EL BESO DE LA MUJER ARAÑA
El encuentro de dos mundos
Así definieron Martín Urbaneja y Humberto Tortonese a la obra de Manuel Puig que presentarán mañana, en ATE Casa España.
De la redacción de El Litoral
Una puesta que “poco tiene que ver con la película de Héctor Babenco y menos con el musical que interpretó Valeria Lynch”. Con estas palabras, Humberto Tortonese definió “El beso de la mujer araña”, la obra que interpretará junto a Martín Urbaneja mañana en Santa Fe.
Se trata de una versión que subirá a escena, a las 21.30, en ATE Casa España (Rivadavia 2871), para narrar la historia de dos convictos que comparten celda durante la última dictadura militar. Uno es un militante (Urbaneja) de una organización revolucionaria, mientras que Molina (Tortonese) es un homosexual que fue acusado de corrupción de menores. La historia se desarrolla en la misma celda donde están detenidos y comparten además una compleja relación, alimentada por historias del cine y la fantasía, que los llevará a explorar los límites de los roles y las convenciones sociales.
Hacer sin pedir
En declaraciones a la prensa, Tortonese contó que, en su encuentro con la obra, “me la leí toda de un tirón. Es genial. Lo que más me gusta es la situación de esa loca contando historias...”, opinó sobre Molina, el personaje al que da vida en escena. Más allá de su encuadre, contó que “El beso de la mujer araña” despertó su interés, porque “los personajes son lindos, por más que mucha gente diga que quedan antiguos, porque es una obra cuyo tema puede vincularse a los años setenta. Lo veo más como una relación entre dos seres que se encuentran y que tal vez fuera de la cárcel, no se hubiesen encontrado”.
Martín Urbaneja, en otra entrevista, coincidió en que la puesta es “el encuentro de dos mundos diferentes. De lo que Puig habla es nada más y nada menos que del poder hacer algo por el otro sin pedir nada a cambio”.
Lo que ponen en escena, según Urbaneja, “es la adaptación que el propio Manuel Puig hizo de su libro, ya que no le gustó ni la película ni el musical que habían hecho”.
Lejos del rol que le vimos interpretar el año pasado, en “La voz humana”, esta vez Humberto interpreta “a un pobre tipo, es una loca, un homosexual que no entró a la cárcel por corrupción de menores sino que, pienso, entró porque se acostó con uno que en lugar de 18 tenía 17 y la madre lo denunció. Molina vive al lado de su madre, con una vida de soñador y con las películas se escapa del mundo. En esa parte soñadora tiene algo de mí. Me gusta contar un texto. Eso lo hacíamos en las poesías con Urdapilleta y Batato en el Parakultural. Esto es lo mismo. Me gusta la locura de Puig, hubiese sido su amigo, como de Cocteau. Me parecen seres fabulosos y divertidos”.