“Diabólica tentación”

El lado oscuro no usa corpiño

El lado oscuro no usa corpiño

Megan Fox demuestra con su sola presencia que “el infierno es una chica adolescente”.

Foto: Gentileza Twentieth Century Fox

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Desde que se alzó con el Oscar por “La joven vida de Juno”, hay una idea de cine que se asocia a Diablo Cody; desde que saltó a las abultadas taquillas con “Transformers”, hay otra idea de cine que se asocia con Megan Fox; esta diferencia se da hasta en las bandas sonoras (piénsese en los gustos de Juno y en la industria de las bandas sonoras de los tanques hollywoodenses). ¿Pero qué puede pasar si estos mundos colisionan? Al parecer, siempre hay gente dispuesta al experimento: aquí está “Diabólica tentación” (“Jennifer’s Body”).

En la década del 80, la saga de “Prom Night” mezcló terror y humor en un contexto de secundaria, a través de Mary Lou Maloney, la chica muerta que cobraba venganza y quería llevarse enamorados al infierno. En 1992, cuando los 80 todavía no se habían ido del todo, Joss Whedon quiso combinar vampirismo y cultura adolescentes en una película que no tendría demasiado éxito pero que fundaría una franquicia legendaria: “Buffy la Cazavampiros”, con Kristy Swanson en la piel de la heroína.

Pero el tiempo ha pasado, los adolescentes son otros porque el contexto es otro: la sexualidad y las relaciones amorosas ya no se encaran de la misma manera en que lo hacían en los filmes de John Hughes (como “La chica de rosa”, por ejemplo). Y nadie mejor que Cody para ponerle palabras ácidas al desprejuiciado y fulgurante cuerpo de Fox: si una demostró que podía empatizar con las grandezas y miserias de la joven generación estadounidense, la otra se consagró como el ícono sexual de la misma.

La víctima equivocada

Jennifer (Megan Fox) es una deseada porrista de una secundaria de un pequeño pueblo llamado La Caldera del Diablo. Su mejor amiga desde la infancia es Needy (Amanda Seyfried), hoy devenida en su opuesto complementario: integrante de la banda, con anteojos, enamorada de su novio Chip (Johnny Simmons), nadie la pensaría en la misma foto que la depredadora sexual con la que se crió. Será justamente Needy, quien, desde el oscuro presente, relatará la historia.

Justamente, la liberalidad sexual es la clave de la historia. Una mentira sobre la virginidad de Jennifer hará fracasar un ritual demoníaco, lo que la convertirá en un ser deseoso de sangre. Así, lo que comenzó como una salida a un concierto de rock en una taberna de mala muerte se convertirá en una seguidilla de tragedias, asesinatos y vómitos negros (quizá un aporte del terror nipón que gusta en estos tiempos).

Como en las buenas películas del género, la chica desvalida tendrá que devenir en heroína y salvar la jornada, mientras que el “macho protector” se afirma en el lugar de víctima o mero asistente (Chip tiene algo de la inocencia de Paulie, el novio de Juno). La trama pondrá a las ex mejores amigas frente a frente en una batalla final, de la cual una sola saldrá caminando... pero transformada irremediablemente.

La palabra y el cuerpo

La directora Karyn Kusama hizo su relativa experiencia con chicas aguerridas de todo tipo: escribió y dirigió Girlfight (una historia de boxeadoras), se puso al frente de Æon Flux (historia de una heroína futurista) y hasta dirigió un episodio de The L Word (serie de lesbianas californianas y glamorosas). Aquí, pone su oficio para hacer verosímil la historia, entre bailes de graduación y dentelladas certeras.

De todos modos, como se dijo antes, resulta clave la pluma de Diablo Cody: está en la explicación de su “completa no virginidad”, en la referencia a cómo controlan las mujeres a los hombres, usando sus “armas inteligentes” (sus pechos), o en frases como “Jennifer es mala... pero no sólo mala de secundaria”; y por supuesto en la reflexión sobre las oportunidades de éxito de una banda de rock nueva: entre ir al show de Letterman, entrar (justamente) en una banda sonora hollywoodense... o pactar con el Ángel Caído.

Y por supuesto, allí está la protagonista: no es sólo que Fox sea bellísima, sino que destila un aura sexual que atraviesa la pantalla. A sabiendas de las referencias de la actriz a la bisexualidad, hay en el filme algún beso entre chicas, como para levantar aún más el clima. Y es que se trata de una película de emociones fuertes... donde tal vez el horror no sea la más fuerte.

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BUENA

“Diabólica tentación”

Jennifer’s Body” (Estados Unidos, 2009, hablada en inglés). Dirección: Karyn Kusama. Con Megan Fox, Amanda Seyfried, Johnny Simmons, Adam Brody. Guión: Diablo Cody. Fotografía: David Mullen. Música: Stephen Barton y Theodore Shapiro. Edición: Plummy Tucker. Duración: 104 minutos. Calificación: Sólo apta para mayores de 16 años. Se exhibe en Cinemark.