Subasta de piedras preciosas en Nueva York

Los diamantes son... carísimos

En la venta realizada por la casa Sotebhy’s se recaudaron más de 30 millones de dólares. Se ofrecieron piezas de singular valor histórico. La puja entre los compradores se concentró en las joyas que pertenecieron a la legendaria modelo brasileña Lucía Moreira Salles, ícono de la moda en los ’60 y fallecida en enero pasado.

Los diamantes son... carísimos

Diamantes para todos los gustos y de todos los colores se subastaron ayer en Nueva York. Coleccionistas anónimos gastaron más de 30 millones de dólares en la adquisición de las distintas piezas.

Foto: Agencia EFE

 

Elena Moreno

Agencia EFE

Los diamantes, blancos o amarillos, solitarios o engarzados en fabulosas joyas, fueron ayer los protagonistas de una subasta en la que un coleccionista anónimo gastó hasta 4,11 millones de dólares en conseguir uno ovalado y de más de 30 quilates.

Las ventas de esos objetos de lujo realizadas por Sotheby’s superaron los 30 millones de dólares, incluyendo los casi 6 millones logrados en las pujas de la colección de la fallecida modelo brasileña Lucia Moreira Salles.

Esa gema ovalada, procedente de un coleccionista anónimo y que fue adquirida por otro que quiso mantenerse igualmente en el incógnito, se adjudicó tras una intensa puja por 4.114.500 dólares, aunque inicialmente se había valorado entre 3,3 y 3,8 millones de dólares.

Los inversionistas o coleccionistas, por teléfono, a través de intermediario, en sala o por Internet, no dudaron en adquirir exóticas y bellas piezas, de precios millonarios, en tiempos de crisis.

Ocurrió con un broche Cartier, de estilo egipcio, de 1926 y con diseño de escarabajo, realizado con una pieza central de cobalto, cerámica de color turquesa y zafiros por el que se abonaron 302.500 dólares.

La pulsera de lapislázuli, turquesas, diamantes y ónice negro, igualmente de Cartier, que lo acompañaba se adjudicó por 242.500, y ambas piezas pertenecieron a la princesa Natalia Pavlovna Paley, prima del último emperador ruso, Nicolás II, y después a la esposa del músico estadounidense Cole Porter.

También se subastaron las joyas que pertenecieron a la legendaria modelo brasileña Lucía Moreira Salles, calificadas de tan “refinadas, elegantes y glamorosas” como la personalidad de quien fuera ícono de la moda en la década de los sesenta y musa de casas de costura como Valentino y Chanel.

Por algunas de sus joyas, diseñadas por los prestigiosas JAR, Cartier, Van Cleef and Arpels, Verdura y Bulgari, se pagaron hasta 722.500 dólares, como en el caso de un solitario de 16 quilates, los 524.000 abonados por otro de esmeralda y diamantes o los 420.500 por otro similar con un rubí y diamantes, todos de JAR.

Moreira Salles, que falleció el pasado 24 de enero, contaba con numerosas piezas diseñadas por esa exclusiva firma, cuya tienda en París sólo abre sus puertas a un reducido número de celebridades como la actriz Elizabeth Taylor o la modelo Elle Macpherson.

También encontró comprador, por 422.500 dólares, un anillo con un zafiro y diamantes, y un collar de diamantes del siglo XIX por 458.500 dólares.

Por 422.500 dólares se vendieron unos pendientes de diamantes de la musa de Chanel, y en 98.500 unas pulseras de ónice negro, con esmeraldas, zafiros, diamantes y perlas, diseño de Verdura.

En 83.500 dólares, cuadruplicando casi la estimación inicial, se adjudicaron dos pulseras “manchettes”, diseño de Van Cleef & Arpels, y en 45.000 dólares un par de brazaletes de oro y rubíes, valorados entre 8.000 y 12.000 dólares.

Además, sus collares de perlas naturales se vendieron entre 28.750 y 602.400 dólares, uno combinado con diamantes, y otro de esmeraldas en 242.500.

