Pensar en verde

Mariano Busaniche

Conceptos como arquitectura bioclimática, ecológica, o solar; edificaciónes de elevada eficiencia energética, urbanismo sostenible, ecociudades y bioconstrucción, están relacionados en mayor o menor medida con el compromiso existente entre arquitectura y medio ambiente. Aunque en algunos casos estos términos podrían entenderse como equivalentes, en realidad definen un registro muy amplio que abarca desde la preocupación por la composición de los materiales, hasta proyectos alternativos de organización socioeconómica. En suma, todas estas acepciones se encuentran bajo un denominador común: la reducción del impacto ambiental provocado por la acción nociva del hombre sobre su medio, intentando accionar soluciones estables.

Nuevas premisas, cada vez más necesarias, surgen al pensar arquitectura; diversos objetivos para lograr un marco conceptual sólido y global, a través del respeto por el medio ambiente y la ejecución de eficientes políticas de actuación. Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en ciudades y zonas urbanas: En el próximo cuarto de siglo, prácticamente todo el crecimiento de población se registrará en las zonas urbanas de los países con menos desarrollo. Las consecuencias estimativas del incremento urbano y el impacto para el medio ambiente resultan inquietantes.

Las ciudades son usuarias de los recursos naturales y generadoras de desechos, producen la mayoría de los gases de efecto invernadero que están causando el cambio climático mundial; también suelen degradar la calidad del agua, agotar acuíferos, contaminar el medio marino y la atmósfera.

Proyectos de “ciudades verdes”, como los planteados por Norman Foster y Rem Kolhaas en Emiratos Arabes, comienzan a reflejar una directriz progresiva y global creciente en el campo de la arquitectura y el urbanismo; la de reevaluar las formas y condiciones de proyectar, priorizando la calidad de vida en una de las tantas direcciones en que esta disciplina puede intentarlo: la arquitectura bioclimática.

Masdar y Waterfront, son dos ciudades con cero emisiones de carbono y cero residuos y, aunque utópicas, están cada vez más próximas de concretarse. Masdar, diseñada por Foster, pretende alojar 50.000 personas en una ciudad de tres niveles con una superficie de 6.5 kilómetros cuadrados, mientras que la Waterfront de Koolhaas, es una ciudad de alta densidad en la que sus ciudadanos se independizarían del automóvil para trasladarse; son algunas nuevas características de las tantas que presentan sus proyectos.

Ahora bien, ¿cuando una construcción es ecológica? Al respecto, debemos tener en cuenta aspectos de la “bioconstrucci•n”; este término incluye la ecologìa y el bioclimatismo. Arquitectura ecológica es aquella que trata de lograr un uso eficiente de la energía, consumiendo la mínima necesaria, así como el uso de las llamadas energías alternativas o limpias, como la generada por placas solares.

Arquitectura sostenible

El bioclimatismo es la respuesta del hombre (bios) frente al clima, por lo que se tiene en consideración aspectos y criterios como la ubicación, las orientaciones, los vientos, asoleamientos, vegetaciones, el tratamiento del frío y el calor de la naturaleza y agentes atmosféricos en general.

Puede entenderse como arquitectura sostenible, aquella que satisface las necesidades actuales de construcción y hábitat sin poner en riesgo los recursos de generaciones venideras.

El deterioro del medioambiente ha contribuido a la aparición de arquitectos con estrategias enfocadas a crear edificios sostenibles, de manera que se establezca una relación más estrecha y respetuosa entre el hombre y la naturaleza. El desafío de la arquitectura sostenible, será el resultado de combinar ingenio y eficacia en el diseño de alta tecnología, con materiales de construcción naturales o reciclados, utilizando energías alternativas, buscando mayor eficiencia en los edificios, atendiendo la viabilidad del mercado.

Vivir en una ecociudad o en un ecobarrio va a convertirse en algo frecuente con el transcurrir del nuevo siglo. Ya en los próximos años, entrarán en vigencia certificaciones energéticas para la construcción de edificios, como así también una serie creciente de medidas que actualmente se evalúan en distintos ministerios -principalmente en países industrializados-, que obligarán a incorporar criterios bioclimàticos en la construcción de viviendas.

En España por ejemplo, comienzan a implementarse normativas y certificaciones energéticas y se han elaborado, el Código Técnico de la Edificación, el Libro Blanco de la Sostenibilidad en la Edificación y el Sistema Español de Evaluación Medioambiental de Edificios.

Es evidente la necesidad de profundizar en investigaciones sobre energías renovables e incorporar parámetros ambientales, más aún en la accesibilidad al “producto”, siendo la posibilidad de adquirirlo masivamente, el elemento determinante para que los avances sean a gran escala; esto implicaría lograr reducir los elevados costos en materiales propios de estas tecnologías y por lo tanto, de los edificios que las disponen.

La arquitectura necesariamente debe seguir comprometida con los problemas ambientales. Deberá dejar de centrar exclusivamente la atención en la construcción de la obra y su entorno y, mientras se interviene la ciudad, tendrá al menos tener presente, opciones que se puedan proponer desde estas nuevas tecnologías en desarrollo.

Pensar en verde

La preocupación de los constructores actuales está puesta en utilizar materiales que disminuyan el impacto ambiental negativo causado por la intervención humana.

Foto: EFE