Según estudio

La soledad

se puede

contagiar

 

EFE

“La soledad se puede transmitir. No es propiedad de un individuo sino que puede transmitirse a otras personas, incluso a personas con las que no se tiene contacto”, argumentó John T. Cacioppo, el psicólogo de la Universidad de Chicago que lideró el estudio.

El análisis da seguimiento a más de 4.000 personas a lo largo de una década y también recopila algunas de las investigaciones que examinan los vínculos entre el estado anímico de una persona y sus posibilidades de desarrollar enfermedades.

En el estudio, el amigo cercano de una persona que dijo sentirse “sola” tuvo el 52 por ciento más de posibilidades de desarrollar sentimientos de soledad en su siguiente entrevista con los investigadores.

Entre “amigos de amigos”, es decir personas con dos grados de separación, el efecto de la soledad fue menor: éstos tenían un 25 por ciento de posibilidades de compartir el sentimiento de soledad, según el estudio.

Ese efecto, al parecer, es mayor cuando se trata de individuos muy cercanos a la persona afectada y se debilita con cada grado de separación.

Según Cacioppo, la soledad se propaga con más facilidad entre las mujeres que entre los hombres, quizá porque, en general, las mujeres tienden a expresar mejor sus emociones.

Problemas vinculados

Los investigadores aseguran que el estudio no es una simple curiosidad del comportamiento humano ya que, según otros estudios, la soledad ha sido vinculada con problemas médicos como la depresión, problemas al dormir y un deterioro de la salud física de las personas.

Además, agregó el estudio, ha sido asociada al avance paulatino del Mal de Alzheimer en algunas personas, a la alta presión arterial, y hasta a la mortalidad.

“La persona promedio pasa cerca del 80 por ciento de sus horas de vigilia en la compañía de otros, y ese tiempo es preferido al tiempo en que se está sólo”, indicó el documento. La investigación, financiada con fondos federales, se realizó entre 4.793 personas que fueron entrevistadas cada dos años entre 1991 y 2001.

Los investigadores no explicaron cómo se propaga la enfermedad, pero, según Cacioppo, otros estudios apuntan a la posibilidad de que amigos y personas cercanas a la persona afectada tienden a reproducir el sentimiento de soledad y el estado anímico negativo que la acompaña.