al margen de la crónica

Una mirada excepcional

A Michael Mann le debemos algunas de las imágenes más poderosas del cine en las últimas dos décadas. La gélida mirada de Brian Cox en “Manhunter”; la maratónica epopeya de Daniel Day Lewis para rescatar a Madeleine Stowe en “El último de los mohicanos”; el intenso duelo entre Al Pacino y Robert De Niro en “Fuego contra fuego”; los dudas expresadas en los ojos de Russell Crowe en “El dilema” y el sangriento viaje en taxi emprendido por el asesino interpretado por Tom Cruise en “Collateral” son muestras elocuentes del talento de este director.

Sus películas ofrecen una característica inusual: logran alternar con soltura y sobriedad escenas de acción con otras que logran conectar al espectador con los sentimientos internos de los personajes. A la vez, es fácilmente reconocible su “marca registrada” detrás de las cámaras a través de pautas visuales que permiten verificar una unidad en toda su producción, más allá de ciertas excepciones.

Así como en los trabajos de John Boorman (realizador de clásicos como “Defensa” y “La selva esmeralda”), el estudio se centra en la relación del hombre con la naturaleza y su impacto, el cine de Mann se ubicaría en las antípodas: en la mayoría de sus obras es la gran ciudad la que ocupa un lugar preponderante, con sus atmósferas y personajes.

Con más de sesenta años, Mann sigue trabajando mucho. Hace poco se estrenó su trabajo “Enemigos públicos”, con dos actores de jerarquía como Johnny Depp y Christian Bale, basada en la captura del legendario ladrón norteamericano John Dillinger. Y su próxima apuesta (con estreno fijado para el año que viene) es “Frankie Machine”, sobre un asesino a sueldo, donde volverá a coincidir con Robert De Niro. En las insípidas llanuras de las carteleras actuales, siempre es bueno esperar “lo último” de un director de esta talla.