Editorial

La ciudad como polo universitario

 

La variada oferta que presenta nuestra ciudad en cuanto a oportunidades de formación superior, la coloca entre las ciudades mejor posicionadas del país. Sobre todo porque la calidad de la capacitación está sustentada en el prestigio que respalda a las tres universidades afincadas en nuestro medio, y a un amplio número de institutos de investigación y escuelas de educación terciaria vinculadas con ellas.

Ambos planos -el cuantitativo y el cualitativo- mostraron una notoria evolución en los últimos años, con un importante aumento en el número y el tipo de carreras, y con el sometimiento a instancias de evaluación nacional que acreditan el rango de estas casas de estudio.

Pero además, en todos los casos, ha aumentado el desarrollo de actividades de extensión, estrechando el vínculo con la comunidad y volcando en ella la producción intelectual y material que surge de esos verdaderos laboratorios de pensamiento, a través de la difusión de estudios, descubrimientos, avances técnico-científicos, congresos, artículos y micros especializados, servicios a terceros, distinto tipo de eventos y, básicamente, un cuerpo de especialistas capaces de aportar información y elementos de juicio sobre los más diversos temas de interés público.

La existencia de este polo de conocimiento genera, a la vez, la atracción tanto de expertos nacionales e internacionales, como de una importante y dinámica masa de estudiantes extranjeros que, por la vía del intercambio o becas especiales, insuflan aun más energía a la actividad.

Pero además, la condición de ciudad universitaria de que goza Santa Fe le otorga un cariz propio y característico, vinculado con toda una serie de actividades conectadas al tránsito estudiantil: infraestructura y eventos deportivos y culturales -bibliotecas, videotecas, predios, circuitos-, actividades específicamente generadas por los jóvenes u orientadas a ellos -ciclos, encuentros, muestras, certámenes de todo tipo-, y la necesidad de tomarlos especialmente en cuenta en el diseño de la disponibilidad de bienes y servicios, añaden valor a la actividad económica y realimentan este círculo virtuoso.

Precisamente, la capacidad de explotar adecuadamente este perfil y lograr una sinergia que redunde en su consolidación y sostenido crecimiento conforman uno de los principales desafíos, pero también una de las mejores oportunidades que se les presenta a los santafesinos. Así, la capacidad de aprovechar estas ventajas comparativas, a través de una adecuada articulación entre lo público y lo privado, que se ponga por encima de la especulación o la ventaja inmediata en orden a incrementar cada vez más la atracción para estudiantes del interior, de otras provincias e incluso de otros países, resulta a todas luces un temperamento estratégico para aumentar las expectativas de una ciudad que, muchas veces y en otros planos, tiende a desalentarlas.