Falleció Daniel Cipolat

¡Chau, campeón!

Daniel Monticelli

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(*) Fuente: Gustavo Wytrzes

(Dpto. Prensa TC 4000 SS)

En las primeras horas de la tarde de ayer se apagó, a los 53 años, la vida de Daniel Cipolat. Un rafaelino de corazón, que supo conjugar su hombría de bien con el competitivo mundo del automovilismo deportivo. Era un piloto de raza que marcó una senda inolvidable dentro de la actividad regional. Daniel sobrellevó en los últimos años una enfermedad que lo aquejaba de manera constante, pero no dejó de trabajar ni tampoco continuar con esa pasión que abrazó desde muy pequeño. Ahora lo hacía desde abajo de un auto de competición, guiando la carrera deportiva de su hijo Alejandro o siendo responsable de algún equipo de competición.

Gerardo González me dio la triste noticia y allí comencé a investigar que Daniel había nacido en Humberto Primo; debo reconocer que no lo sabía porque él pensaba de, por y para Rafaela. Dentro de sus tantos logros pueden citarse 3 coronas en los Fiat 600 en los años 1987, 1990 y 1993; tres subcampeonatos, en 1988, 1989 y 1994. Cipolat fue un referente de la popular categoría, a punto tal que con sus 23 triunfos se colocó cuarto en el rico historial de los convocantes “bolitas” (estadística que encabeza el “Gringo” Tschop), siempre se los dedicaba a los rafaelinos.

Además y en su fructífera campaña, Daniel inscribió su nombre como campeón en la desaparecida Fórmula Gol. Por supuesto que sus raíces fierreras arrancaron allá por los 80 en el recordado Karting Sunchalense, una categoría mojón de varias figuras del deporte mecánico.

En algún momento estuvo a punto de dejarlo todo, pero no pudo. La pasión fue más fuerte y en el año 97 recaló en el TC 4000 Standard Santafesino con un Ford Falcon de la autopeña “La Butaca” de San Martín de las Escobas. Dos temporadas después, desarrolló su propia unidad (siempre del óvalo), con la que corrió hasta finales de 2007. Allí su enfermedad avanzó y le impidió estar presente en las competencias como piloto, pero siempre ligado de una manera u otra a la actividad, ya sea con su hijo Alejandro, o bien como responsable técnico del equipo de Mauro Perassi. Este cargo lo ocupó hasta la competencia de Rafaela del mes de agosto del año pasado, cuando su estado de salud se agravó.

Como hecho destacable, en el TC 4000 obtuvo un triunfo, fue en noviembre de 2001 en el Fangio rosarino. En ese ciclo también le tomó el gusto al Midget del Litoral por una invitación de su amigo Marcos Zbrun, interviniendo a lo largo del año.

Daniel Cipolat se ganaba la vida en su taller de alineación y balanceo de Rafaela. En verdad era tan meticuloso y prolijo, que sus autos —más allá de que resultaban veloces, que los llevaba como nadie y que por momentos era imbatible—, los presentaba de manera impecable. Conocía tanto de los secretos de un auto de carreras, que gracias a su bondad volcaba su sabiduría a cuanto piloto y/o preparador se le acercara.

La desaparición de Daniel me toca muy de cerca, porque prácticamente arrancamos juntos, él arriba de un auto y yo tratando de aprender... Si bien nuestro trato no fue fluido, varios de los temas que aprendí, seguamente salieron muchas veces de sus certeras declaraciones.

Los restos de Daniel fueron sepultados hoy en el cementerio colonial de la Perla del Oeste ¡Chau, campeón!, hasta siempre.

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Daniel vestido de piloto, como todos los recordaremos por siempre.

Foto: Archivo El Litoral