejido con sus telares (como el de cintura o el mencionado mapuche).

- ¿Qué requisitos debe reunir un telar para ser un buen telar?

- Aunque existen muchísimas técnicas de tejido y un número similar de telares para realizarlas, creemos que en cualquiera de estos casos es esencial la utilización de maderas realmente secas y bien lijadas, permitiendo la durabilidad del telar, sin que la lana se enganche y rompa en algún sector mal lijado.

- ¿Quiénes pueden trabajar con un telar?

- No existen limitaciones para aprender a tejer, la edad no importa, el sexo menos, sólo hacen falta ganas de investigar las técnicas y de jugar con las tramas.

En muchos casos hay personas que eligen ser autodidactas y seguir su instinto, y otros buscan el apoyo de profesores idóneos en la materia.

Si pensáramos en algo que no puede faltar a la hora de tejer es la imaginación, ya que una vez adquirida la técnica no hay límites para crear.

- ¿Cómo ven el futuro de esta herramienta? Según su experiencia, ¿aumentó o disminuyó el uso del telar?

- En la actualidad muchas personas utilizan el telar como un punto de escape y de relajación, para salir por un momento de la vorágine cotidiana. Otros, en cambio, lo ven como una posibilidad laboral.

Debido a los cambios que se realizaron en modelos tradicionales, o que se los tomó como base para realizar modelos más cómodos a la hora de utilizarlos en el hogar, cada vez son más las personas que incursionan en esta actividad.

Telares de Entre Ríos

Cuenta la historia que a los soldados de Ramírez se los llamaba los panzaverde al arrastrarse por el pasto con una faja blanca que se les teñía en ese color. Hoy ese calificativo es el nombre de un emprendimiento argentino dedicado a producir textiles hechos a mano: Panzaverde.

Con base en Colonia San José, Entre Ríos, la marca está comprometida con la idea de devolverle la vida a esos telares y al arte que en ellos se produce. Trabajan con fibras naturales, lana de oveja, llama, algodón y, seda natural, a las que les imprimen su sello recurriendo a bordados, aplicaciones y terminaciones en cuero, piel y asta, pompones y teñidos artesanales. Sus creaciones incluyen desde mantas y chales con bolsillos, hasta capas tan prácticas como cómodas. Por eso les incluyeron ojales, que funcionan como mangas y se vuelven tapados según el uso que se les quiera dar.

Los precios varían en función del producto, desde $120 a $550.

El secreto de su éxito: “mucho cuidado y dedicación, buen hilado y lavado de la lana y del algodón, tejido impecable cuidando mucho los bordes y las terminaciones y, por supuesto, sello propio”, afirma Sofía Maxit.

missing image file

Telares de Chaqaymanta, un grupo de estudiantes de Comunicación y Arte que crearon un emprendimiento artesanal.

+ información

EN LA WEB

www.panzaverdeonline.com

www.lrhandcraft.com

www.avarsaracho.com

www.telareschaqaymanta.com.ar

missing image file

Panzaverde es un emprendimiento familiar que surgió en una pequeña comunidad entrerriana.

missing image file
missing image file