Experimento Negro, esta noche

Un nuevo barco para

el héroe del naufragio

Rodrigo “Negro” González se presentará esta noche en Morrison Bar, al frente de su nuevo proyecto. Anticipará los temas de su disco, a editarse en los primeros meses de 2010.

Un nuevo barco para el héroe del naufragio

Con el micrófono y los palos: el cantante se dio el gusto de tocar la batería en el estudio, ya que grabó casi todos los instrumentos.

Foto: Archivo El Litoral

 

Ignacio Andrés Amarillo

[email protected]

Rodrigo “Negro” González (mejor voz masculina en los Poquet Awards 2009) regresa de la mano de su renovado Experimento Negro. Será esta noche desde las 22, en Morrison Bar (25 de Mayo de 3434).

“Finalmente vamos a concretar todos estos procesos que arrancaron hace aproximadamente dos años: el primer año después de haber dejado La Cruda”, cuenta el cantante y ahora multiinstrumentista. “Me metí en caparazón y me puse a producir un demo con mucho cariño, me llevó nueve, diez meses de experimentos, grabando baterías en el garage de mi casa, voces en el living con unas reverb especiales; mucho logrado por la mano de Fabio Pis Alonso, el pianista y el que produce todos mis anhelos en una computadora que yo estaría cien millones de años para operar (risas).

Grabamos 17 canciones, algunas maquetas más terminadas que otras. Nos encariñamos mucho, empezamos a proyectar, a hacérselas escuchar a nuestros amigos íntimos, a gente que está relacionada a la música, como Ramiro Genevois; gente que estuvo relacionada con los procesos de La Cruda.

A ellos les gustó el demo, así que nos fuimos motivando. Me fui a Buenos Aires a mostrarlo, lo dejé en varios lugares, lo cual me pareció algo apresurado, porque estaba re verde. Y así y todo un tiempo después un par de personas se interesaron: de hecho con uno ya casi estamos haciendo algún acuerdo para la edición del disco a principios de año.

Después de tanto laburar ese demo, nos metimos en el verano del 2009 en el estudio a grabar el disco”, relata.

Grabando

—¿En el estudio El Pote?

—Sí, con Ramiro Genevois. Al principio fue una pesadilla total, porque era un desafío muy grande: me propuse grabar todo, baterías, guitarras, bajos, voces, ruidos, menos el piano de gran amigo Fabio.

El proyecto era grabar 12 temas, y el primer día nada funcionaba (risas), en la dinámica que se había planteado: todo se empezó a hacer mucho más largo. Era el primer día que empezaba a grabar batería; había que que ponerle mucho empeño, porque reconozco que amo la batería pero no soy baterista. Así que tengo que hacer un esfuerzo doble.

Después salió, arrancamos y a mitad de camino decidimos grabar seis canciones pero con todo en vez de 12 incompletas. Ya están casi terminadas las mezclas, falta el mastering final.

Hay versiones de ese demo que tanto quería que mantienen una frescura y otro enfoque. Es más, las he querido grabar en el estudio y no sonaban igual, tienen como otra frescura. Los más fanáticos me decían: “Tenés que editar el demo”. Van a ser entre nueve y diez temas el disco, y ya cortamos el primer tema que se llama “Ocho sueños”.

—¿Por qué no “Héroe del naufragio”?

—Quería salir con una canción más rockera.

—Aparte ya había trascendido...

—Ya se lo conoce, está en Jungla TV. “Héroe...” va a salir así, en la versión del demo: quizás la remezclemos un poquito.

—Con los ladridos...

—Sí, con los ladridos de Tina y Loco, mis perros, en medio de la grabación. Me pareció genial: me hacen muy feliz, igual que mi mujer y mi hijo. Empecé por los perros, qué mal... (risas).

—¿Cómo salió lo de la propuesta de Muñe? Fue el primer “Rockin’ Jungla”.

—Quería sacar un tema que esté conocido, porque de hecho lo veníamos tocando en la última etapa de La Cruda, es un tema mío; también lo había tocado con el Experimento, había algunas cositas en Internet. Entonces dije: “Bueno, ya que va a ser uno de los temas en salir, vamos a empezar a foguearlo por ahí”, y tener un poco más de primicia para más adelante.

Tiene el audio del demo, pero las imágenes son alucinantes, el video es genial.

Hay equipo

—¿Cómo se fue armando la banda?

—Ese gran desafío, que fue una “secada de bocha” terrible: estuve trabajando todos los días con mucha soltura, pero muy enfermo: le caía a Fabio o venía a mi casa, vivimos en las puntas opuestas de la ciudad. Después pasar a grabar en muy poco tiempo, mucho más concentrado, por dinero (risas): era mucha presión. Ese primer día se me amontonó todo.

Pero me relajé un poco y funcionó todo. Después de ahí me puse a armar de a poco la banda: yo venía de un proyecto más tranquilo, más acústico, con Flor Di Rito en violoncello, que estuvo alucinante; era lo que quería hacer en ese momento, como bajar la tensión que traía de La Cruda. Tensión rockera positiva. Con el tiempo me surgió que también quiero rockear. El disco va a ser muy cambiante: hay temas muy tranquilos como “Héroe...” y otros como “Uno es lo que hay” que es hiper al palo, con doble pedal, rabioso.

En la banda ya estaban fijos Panchito Romeu en la guitarra y Fabio en teclados. En el medio del proceso me empezó a ayudar como drum doctor Damián Gómez, el “Guacho”, baterista de Mariel Trimaglio (gran baterista y cantante): me preguntó si necesitaba baterista y le dije que en ese momento yo estaba hablando con otra persona, con la que no pudimos por una cuestión de tiempos. Este Guacho estaba con todas las pilas: estando él ahí me di cuenta de todo lo que hubiera necesitado para el seteo de la batería. El loco investigaba los parches, los afinaba, fue alucinante. Después fue viendo todo el proceso, así que de repente se conocía todos los temas. Nos conectamos perfecto: somos dos capricornianos astrales.

Para el bajo lo llamé a Martín Pirola, un stage que trabajó con La Cruda, sin haberlo visto tocar. Me había comentado que tocaba, y como lo que grabé es muy básico ya con que te guste un poco tocar lo tocás. Todos los músicos que están conmigo tocan mil veces lo que toco yo, pero ellos lo entienden y está todo bien: el laburo ya está grabado y hay que respetar eso.

Empezamos a ensayar en mi casa: les hacía bocaditos con palta para motivarlos, mate y café, porrón, después algunos “chori”; los seducía con comida para que se vayan hasta el fondo en Guadalupe (risas).

El último en ingresar fue José Giuranacci, más conocido como “Mabel”: ex guitarrista de Domínguez, primer manager de La Cruda. Un guitarrista que siempre quise mucho y admiré. Justo quedó suelto de proyectos, se lo propuse y consolidamos una banda que ahora colma mis expectativas. Este es mi nuevo proyecto de vida y estoy enteramente abocado a esto: lo laburo y lo pienso las 24 horas.


Ocho sueños

“El corte se llama “Ocho sueños’; me interesó mucho sacarlo: son ocho narraciones que tengo escritas en “El libro de los sueños’, que es donde tengo el ejercicio de salir corriendo a escribir cada sueño, porque uno se los olvida muy rápidamente. Al otro día los leo como si fueran libretos dictados por otra persona. Me pareció interesante que sea una canción escrita desde el absoluto inconsciente”.