Un recurso que comparten tres provincias

El uso del río Salado

La persistente sequía en el noroeste santafesino y los problemas para la provisión de agua tanto para consumo humano como para la producción, actualizan el uso compartido del río Salado y las incidencias de vivir aguas abajo. A Santa Fe le cuesta lograr el cumplimiento de acuerdos.

El uso del río Salado

Uso y abuso. Increíblemente, un productor santafesino cortó meses atrás el cauce entero del Salado y lo desvió hacia su campo para resolver “su” problema de sequía. Ilustra un hecho real: a las intervenciones oficiales -diques, embalses, tomas de agua- se suman los usos informales de particulares.

Foto: Archivo El Litoral

 

Eloy Rodríguez

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Los proyectos para dotar de agua constante a Tostado y todo el departamento 9 de Julio son sólo eso. La inmediatez para esta zona es el uso del río Salado, que nace en la provincia de Salta, en la llamada Sierra de los Pastos Grandes, al sur del cerro nevado Acay, que tiene un curso pluvio-nival; que es alóctono; que, en condiciones normales, es lento y “perezoso” y con estiaje en épocas invernales. Tiene una longitud de 2.355 km, una cuenca de casi 125.000 km2 y pertenece al sistema hídrico de la Cuenca del Plata.

Uso del río en Salta

Entre 1966 y 1972, se construyó el dique Cabra Corral, un embalse en forma de Y, que se forma por la confluencia del río Guachipas, donde por el sur desaguan todos los ríos de los Valles Calchaquíes, más los del Rosario y Arias por el norte.

Si lo comparamos con otros embalses, su capacidad, de 3.130 hm3, lo convierte en uno de los más grandes del país (San Roque, 200 hm3; Río Hondo, 1.000 hm3 y Río Tercero, 500 hm3.)

Su superficie es de 115 km2 y fue construido con el objetivo de regar 100.000 ha en Salta y Santiago del Estero e integrarse a la red nacional de energía con la producción hidroeléctrica a través de sus tres turbinas.

Tiene una altura de 93 m (el Chocón tiene 86 m) y es como una gran montaña de tierra, lo que la convierte en antisísmica (si fuera de cemento, se rajaría ante un movimiento telúrico). Posee una base de más de 500 m atravesada por dos grandes túneles: uno para descarga de fondo y otro para la central hidroeléctrica que posee una chimenea de equilibrio de 108 m de altura.

Hacia el sur de la presa, está el aliviadero o vertedero que tiene la forma de un gran tobogán, que comienza a funcionar cuando el agua llega a su cota máxima. Además se erigió el puente sobre el angosto río Guachipas. Su vida útil está calculada en 100 años, ya que con el tiempo se “enlamará” por la gran cantidad de sedimentos que aportan sus tributarios.

Como todo embalse, necesitó de la construcción de compensadores (Miraflores y El Tunal) para regular las crecientes del río Juramento, que desagua en el Paraná con el nombre de Salado y constituye la cuenca más larga del país.

El dique El Tunal, se ubica sobre el río Pasaje o Juramento, a unos 6 km al oeste de dicha estación del Ferrocarril Belgrano. Su función es compensar estacionalmente las aguas que discurren desde el dique Cabra Corral y posee una central hidroeléctrica integrada al Sistema Interconectado Nacional.

El uso santiagueño

El dique Los Figueroa estará listo a fines del año 2010. “Se comenzó a colocar hormigón y reforzar el terraplén como también el suelo cemento para evitar la socavación por efecto del paso del agua”, reveló el secretario del Agua de Santiago, Abel Tévez, quien manifestó: “Esto va a permitir regular el río Salado, garantizar un volumen importante de agua y recuperar 25 mil hectáreas al sistema de riego”. Es quizás la obra más costosa ($ 270 millones) de las incluidas en el Acta de Reparación Histórica que el gobernador Gerardo Zamora firmó en el 2005 con Néstor Kirchner, ratificada en la actual gestión presidencial. Los trabajos comprenden la reparación de las presas Figueroa más El Cero o Desvastadero, la obra de toma para el canal San Jorge y una complementación futura, ya acordada con Salta, para canalizar el río Juramento - Salado entre los diques Tunal y Figueroa, y así evitar la salinización y aprovechar mejor el recurso hídrico.

Además, existen los diques Derivador y Colonia Dora y el embalse de Cuchi Pozo.

