La Argentina se quedó sin voz

De la redacción de El Litoral Télam-EFE

(Viene de Página 21)

Tampoco dejó de parar la oreja a las nuevas expresiones del folclore y, por ello, registró obras de incipientes creadores como Víctor Heredia, Teresa Parodi, Antonio Tarragó Ros, Raúl Carnota y Peteco Carabajal, entre otros.

Con el mismo espíritu abierto y audaz, no tuvo reparos en acercarse a artistas del rock local (como los ya citados Gieco y García, pero también a Luis Alberto Spinetta, Fito Páez, Pedro Aznar, Gustavo Santaolalla, Alejandro Lerner y David Lebón) a los que además integró a espectáculos y placas que ganaron reconocimiento en gran parte del planeta.

Con los grandes

Esa gran presencia en los tablados del mundo, le permitió ser convocada por grandes de la talla de Luciano Pavarotti, Sting, Lucio Dalla, Nana Mouskouri, Tania Libertad, Joan Báez, Andrea Bocelli, Silvio Rodríguez, Alfredo Kraus, Pablo Milanés, Milton Nascimento, Caetano Veloso, Chico Buarque, Gal Costa, Nilda Fernández, Pata Negra, David Broza, Luz Casal, Cecilia Todd e Ismael Serrano.

De la mano de ese trabajo constante y consecuente fue justamente considerada una suerte de embajadora de la canción argentina que no cejó en esa tarea ni en estos últimos años cuando su salud empezó a mostrar cierto agotamiento.

Aún así, en 2005 y bajo la batuta de Chango Farías Gómez, protagonizó el magnífico álbum “Corazón libre” que, a partir de la canción de Rafael Amor, entregó un valioso testimonio de la canción actual.

Duende Garnica, Demi Carabajal, Jorge Fandermole, el dúo Orozco-Barrientos, Coqui Sosa, Marcelo Perea y Alberto Rojo son algunos de los nuevos creadores que, como tantos otros cantantes y músicos, pueden dar cuenta de esa práctica integradora y multiplicadora encarnada por Mercedes.

Como una metáfora de su vida y de su obra, la canción nacional la compartió con Franco Luciani, Tilín Orozco, Alberto Rojo, Motta Luna, Sebastián Garay, María Eugenia Fernández, Fernando Barrientos, Bruno Arias, Jesús Hidalgo, Bebe Ponti y Duende Garnica.

Extensa carrera

Haydée Mercedes Sosa nació en San Miguel de Tucumán en un hogar humilde. De esos años, viene su apego por las expresiones artísticas populares. Recién salida de la adolescencia, le gustaba bailar y enseñaba danzas folclóricas. También cantaba.

En octubre de 1950, quinceañera, empujada por el entusiasmo de un grupo de amigas inseparables, se animó a participar en un certamen radial organizado por LV12 de Tucumán. Oculta tras el seudónimo de Gladys Osorio, su incipiente calidad como cantante la hizo triunfar en un concurso cuyo premio era un contrato por dos meses de actuación en la emisora.

Mercedes se formó estéticamente dentro del Movimiento del Nuevo Cancionero, una corriente renovadora del folclore, surgida en la provincia de Mendoza y que compartió con Armando Tejada Gómez, su esposo Manuel Oscar Matus y Tito Francia.

Ramírez y Luna

Cuando Ariel Ramírez y Félix Luna le propusieron grabar “Mujeres Argentinas” (1969), el país estaba viviendo bajo el peso de un régimen militar y las canciones de Sosa no se podían difundir por Radio Nacional. En 2000, finalizó un proyecto largamente anhelado: la interpretación y grabación de la “Misa Criolla”, de los mismos autores: para muchos la obra cumbre del folclore argentino.

Homenaje previsto

En la próxima edición del Festival de Cosquín (50 años) estaba programada una noche de “tributo” a la artista con la participación de artistas considerados ahijados de la “Negra” como Víctor Heredia, León Gieco, Alberto Rojo, Pocho Sosa, el Dúo Orozco-Barrientos y sus sobrinos Claudio y Coqui Sosa, entre otros.

Su último trabajo

“Cantora” es el disco doble de duetos que estrenó Sosa en este último tiempo, producido por Popi Spatocco, músico que la acompaña desde hace años. Dentro de una lujosa producción, se entrevera con ilustres y no tanto, logrando algunas propuestas especialmente originales.

Los duetos con Joan Manuel Serrat (“Aquellas pequeñas cosas”), Caetano Veloso (“Corazón vagabundo”) y Shakira (“La maza”, de Silvio Rodríguez) apuntan a la historia grande de la música popular hispanoamericana: son temas que funcionan como hitos extramusicales.

Hitos que en el disco conviven con algunas versiones que, en los pliegues, desde un perfil algo más bajo, sorprenden por su calidad: entre ellas, “Pájaro de rodillas” (Zitarrosa) junto con la gran Nacha Roldán, “Romance de la luna tucumana” (poema de Yupanqui musicalizado por Pedro Aznar) con Juan Quintero y Luna Monti y “Zamba de los adioses” (de Tejada Gómez y Tito Francia) con el Dúo Nuevo Cuyo.

Pero quizás la versión que más llamó la atención fue la de “Canción para un niño en la calle” (Armando Tejada Gómez - Ángel Ritro) junto a Calle 13, en una fusión con el rap latino que inunda las calles latinoamericanas. Otros participantes ilustres fueron Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati, Charly García y Joaquín Sabina.

Fabián Matus, hijo de la artista, declaró que si bien su madre había disfrutado mucho del resultado de este trabajo, estaba triste porque su frágil salud le impidió lanzarlo formalmente.

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La última visita de la gran cantante a la ciudad de Santa Fe se registró en diciembre de 2007.

Foto: Flavio Raina