A propósito de la misión a Malasia y Singapur

Me sorprendió que se sorprendieran

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Malasia tiene una particularidad que constituye una traba al comercio que podría ir más allá de lo permitido por la Organización Mundial de Comercio.

Alfredo Morelli (*)

A propósito de la misión al sudeste asiático me sorprendió el desconocimiento de la exigencia “halal” para las exportaciones de productos animales a Malasia.

En primer lugar, porque tanto Santa Fe como Entre Ríos tienen una comunidad judía importante para la que la exigencia “kosher” también es mandataria. En segundo, esto es conocido por los frigoríficos con experiencia exportadora. Tercero, lo primero que uno mira antes de pensar en una exportación son los estándares técnicos, sanitarios o religiosos exigidos por el mercado importador. Esta información está disponible en el “Argentina trade net” de la Cancillería.

La exigencia “halal” no sólo se usa para la matanza de animales sino que se extiende a los productos farmacéuticos, productos hematológicos, cosméticos, en los que el uso del cerdo pueda contaminar el producto y transformarlo en “haram” (no permitido). Se certifican además leche, quesos, dulces, manufacturas de pescado.

En la Argentina hay dos entidades certificadoras, la más antigua y con mayor reconocimiento internacional es Halal Catering, de Gustavo Khalil, y la otra es el Centro Islámico Argentino que desde hace algunos años comenzó a certificar otros productos además de la matanza de animales de acuerdo al rito. Argentina tiene una larga experiencia exportadora al Medio Oriente.

Malasia tiene una particularidad que constituye, en mi criterio, una traba al comercio que podría ir más allá de lo permitido por la Organización Mundial de Comercio. Ese país formó la Halal Development Corporation con la idea de generar una ventaja competitiva con una norma halal más estricta que la de Arabia Saudita. Construir un “Halal Hub”, un centro halal de alimentos, y a partir de allí exportar productos con esta característica al resto de los países musulmanes apelando a una supuesta solidaridad de la comunidad musulmana de naciones usando por ejemplo el foro empresarial de la Organización de la Conferencia Islámica.

Esto tiene diversos problemas, primero que normas más estrictas las aplican con éxito los países que tienen un mercado interno importante en donde los mayores costos se amortizan con la escala del mercado importador. Un mercado como el malasio tiene pocas chances de imponer una norma más estricta con éxito. Segundo, Malasia tiene una industria ganadera mínima que alcanza un mínimo porcentaje del consumo local. Y la industria avícola, si bien satisface la demanda interna, no tiene certificación europea, indispensable para procesar y reexportar a otros países. Me pregunto quién exportaría a Malasia para reexportar a Arabia Saudita, Libia, o Uzbequistán cuando lo puede hacer directamente.

El origen de esta exigencia se motiva en interés por la recaudación que generaría la certificación para la HDC. Sus objetivos tienen pocas posibilidades de éxito; una norma de esta naturaleza lo que primero genera es contrabando o desabastecimiento. La exigencia no ha sido implementada porque todos los países exportadores se han negado a aceptarla por estar fuera de lo que es internacionalmente aceptado y además, por desacuerdos entre el Departamento Religioso, (Jakim) y la HDC.

Al margen de la importancia de la misión quiero decir que algunas de las cuestiones planteadas se originan en la rapidez con que fue organizada; normalmente, se hacen de un año para el otro. De hacerlo con mayor anticipación, los integrantes podrían haber conocido con lujo de detalles los requisitos de la exportación halal. Las últimas inspecciones de las autoridades religiosas de Malasia datan del 2003 y aquellos establecimientos autorizados han exportado, no se pudieron agregar nuevos.

Otra cuestión que podría haberse planeado, es el recambio de funcionarios, que en la Embajada en Malasia fue completo, ya que además del suscripto fue trasladada quien estaba a cargo de la oficina comercial. La empleada local de la oficina está con licencia por maternidad. Demasiadas coincidencias parecen mala suerte. Déjenme ser muy claro, las provincias no necesitan oficinas comerciales adicionales, las embajadas, todas ellas, producen estudios de mercado sobre la oferta Argentina que pueden consultarse en “Argentina trade net.com.ar” en la que sólo es necesario registrarse y todas las Representaciones Argentinas en el exterior están en condiciones de dar un servicio previo para hacer más fructífera cualquier visita de negocios.

(*) Ex embajador en Malasia, Singapur y Brunei