Sobre el río, hasta el 2006, desde la Ruta 5 hacia el norte, se construyeron, para riego, alrededor de 740 km de canales: de Dios, 300 km; Del Desierto, 40 km; de la Virgen Del Carmen, 100 km; otro de 126 km desde Campo Gallo; de la Patria, 182 km; más otros ramales y derivaciones particulares.

Hasta aquí, el caudal del río Salado depende del riego y del uso de los diques Cabra Corral y Los Figueroa.

Entre 1966 y 1972, se construyó el dique Cabra Corral, un embalse en forma de Y, que se forma por la confluencia del río Guachipas, donde por el sur desaguan todos los ríos de los Valles Calchaquíes, más los del Rosario y Arias por el norte.

SantaFeConRíos.pdf

Uso santafesino

Tostado, que depende del dique de Colonia Dora, construyó un acueducto de 7 km, desde el Salado hasta la Cooperativa de Agua Potable, para abastecer a la población, y parte de la ganadería, y un precario azud, hecho con gaviones, cercano al puente de la Ruta 95.

Santa Fe, por donde este río recorre 400 km, promueve un nuevo acuerdo con Santiago del Estero y Salta, ya que, a pesar de tener derechos sobre la cuenca, quedó excluida de la distribución de caudales realizada en 1965. También necesita construir un azud nivelador definitivo en Tostado y aforar en el límite interprovincial para darle certidumbre a la cantidad de agua que recibe.

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Bien arriba y entre los cerros, el bello dique salteño de Cabra Corral, que recoge aguas de los valles Calchaquíes, muestra un temprano aprovechamiento del Salado. Foto: Archivo El Litoral

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Una referencia más cercana, en Santiago del Estero, es Colonia Dora, cuyo embalse determina cuánta agua recibirá Santa Fe. En general, nunca se cumple el paso de los tres metros cúbicos comprometido.

Foto: Archivo El Litoral

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Ya en territorio santafesino, un pequeño acueducto con un azud “casero” -y que requiere ser consolidado- salva a Tostado, que toma agua para el consumo de la población desde allí. Foto: Archivo El Litoral

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Cerca del final. El Salado pasa entre Santo Tomé y Santa Fe antes de su desembocadura. Aquí, trabajos en la costanera santotomesina, luego de la catástrofe de 2003. Foto: Archivo El Litoral

/// análisis

Cerca pero lejos

Néstor Fenoglio

Desde el mismo momento en que el gobierno provincial explicitó su política de construcción de grandes acueductos desde el Paraná para abastecer de agua de calidad a buena parte del territorio provincial, hubo y hay una excepción polémica: el noroeste santafesino completo -localidades de San Cristóbal y 9 de Julio-, que recibiría agua del río Dulce que, tras pasar por territorio santiagueño desemboca en la Laguna Mar Chiquita.

¿Por qué, con el Paraná a mano, se busca una solución de difícil concreción como la de un acueducto que depende de acuerdos y cumplimientos de terceros, además de tomar agua de ríos que en invierno están casi secos?

Para muestra basta un botón, aunque botones sobran en este caso: desde que tengo memoria Santa Fe, una parte postergada y pobre de Santa Fe, clama por el agua del Salado, a veces un escuálido hilito, sin embargo vital para una vasta región.

Después de mucho esfuerzo, varias reuniones, provocar incluso un reclamo a nivel nacional, programar encuentros, el esquema está claro: será siempre Santa Fe la que provoque y empuje, porque salteños y santiagueños ya aprovechan tanto como pueden sus cursos de agua. Y si yo viviera en Santiago, con buena parte del territorio casi desértico, y tengo dos ríos, pues, los usaría como lo hacen ellos...

Con un ministerio específico, con facultades de ingeniería en recursos hídricos, con profesionales reconocidos, con experiencia, con estudios ya hechos ¿por qué debemos depender de alguien para proveernos de agua, si tenemos la bendición del Paraná a todo lo largo de la provincia y a sólo unos doscientos kilómetros de los lugares más necesitados, con una modesta cota de diferencia?

En medio, no hay empacho en anunciar un posible acueducto ¡a Córdoba! desde el Paraná. ¿Cómo explicarle a Suardi, Ceres, Tostado, Pozo Borrado o Gato Colorado que sí podemos llevarle agua a Córdoba, cuatrocientos kilómetros al oeste pero no a ellos que están a menos de la mitad de ese recorrido? ¿Cómo explicarle que se anuncia llevar agua contrapendiente a más de 400 metros sobre la cota del Paraná pero no resolver los 60 u 80 del domo occidental de nuestra propia provincia?

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