Le ganó a Independiente y se afianzó en la cima de la tabla
Banfield va por la corona
El Taladro venció anoche por 2 a 1 a Independiente y se quedó con la soledad de la punta del torneo Apertura, al menos hasta que el otro líder, Newell’s, jugara hoy el clásico contra Rosario Central, pero ya con la certeza de que su sueño de campeón puede transformarse en una tangible realidad.
Los brazos en alto del artillero y gran figura del líder, Santiago Silva, autor del gol del triunfo ante Independiente, junto a su compañero en la ofensiva, Sebastián Fernández. Los tres puntos de ayer pueden ser determinantes para el futuro del Apertura.
Foto: Agencia Télam
Redacción de El Litoral
El primer tiempo del encuentro de anoche se jugó tal como plantea Banfield cada uno de sus partidos: lejos del arco defendido por Cristian Lucchetti. Independiente, que a partir de estar obligado a ganar para seguir con chances no solamente en la pelea por el campeonato sino también por la clasificación a la Copa Libertadores 2010, fue el que entonces intentó asumir el protagonismo desde el arranque.
Pero con el generador de fútbol, Ignacio Piatti, y el goleador, Andrés Silvera, en inferioridad física (estuvieron en duda hasta último momento), los Rojos tuvieron que penar demasiado para aproximarse apenas al área banfileña. Y las pocas veces que lo lograron apareció el zaguero Víctor López para despejar, con solvencia a veces, con sentido práctico otras, pero siempre con gran sentido de la ubicación.
Llegan las emociones
Para la segunda mitad, venía la otra parte del libreto de los dirigidos por Falcioni, que era la de aprovechar los embates ya más desesperados de su rival para asestar el golpe mortífero de contraataque.
Sin embargo, esto se modificó rápidamente, porque a los dos minutos Darío Gandín sacó un derechazo desde 25 metros que sorprendió adelantado a Lucchetti y se le coló en el ángulo superior derecho. Fue apenas el séptimo gol que le convertían a Banfield en 15 fechas, pero tenía un enorme significado a esta altura del campeonato.
Sin embargo, la alegría de la multitud roja (Banfield copó la bandeja superior de los visitantes con 3.800 hinchas, contra 28.000 del local) duró apenas cuatro minutos, porque a los seis hubo un largo saque de arco de Lucchetti que cayó en el área de Independiente y fue cabeceado erróneamente hacia atrás por Lucas Mareque para superar el adelantamiento de Adrián Gabbarini.
El guión volvió entonces a la normalidad y Banfield empezó a protagonizar la película mientras el técnico local, Américo Gallego, entraba en pánico y comenzaba a equivocarse con los cambios. El “Tolo” sacó a dos volantes externos como Walter Busse y Piatti para poner en su lugar a los ayer intrascendentes Martín Gómez y Patricio Rodríguez.
Esto permitió que Marcelo Quinteros y Walter Erviti tuvieran mucho más recorrido por los costados y Banfield se adueñara de la mitad de la cancha. Después, solamente hacía falta que le quedara una al infalible goleador del campeonato, Santiago Silva, para que el argumento fuera redondito.
Silva no perdona
Y apenas superada la media hora, esa oportunidad llegó y el uruguayo volvió a moverse con frialdad en el área rival para capturar un rebote, sacarse de encima la cobertura de Carlos Matheu y definir con un zurdazo bajo y esquinado.
Después todo fue de Banfield, ya que Falcioni apeló al doble cinco con el ingreso de Emanuel Pío por James Rodríguez para darle una mano a Roberto Battión, reemplazante del lesionado Maximiliano Bustos. Y el final sorprendió a un Independiente impotente para torcer una historia que parecía auspiciosa en el arranque de la etapa, mientras enfrente estaba un Banfield otra vez ganador (sexta victoria consecutiva) en un partido clave para su ilusión de aferrarse por primera vez a un título en primera división en sus 103 años de existencia.
Único invicto, solitario puntero con 35 unidades al menos hasta que hoy jugara el otro líder, Newell’s Old Boys, el clásico rosarino ante Central, además de tener la valla menos vencida (siete tantos) y el goleador del certamen (Silva con 12), son los atributos de un Taladro que sustenta con fundamentos su ilusión. Además, la Copa Libertadores 2010 también le queda a mano.