Ganaderos y perdedores

Los ganadores del modelo K

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Perdemos por goleada. Hoy nuestros competidores, Brasil, Uruguay y Paraguay tal vez con menor calidad de carnes que la nuestra, pero con mercados parecidos, le posibilitan al productor tener precios hasta un 40% en dólares más altos que los nuestros.

Foto: Federico Aguer

El reconocido veterinario de dilatada trayectoria en la función privada y pública, traza un panorama sobre el plan K para nuestra ganadería.

 

Méd. Vet. Daniel Costamagna

Días pasados leyendo una nota del diario La Nación de un reconocido periodista, en una mezcla de indignación e impotencia sentí la necesidad de expresar lo que se padece en un marco donde la incertidumbre, el desestímulo y la confusión pareciera ser moneda corriente. La estrategia percibo a mi modesto entender, parece querer desintegrar la histórica, emblemática y eficiente ganadería argentina.

Desde mis tiempos de estudiante y luego de más de 30 años de trabajar en el sector ganadero, como productor, asesor y también desde la función pública y gremial; sentí el compromiso y también creo, el deber, de expresar, lo que yo creo es el mayor catálogo de errores y de daños a que se ha expuesto a la ganadería en nuestro país.

Todos estos años me han permitido estar en contacto con muchos productores y empresarios de la carne, me ha tocado, aquí y en el exterior, escuchar las bondades nutricionales, sanitarias y genéticas de nuestros productos cárnicos.

Hemos caminado muchos potreros, recorrido muchos frigoríficos, asistido a ferias y exposiciones desarrollando en forma conjunta con los “verdaderos y conocedores actores” trabajos y porque no políticas para apuntalar y fortalecer a esto que tanto queremos.

Santa Fe es grande por muchas razones, una de ellas es su ganadería, en todos sus eslabones y componentes. Hay una verdadera vocación y cariño hacia la vaca.

En primer lugar, “no digo que no debieran existir los feed lot”, se intenta premiar el engorde a corral con miles de pesos en “subsidios” hoy cuestionados, se induce a producir justamente lo que el mundo no nos demanda, hoy reemplazado, por cuestiones de salud y otras tantas, por carnes magras provenientes de distintas especies.

Olvidados

La ganadería pastoril en cambio, pareciera omitirse u olvidarse. Eficiente, reconocida en los mercados más exigentes, irremplazable en lo productivo y en lo social en muchas zonas de nuestra provincia y del país, da la sensación que no es tenida en cuenta.

Es nuestra fábrica de terneros, es el manejo del monte, de las pasturas, de la alfalfa, es el equilibrio ambiental, la diversidad, la rotación agrícola ganadera y el crecimiento de los pequeños pueblos por ejemplo de nuestro centro norte santafesino.

Otro punto preocupante, en lo que hace a la estratificación del sector, es la enorme transferencia de ganado que ha existido desde el pequeño y mediano ganadero en este ultimo tiempo.

Un día hablando con un ex funcionario nacional me decía que lo importante es que las vacas estaban, no quien las tenía...y que eso aseguraba el abastecimiento.

¡Que lejos está eso de la profundización de la estructura productiva y social de nuestro país, de la necesidad del desarrollo armónico, del que “el productor viva en el lugar donde produce, de la consolidación de esa red productiva que es la que permite el desarrollo de un país!

Tal vez pensando en esa “oligarquía ganadera” que se suponía existir y que en esa lectura no era bueno; con el desestímulo y el marco que se creó, se llevó “puesto” al productor chico, a la mediana empresa familiar, al que durante toda su vida y de generación en generación estuvo “apostando a la vaca” y poniendo un grano de arena para que se generen miles de puestos de trabajo y que nuestras carnes sean reconocidas en las góndolas más exigentes.

Caminos

Se equivocó el camino, hoy los dueños de las vacas son menos y tienen más, se lo maltrató al ganadero, tenía que pedir por favor que le carguen sus novillos gordos y se lo paguen al precio del osobuco, se regaló, clima mediante, la vaca de refugo.

Cuando vuelva la bonanza, si es que dejan que vuelva, va a quedar poco por vender. Se alquilaron miles de hectáreas a los más grandes, se hizo más soja, se abandonaron mangas y corrales, crecieron las taperas, no se hicieron más alambrados ni se repararon molinos. Pero lo más triste es que también creció la pobreza.

No se miró el otro camino, la acertada, consensuada y hablada estrategia de exportar lo que afuera tiene alto precio, para de ese modo poder mantener los cortes más populares a costos accesibles para los argentinos.

Incentivar la producción de novillos pesados, inducir a la incorporación de tecnologías de manejo sanitario, nutricional y genético pareció innecesario, la energía se utilizó en la confrontación y no en la construcción.

Hoy nuestros competidores, Brasil, Uruguay y Paraguay tal vez con menor calidad de carnes que la nuestra, pero con mercados parecidos, le posibilitan al productor tener precios hasta un 40% en dólares más altos que los nuestros, sin que ello signifique elevar los costos de la carne en el mercado interno.

Es cierto, hoy, la carne está barata, lo que no se sabe o no se dice, o lo que es peor aún, solo el ganadero lo dice, es que por este camino algún día la cuenta va a llegar, hasta hoy el que la pagó fue el pequeño y mediano productor.

Tal vez la utopía de una ganadería grande y eficiente vuelva a tener que esperar.

Cuando vuelva la bonanza, si es que dejan que vuelva, va a quedar poco por vender. Se alquilaron miles de hectáreas a los más grandes, se hizo más soja, se abandonaron mangas y corrales, crecieron las taperas.

/// en relación

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Consensos

En cualquier país que aspire a crecer, se trabaja codo a codo, gobierno y empresarios, productores y frigoríficos, comerciantes y consumidores, se es solidario, se trabaja para el crecimiento de toda la cadena, se generan las mesas de diálogo y consenso, se trazan objetivos y metas, se evalúa la rentabilidad de todo el sector, sin vacas no hay frigoríficos, sin carne no hay exportaciones ni se alimentan nuestros niños. Sinceramente creo que en este esquema no hay ganadores, algunos ya perdieron, otros están en camino y el país va a tardar años en recuperar a pleno al sector.

“Es cierto, hoy, la carne está barata, lo que no se sabe o no se dice, o lo que es peor aún, solo el ganadero lo dice, es que por este camino algún día la cuenta va a llegar, hasta hoy el que la pagó fue el pequeño y mediano productor”.

DANIEL COSTAMAGNA