“Avatar”

Forjando el destino a la hora de elegir bandos

Forjando el destino en  la hora de elegir bandos

Doble identidad: Jake Sully (Sam Worthington) conoce a su avatar Na’Vi, a través de cuyos ojos descubrirá un mundo nuevo.

Foto: Gentileza Twentieth Century Fox

 

Ignacio Andrés Amarillo

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La historia de “Avatar” es más o menos así: el ex marine Jake Sully, confinado a una silla de ruedas, es convocado para cumplir una misión que originariamente debía cumplir su gemelo Tommy, asesinado por un ladrón. Tommy era un científico, preparado para sumarse a un equipo que está trabajando en Pandora, una luna habitable de un planeta gaseoso. Esos científicos, liderados por la doctora Grace Augustine, usan avatares (cuerpos biológicos controlados a distancia) para interactuar con la población local: los Na’Vi, unos seres humanoides de tres metros de altura, azulados y con cola, que viven en estrecha relación con el entorno natural.

Pero ese equipo forma parte de una misión comercial: la RDA (Resources Development Administration) quiere obtener un preciado mineral llamado obturanium, y para eso ha puesto al mando a Parker Selfridge como líder corporativo y al coronel Miles Quaritch como líder de las tropas mercenarias que defienden la operación. El militar ve en Jake una oportunidad: un soldado que pueda infiltrarse entre los nativos para obtener información para futuras batallas, ya que los mayores yacimientos están debajo de las moradas ancestrales de los locales.

Cuando una misión de reconocimiento salga mal, Jake es llevado al corazón del mundo Na’Vi, de la mano de la aguerrida guerrera Neytiri, quien lo guiará en su cultura y lo llevará a un punto en que sus lealtades empezarán a dividirse. Cuando la hora de las armas llegue, será el momento de elegir bandos.

Personajes y cricunstancias

Más allá de que la historia sea un relato relativamente simple (a grandes rasgos), hay tanta información que requeriría al menos un segundo visionado para asimilar tantos detalles.

El espectador memorioso tal vez reconozca algunos personajes arquetípicos, presentes en otros filmes, como por ejemplo “El último samurai”: el militar “civilizado” que se juega por los “primitivos”; la damisela que se resiste pero que termina enamorándose; el duro guerrero que lo detesta pero que finalmente cabalgará a su lado; el inescrupuloso oficial mercenario que lo espera del otro lado de las barricadas; algunos momentos del encuentro final. (Y por cierto: ¿Cuántas historias protagonizadas por ex marines hemos visto?). Alguno puede recordar la novela “Dune” de Frank Herbert (adaptada al cine por David Lynch): la idea del héroe llegado de las estrellas para liderar a la postergada población local para llevarlos a la victoria (y enamorar a la hija del cacique, por cierto).

Cameron tiene la habilidad de hacer creíble todo y de hacer funcionar cualquier historia. Claro: con 350 millones en el bolsillo parecería más fácil cubrir todos los flancos: desde la lengua Na’Vi (creada por lingüistas, apta para ser hablada) hasta los mínimos detalles anatómicos (los avatares humanos tienen cinco dedos por extremidad, mientras que los Na’Vi puros sólo cuatro).

Vida digital

Todo esto no se podría haber montado sin recurrir a la generación de imágenes digitales de última generación: desde los abrumadores escenarios de Pandora, rebosantes de vida, hasta la temible tecnología terrestre, pasando por la sensualidad de una alienígena fibrosa y casi desnuda de tres metros.

Y ésa es otra novedad: tal vez éste sea el primer filme en el que uno de los protagonistas (Zoë Saldana, la heroína romántica) realice toda su actuación en su versión reconstituida digitalmente. De hecho, los rostros digitales están diseñados con elementos de los rasgos del actor que los anima, con una salvedad: todos los nativos están interpretados por actores latinos, negros o indios, tal vez para darle más fuerza “étnica” a la cuestión.

Tratándose de una película tan grande, las actuaciones pueden perderse un poco: si en “El señor de los anillos” la Tierra Media era la verdadera estrella, aquí es Pandora quien se lleva los laureles. De todos modos, las interpretaciones están correctas para modelar unos personajes que no tendrán la chance de las medias tintas: Sam Worthington le pone el cuerpo a las dudas de Sully y a su decisión final; Zoë Saldana da vida a la compleja Neytiri, romántica y letal a partes iguales (recuerda un poco a la Chani de Dune); Sigourney Weaver anima a la doctora Augustine, quien con su fuerte carácter enfrenta al Selfridge de Giovanni Ribisi, sólo interesado en las ganancias. Stephen Lang cosntruye al coronel Quaritch como el paradigma del oficial desalmado y corrupto, y Michelle Rodriguez se luce como la piloto rebelde Trudy Chacon (aunque su perfil de chica dura se parezca mucho al de su Ana Lucía de “Lost”).

Fuerza visual

La épica batalla puede recordar a otras ya míticas, como la pelea selvática por la luna Endor (en “El regreso del Jedi”) como el enfrentamiento final contra Sauron (en “El regreso del Rey”, de “El señor de los anillos”).

Justamente, Cameron reunió en este filme a los dos estudios de “efectos especiales” (denominación ya algo antigua, a esta altura del desarrollo) que hicieron historia: Industrial Light & Magic, creada por George Lucas para su saga de “La guerra de las galaxias”, y Weta Workshop, fundado por Peter Jackson, que explotó con “El señor de los anillos” (también están los vírgenes escenarios neocelandeses que Jackson instaló como locaciones naturales).

Cameron está acostumbrado a dar golpes de timón en la historia del cine, siempre también de la mano de efectos muy recordados: es el caso de la sonda de agua de “El abismo”, el T-1000 de “Terminator 2”, ni hablar de cuando se encargó del Titanic “en vida”, y luego en su posterior hundimiento. Aquí toma un desafío más grande: darle vida a todo un mundo extrasolar, con sus propias lógicas de funcionamiento (ésa es justamente una de las claves de la historia), su propia biología, su propia cultura. Y por supuesto, el realizador está a la altura de ese desafío, con una dirección de arte que garantiza la belleza de cada fotograma.

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MUY BUENA

“Avatar”. “Avatar” (Estados Unidos, 2009, hablada en inglés). Dirección y guión: James Cameron. Con Sam Worthington, Sigourney Weaver, Zoë Saldana, Michelle Rodriguez, Stephen Lang y Giovanni Ribisi. Fotografía: Mauro Fiore. Música: James Horner. Edición: James Cameron, John Refoua y Stephen Rivkin. Diseño de producción: Rick Carter y Robert Stromberg. Duración: 162 minutos. Calificación: Apta para mayores de 13 años. Se exhibe en Cinemark.