Los bolsos de Lucia Moreira también tuvieron éxito, en especial los de piel de caimán, firmados por Cartier y con cierres de oro y platino, pues uno se lo llevaron por 61.250 dólares y otro, con los broches en oro, por 47.500 dólares.

“No coleccionaba para impresionar. Son piezas que le gustaba llevar y que eran parte de su impresionante estilo”, dijo Lisa Hubbard, experta de Sotheby’s.

Otra de las piezas que generó gran rivalidad por conseguirla fue un anillo, diseñado entre 1915-1920 por Louis Comfort Tiffany, confeccionado en filigrana de oro con un diamante de un intenso amarillo, de 11 quilates, y esmeraldas, que alcanzó los 818.500 dólares, cuando había sido valorado entre 200.000 y 300.000 dólares.

Las subastas de joyas y diamantes, que tradicionalmente se celebran en Nueva York en diciembre, mientras que las de arte impresionista y contemporáneo son en noviembre, seguirán mañana con la prevista por Christie’s.

Entre ellos está el “Evening Star”, un espectacular diamante de 39 quilates en forma de pera, procedente de las minas de Golconda (India), famosas por la transparencia de sus piedras, y que ha sido valorado entre 3,6 y 5,5 millones de dólares.

El mismo propietario del “Evening Star” pondrá a la venta otras nueve alhajas esa noche, como un par de pendientes a juego con el diamante, de 10, 21 y 10,51 quilates cada uno, estimados entre 1,7 y 2,5 millones de dólares.

Récord por un Van Dyck

El último autorretrato de Van Dyck, pintado por el artista poco antes de morir en Londres, se subastó en Sotheby’s por 8,3 millones de libras (9,1 millones de euros, 13,5 millones de dólares), muy por encima de su valor estimado, lo que supone un récord para el artista.

“Autorretrato”, datada de 1641, fue objeto de una agitada puja por parte de nueve interesados que acabó casi triplicando el precio máximo anticipado por los subastadores, que esperaban recaudar como mucho 3 millones de libras.

El último récord establecido por una obra del pintor flamenco fue con “Un caballo retrocediendo”, vendido por la casa Christie’s en el 2008 por 3,06 millones de libras.

El autorretrato de Anthony Van Dyck, que trabajó muchos años en Inglaterra como retratista de la realeza y la nobleza, era la pieza más destacada de la subasta de Sotheby’s dedicada a los clásicos y a pintores británicos, en la que se quedó sin comprador el “Retrato de una mujer joven” de Rubens, que tenía un precio máximo estimado de 6 millones de libras.

El autorretrato que se ofreció ayer a la venta representa a su autor de semiperfil y elegantemente vestido con un jubón de seda negra con rayas blancas.

La pintura, que ha estado en la misma colección privada desde 1712, figuró en la exposición que dedicó recientemente la galería Tate Britain al artista flamenco.

Se cree que el autorretrato perteneció en su día al pintor británico Peter Lely, discípulo de Van Dyck y pintor de cámara de Carlos II, que sucedió a su maestro como el retratista más cotizado del país.

Nacido en Amberes en 1599, Van Dyck viajó por primera vez a Inglaterra en 1620, y en 1632 se estableció definitivamente en Londres, donde se convirtió en pintor de cámara de Carlos I.

Tuvo una notable influencia en el género del retrato en el Reino Unido y concretamente en otros artistas como Reynolds y Gainsborough.

Sotheby’s expresó su decepción por no haber adjudicado la otra joya de la subasta, el retrato femenino -posiblemente de una belleza española- de Peter Paul Rubens, acabada de incorporar al catálogo de obras del maestro tras atribuirle los expertos la autoría.

Según la casa de subastas, Rubens pintó “Retrato de una mujer joven” durante la primera parte de su etapa italiana o bien durante un breve viaje que hizo a España como diplomático, por lo que correspondería a un período entre 1603 y 1606.


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Anthony Van Dyck, autorretrato, de 1641. Por la obra se pagaron 9 millones de euros.

Foto: Agencia EFE