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“Sandro, el fuego eterno”

“Sandro inventó el rock and roll argentino”, asevera Mariano del Mazo. “Su compromiso con el rock fue absoluto. Fue el primer cantante en traer noticias de la obra de Los Beatles y de Bob Dylan, y el primero en grabar sus canciones casi en simultáneo con las ediciones originales de los Estados Unidos y Gran Bretaña”. Fue el tiempo en que de la engominada tanguera se pasó al jopo desafiante.

Roberto Sánchez nació el 19 de agosto de 1945; el nombre con que se haría famoso responde a uno muy común en uno de los países de los ancestros familiares, Hungría: Sandor. Debutó a los 13 años, como él mismo testimonia: “Fue un 9 de julio, durante un acto patrio del colegio República del Brasil. Con un compañero hicimos una parodia de una entrevista entre Blackie y Elvis Presley. Primero hacíamos una sanata en inglés como si fuera una entrevista, y después yo cantaba haciendo fonomímica, play back, dos temas de Elvis de los viejos discos de pasta, mientras detrás de mí salían a bailar grupos de pibas y muchachos. Tenía el jopo y las patillas pintadas con corcho quemado. Con el primer número no hubo problemas. Pero el segundo, al disc jockey se le cayó el disco. Nos quedamos todos paralizados. ¿Y ahora qué hacemos?’ Era Hotel de corazones solitarios. Me largué a cantar a capella imitando al maestro, porque sabía la letra al dedillo. Fue un exitazo. Salí a bailar con las pibas más lindas de la noche, y me dije: “Esto es lo mío’ ”.

En pocos años, este muchacho crecido en un inquilinato de Valentín Alsina conquistó el éxito en toda Latinoamérica. Y en 2004 todavía estrenaba un espectáculo (“La profecía”) y sacaba un disco (“Amor gitano”), y en cada cumpleaños y ante cada padecimiento físico mantiene en vilo a miles de fans, especialmente a mujeres apasionadas.

En “Sandro, el fuego eterno”, Del Mazo compone una biografía ágil y llena de testimonios del cantante, con fotos y un detallado apéndice con la discografía, filmografía y una cronología histórica que ubica vida y actuaciones de Sandro en el contexto de la historia nacional y mundial. Un retrato certero de este artista que cifra cualidades genuinas y valiosas de nuestra cultura nacional. “Una veintena de canciones memorables que flotan en el viento y el artificio de un hechicero genial”. Publicó Aguilar.