Cuando las temperaturas rondan los 40 grados
Cómo prevenir y tratar un golpe de calor
El estar expuesto a las altas temperaturas genera riesgos para la salud. Sufrir un golpe de calor es común por estos días, sobre todo si se trata de ancianos o niños. El Litoral consultó a un especialista del Dipaes -107- sobre cómo prevenir y tratar la descompensación.
De la Redacción de El Litoral
Aunque los santafesinos recuerdan con claridad los 51 grados centígrados que marcó la sensación térmica el martes de la primera semana de enero, los pronósticos indican que en pocos días más la ciudad volverá a ser un infierno.
Para quienes deben continuar con su rutina diaria en vacaciones o descansar relajados bajo el sol a horas no permitidas, sufrir un golpe de calor es un riesgo. La descompensación se produce por una prolongada exposición solar, a altas temperaturas. “En ese momento, falla el mecanismo de la sudoración que funciona como defensa del organismo y si la piel permanece seca aparecen los síntomas”, explicó a El Litoral Nicolás Balma, médico evaluador de la Dirección Provincial de Accidentología y Emergencias Sanitarias.
Los principales afectados por los golpes de calor son los niños, ancianos y personas con sobrepeso. “La temperatura corporal habitual se mantiene entre los 36 grados y los 36 grados y medio, según el especialista, “cuando comienza a hacer más calor, se altera el sistema sensorial particularmente cuando se llega o superan los 40 grados”. Para prevenir el golpe, es importante que se comience a tener precaución cuando el termómetro llega a los 30 grados, particularmente si se está expuesto al sol.
Los síntomas de un golpe de calor son: congestión facial, dolor de cabeza, sed intensa, fatiga, náuseas, vómitos, calambres. En casos extremos se genera una alteración de la conciencia con situaciones de delirio, taquicardia y hasta el estado de coma.
¿QUÉ SE PUEDE HACER?
El doctor Balma comentó que por estos días, fueron frecuentes las asistencias que realizó el servicio 107 en la ciudad por golpes de calor. “Sobre todo con gente que está en la calle, en la peatonal y el microcentro; desde las once del mediodía se comienzan a ver los casos”, precisó.
Si se produce una baja brusca en la presión corporal, el doctor recomendó como modos de revertir la situación, hidratar de manera inmediata con agua con sal, permanecer acostado con las piernas elevadas en 45 grados, colocar paños húmedos en la frente y, si la persona está en condiciones de trasladarse, darle una ducha.
A modo de prevención es importante el uso de ropa confeccionada con telas livianas y de colores claros que no absorben los rayos solares. A su vez, es muy importante ingerir líquido durante la exposición al sol o mientras se realiza una actividad.
Para quienes en los días de calor intenso transcurren varias horas en ambientes refrigerados es fundamental mantener la temperatura de los acondicionadores de aire en 22 ó 23 grados. “Cuando esa persona tiene que volver a tomar contacto con el exterior el shock de pasar del frío al calor puede ser muy serio y tener consecuencias”, advirtió el doctor.
Los fanáticos del gimnasio o de realizar actividades deportivas al aire libre también deben tomar precauciones como la hidratación permanente o no hacerlo en horarios donde las temperaturas son muy altas. En este sentido se lo consultó al especialista sobre una creencia popular y errada: se pierde más peso y de manera más rápida si se ejercita el cuerpo con tanto calor.
“Al haber más sudoración se pierde líquido y la sensación es que se adelgaza. Las grasas también se consumen más pero, el riesgo de deshidratación es muy alto y es perjudicial”, definió Balma.