EDITORIAL

Mujeres víctimas de una violencia que crece

Marta vive en un barrio del oeste de la ciudad de Santa Fe. Tiene dos hijos, está embarazada y desde hace mucho tiempo sufre los castigos físicos y psicológicos de su pareja. Este año, logró escapar del calvario atravesando un alambrado y llegó por sus propios medios en busca de ayuda al Centro de Atención a la Víctima del Delito, que depende de la Defensoría del Pueblo de la provincia.

El caso es real y refleja apenas una de las tantas situaciones en que las mujeres sufren, impotentes, el castigo que muchas veces las lleva a la muerte. Tanto es así que en lo que va del año la Defensoría del Pueblo lleva contabilizados 21 fallecimientos de mujeres, como consecuencia de los actos de violencia ejercidos en su contra.

La provincia de Santa Fe se encuentra segunda -detrás de Buenos Aires- en el ranking de Estados con mayor cantidad de feminicidios. Pero no es éste el dato más preocupante. Lo llamativo es que, si se tiene en cuenta la cantidad de muertes por número de habitantes, Santa Fe también está segunda, detrás de Formosa, donde este tipo de problemas sociales están profundamente arraigados.

Más aún, el promedio de feminicidios en el país es de 1 por cada 100 mil habitantes, pero en Santa Fe llega a 1,6 cada 100 mil personas.

Desde que en 1996 se creara el Centro de Atención a la Víctima del Delito, la Defensoría del Pueblo atendió aproximadamente 8.500 casos de violencia familiar, y en dos de cada tres situaciones las víctimas fueron mujeres.

A este tema no se le otorga la importancia que realmente merece. En general, la sociedad mira hacia otro lado y muchos, incluso, tienen naturalizado el hecho de que sean las mujeres las principales víctimas de violencia.

La situación es todavía más preocupante en pequeñas poblaciones del interior, en que las víctimas no tienen a dónde acudir en busca de ayuda o asesoramiento. En muchos casos, ni siquiera son conscientes de que están sufriendo el fenómeno de la violencia y aceptan el maltrato como si éste fuera un aspecto natural de la relación de pareja.

A principios de este año, el gobierno de la provincia tomó la decisión de cerrar el Comité de Maltrato Infantil que funcionaba en el Hospital de Niños Orlando Alassia, y que se había convertido en un centro de referencia en la materia. Desde distintos sectores se bregó por el mantenimiento en funciones de este grupo de especialistas, pero todo fue inútil.

Hasta septiembre de este año, la Defensoría del Pueblo contabilizó en la ciudad de Santa Fe 133 casos de abusos sexuales infantiles, lo que demuestra que la problemática es realmente grave y tienden a empeorar con el paso de los años.

El Estado -nacional, provincial y municipal- debería realizar mayores esfuerzos para enfrentar esta problemática. Si bien existen organizaciones dedicadas a trabajar para reducir la violencia familiar y contra las mujeres, resulta clave e imprescindible el rol de los gobiernos.

Se trata de un tema que no sólo debe ser encarado desde una visión policial y judicial sino como una verdadera pandemia, en la que muchas de las víctimas ni siquiera saben que tienen derecho a dejar de sufrir.