Al margen de la crónica

Otros analfabetos

Un simpático señor mayor, claro referente de la tercera edad, estaba sentado en la plaza Pueyrredón hablando por un celular, y en un momento se pudo escuchar que luego de cortar iba a revisar los correos electrónicos de su blackberry y que le respondía a su interlocutor por la misma vía, es decir, por e-mail. La situación no deja de ser curiosa porque no resulta extraño que los chicos -aún los más pequeños- se relacionen con la computadora y las nuevas tecnología casi de manera natural. Sin embargo cuando más aumenta la edad, esa relación se vuelve cada vez más difícil y compleja.

Ocurre que tradicionalmente se conocía al analfabetismo como la falta de instrucción en las disciplinas más básicas en lengua y operaciones matemáticas elementales. Pero en los últimos años apareció el analfabetismo tecnológico que está vinculado con la incapacidad para utilizar las nuevas tecnologías tanto en la vida cotidiana como en el mundo laboral y no está reñido con la educación tradicional. Es decir, que cualquiera puede ser un “analfabeto tecnológico”, independientemente de su nivel de educación, clase social o su poder adquisitivo.

Es más, quien no es un analfabeto tecnológico hoy puede serlo mañana. Ocurre muy habitualmente en el mundo laboral que el analfabetismo tecnológico puede no expresarse durante mucho tiempo pero, de pronto, se llega a una renovación tecnológica y allí -sin importar edad, sexo o función- pueden aparecer los problemas de adaptación a los nuevos sistemas. Es que la tecnología evoluciona más rápido de lo que muchos somos capaces de asimilar, lo que tiene como resultado a medio o largo plazo que seamos -todos- analfabetos tecnológicos en alguna materia.

Por ejemplo: ¿somos capaces hoy de resolver problemas con los cortafuegos, los antivirus y los nuevos programas que auscultan nuestras computadoras en busca de gusanos, troyanos y otras lindeces?; ¿somos capaces de aprovechar toda la tecnología que ofrecen los teléfonos móviles de última generación?; ¿somos capaces de realizar un mantenimiento mínimo en automóvil de última generación?

Hasta el momento, el analfabetismo tecnológico se manifiesta únicamente en circunstancias concretas y aisladas pero basta como consuelo que vamos inexorablemente a serlo en alguna materia. No podremos abarcar todos los saberes y serán nuestros hijos, sobrinos o nietos quienes pacientemente irán ajustando nuestros teléfonos celulares, nuestras computadores de escritorio o laptop. Serán los que configurarán el correo electrónico, nos unirán a alguna red social y explicarán el manejo de twitter. Y es sólo el comienzo. Para dentro de unos años, estaremos usando cosas que nos resolverán la vida pero que no tendremos idea de cómo funcionan. Apenas estaremos apretando el botón de “on”.