El compañero de la mujer descuartizada no aparece

Teresa, madre y vecina ejemplar

Desalojada por el Salado en 2003 levantó su nueva casa con las propias manos. Tenía ocho hijos y un nieto huérfano por cuidar.

Teresa, madre y vecina ejemplar

La casa de la pareja, cuidadosamente presentada.

Foto: Danilo Chiapello

 

José Luis Pagés

jpages@ellitoral

Con la trágica desaparición de Teresa Ramírez los vecinos del barrio Loyola Sur perdieron a uno de sus líderes más positivos.

Teresa Ramírez, quien habría sido asesinada y descuartizada en su casa de calle Piedrabuena al 6700 era una mujer ejemplar.

Desbordante de flores primaverales la casa que construyó con sus propias manos habla de sus cualidades personales.

El Salado la echó del Centenario en 2003, pero no se dejó vencer por la adversidad y _madre de ocho hijos_ llegó a Los Troncos para construir su nueva casa en terrenos vecinos.

Al norte de Los Troncos comenzaba a levantarse un complejo habitacional de acuerdo a un proyecto conjunto de Cáritas y la Universidad Católica de Santa Fe.

Teresa estuvo entre los pioneros. “Se levantaba a las cinco _recuerda Nancy Ibarra_ y trabajaba sin descanso hasta la media tarde”.

Nancy, directora de Cáritas Parroquial del barrio Los Troncos, vio su buena predisposición al trabajo y la hizo su referente en el Programa Pro Huerta entre los vecinos del barrio en construcción.

Nancy, como otras personas, recordó que Teresa puso empeño en aprender y adquirió gran maestría en todos los oficios de la construcción.

“Ella aprendió a levantar una pared, a colocar aberturas, a poner un contrapiso y hasta supo techar. También hizo cursos de electricidad y plomería”, aseguran quienes la conocieron.

Pero quizás la que más quedó en el recuerdo de todos fue la Teresa solidaria, la mujer que siempre se hacía tiempo para armar y repartir bolsones de frutas y verduras entre los más necesitados.

La misma Teresa que buscaba la ayuda de los productores que llegan al mercado abastecedor, se hacía de tiempo para estimular y “entregar semillas del Inta” a quienes adherían al Programa Pro Huerta, en el noroeste santafesino.

El compañero

Sin embargo, cuando mayor era el esfuerzo que demandaba su obra apareció junto a ella un hombre de quien nadie sabía mayormente nada.

Hacían falta brazos fuertes y él y ella trabajaron a la par. “De pronto se juntaron y desde entonces tuvieron el comportamiento de un matrimonio unido, normal”, sin fisuras a la vista.

Pero quién era aquel hombre se sabría recién ahora cuando las partes de la pobre mujer aparecieron boyando en las aguas del Salado.

Arguello fue, antes de conocer a Teresa, un hombre sin hogar. Un hombre que deambulaba en la zona, sin rumbo fijo, pero nadie recelaba de él, porque entonces nadie sabía de sus antecedentes como golpeador y violador, menos aún de sus inclinaciones homicidas.

“Parecían llevarse bien”, dijo Raúl, uno de los vecinos entrevistados esta mañana. “Parecían felices cuando se iban en bicicleta en dirección al río para pasar un día de pesca”.

“El, ella y el nene _de ocho años_ el nieto que le dejó uno de sus hijos ya fallecido” , hacían un lindo grupo de familia, un ejemplo a imitar, pero entonces nadie sabía nada acerca de los secretos que guardaba la foja prontuarial de ese hombre. Nada acerca de él, antes del último domingo.

Iba feliz

“El jueves la vimos por última vez _dijo una de las vecinas de Teresa_ andaba repartiendo semillas”. Feliz de servir al prójimo.

Dicen que esa misma noche Teresa gritó, pero supuestamente nadie la escuchó, excepto el niño a quien Arguello tranquilizó diciéndole que la abuela había sufrido una horrible pesadilla.

Qué pasó después sólo encuentra explicación en el plano de las conjeturas. La mañana del domingo la policía fue convocada por Rosa Ronchetti, una de las hijas de Teresa, alarmada ante los dichos de Arguello.

En la casa de Piedrabuena al 6700 la joven que llegó desde Alto Verde encontró manchas de sangre en pisos y paredes, además del teléfono celular y otras pertenencias que desmentían los dichos de Arguello en el sentido de que su compañera había viajado a Buenos Aires.

“Viajó a Buenos Aires, pero no la busques en la estación porque no va a volver”, le había dicho Arguello, telefónicamente, antes de desaparecer.

El carrito de las excursiones de pesca aparecería después, en el galpón del fondo. En él fueron encontradas algunas sábanas, toallas y hasta una cortina de baño, prendas ensangrentadas que habían sido guardadas en una bolsa de gran tamaño junto a tres cuchillas, una chaira y una piedra de afilar.

Vestigios macabros

Más tarde los chicos de una familia que pescaba a orillas del río vieron con horror, cómo frente a sus ojos la corriente arrastraba en superficie una pierna y otros despojos humanos.

El lunes por la mañana, con el hallazgo de la cabeza, la peor de las sospechas se convertiría en cruda realidad. Ésa y otras partes de la infortunada mujer fue encontrada por los buzos policiales en el mismo curso de agua.

Los restos de Teresa hallados hasta ahora fueron remitidos al instituto forense de la ciudad de Rosario por orden del mismo juez que requirió la captura por homicidio calificado para Carlos Arguello, el principal y único sospechoso, cuyo paradero hasta el día de hoy es un misterio.

¿ Dónde está Arguello?

Familiares del compañero de Teresa Ramírez, no dan crédito a sus oídos y cailifican de barbaridades las versiones que hacen recaer la culpa del crimen en Carlos Arguello. “Es posible y quizás sea cierto que alguna vez maltrató a una mujer, pero nada de lo que pueda haber hecho es comparable con las atrocidades que le atribuyen ahora”, dijo uno de ellos. “Nosotros queremos que así como buscan y encuentran los restos de la mujer, también busquen y encuentren a Carlos, porque no sabemos qué fue de él y para nosotros, también está desaparecido”. Los familiares de Arguello con quienes hicimos contacto esta mañana sostienen que otra, muy distinta, podría ser la verdad de lo sucedido en la casa de calle Piedrabuena. Ellos no descartan la intervención de terceros. Es decir que para ellos, el hombre _ahora prófugo de la Justicia_, podría haber corrido idéntica suerte que su compañera, Teresa Ramirez. “Tenemos razones para pensar eso”, sostuvieron y agregaron que la Policía que ya cuenta con una orden judicial de captura, no quiere tomar un pedido de solicitud de paradero para el también desaparecido Carlos Arguello.

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Carlos Arguello, el compañero de la mujer descuartizada, es requerido por la Justicia, pero su paradero hasta el momento es un misterio.

Foto: Archivo