“La plaza de los besos”

Leo Scheffer

 

La plaza es una vieja metáfora de la libertad, es nuestro primer espacio donde experimentamos con piedritas y con los sabores del pasto.

Es donde nuestra imaginación juega a lo grande con un barquito de papel; en la fuente se libran batallas, nos hacemos amigos de un perro...

Nydia es una niña traviesa, es curiosa, quiere saber más. Una monumental travesti de dos metros se siente halagada por su interés y sus fotos. Emiliano, junto a su novia, la miran jugar desde el bar Tokio y ella va saltando esta intricada rayuela al compás del sonido de las bolas de los billares.

Un grupo de cuidadores de autos se acerca y la tratan con amabilidad, improvisan una cuerda con sus lágrimas y la hacen saltar hasta conseguir un pedazo de pizza en lo de Yusepín. La tienda de la esquina ofrece un trofeo que Nydia le regala a un señor solitario y triste que vive en el prostíbulo de a la vuelta. “Es un lugar barato...”, comenta.

Pero hay algo que Nydia no sabe y que todos cuentan (a mí me lo dijo la estatua que está en la fuente rota, junto a las gárgolas): ella se convirtió de a poco en uno de los personajes de la plaza España. Las gitanas que descansaban a la sombra del enorme gomero parecían saberlo de antemano, cuando la vieron llegar, pero no dijeron nada, se reían y cuchicheaban en su dialecto.

El paisaje es una condición del espíritu, dicen, ¿y qué espíritu puede encontrar tanta belleza donde nadie la encuentra?

Qué ejercicio enorme es el de “ver” el lugar donde vivimos, con ojos despojados de prejuicios. Qué hermoso poder viajar tan lejos, sólo caminando hasta la esquina.

Hoy me puse los anteojos de Nydia Andino y me senté un rato en la plaza, a darle de comer a las palomas, mirando lo vacío que estaba el bar del partido justicialista.

Me dejé leer la mano por las gitanas, me tiré besitos con la travesti, me compré un trofeo que puse sobre la heladera de mi casa y me quedé pensando en eso que dicen: que el mundo está allá afuera, sólo hay que salir a buscarlo. O mejor dicho, el mundo esta aquí adentro, ¿cómo hago para encontrarlo?

Caminé media cuadra, el ticket estaba vencido, hoy la multa salió barata.

Nydia me esperaba para jugar con sus obras, un rato, en su casa.