Técnicas de relojeo

Técnicas de relojeo

Si ya se fueron de vacaciones, lo siento: aporten lo que tengan que decir y tomen nota para las próximas temporadas. En cambio, si todavía no comenzaron sus descansos y van con novias, esposas, parejas o desparejas en cualquiera de sus versiones, pues, aquí van unos “tips” -la última mariconada idiomática porteña- para tener en cuenta.

TEXTO. NÉSTOR FENOGLIO. DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI.

Uno sale de vacaciones para estar en contacto con la naturaleza, descansar, ver poca gente o ver gente distinta, y además lo hace lógicamente con su pareja. Es difícil, además de incorrecto, éticamente deplorable, descortés e incluso desleal, mirar a otro u otra en esas circunstancias. Guacho de miércoles: tu mujer te bancó todo el año todo el tiempo y vos aprovechás la primera de cambio -otros cambian por la primera que pasa- para mirar a otra. Cretino.

Es probable que si te descubren en el intento -y vos no descubrís intenciones similares en tu pareja- tengas problemas, discusiones y situaciones que no esperabas para tu momento de distensión y descanso. No alcanzará con explicar que esa señorita que tan ávida y babosamente admiraste (miraste más) es también naturaleza. El sopapo que vas a recibir es naturaleza en acción, también.

Por eso, hay que desarrollar técnicas que permitan darle a cada uno lo suyo, todo en armonía y que vos recibas también tu porción de naturaleza bella contenida en mínimas biquinis o en zungas -ah, claro, ustedes no miran a nadie...- sin ofender a quien te acompaña.

La primera forma primitiva y obvia de mirar sin ser descubierto es usar anteojos para sol. Detrás de ellos, nadie, ni tu mujer, sabe exactamente qué cosa estás mirando realmente: si el show de la foca o la joven que está a un metro en la misma dirección. Te delata sólo la dirección general de tu cara y, en casos extremos, el hilillo de saliva que sale de tu comisura.

Pero a quienes son cazadores les gusta que la presa vea el momento del ataque. ¿Qué sentido tiene la presencia del animal cazador si la presa en cuestión no tiembla -aunque hoy no tiembla nadie, no se engañen- ante su presencia? Así que hay gente que requiere que el contacto visual se produzca aun como una potencialidad, aunque nunca suceda, aunque sea tan unidireccional como se supone en tu caso, en que no te devolverán la mirada ni aunque te caigas desmayado adelante...

Es útil siempre la técnica del paneo, un vistazo general, una especie de traveling de la mirada que no debe detenerse mucho tiempo en ningún sitio, como quien aprecia las bondades del lugar y su entorno. Uno no mira; está mirando, que no es lo mismo. Y en ese vistazo general, el buen observador se lleva finalmente los datos que quiere: talla, aspecto general, dos o tres impresiones básicas por lo general equivocadas, prestaciones ratonáceas futuras, acercamientos hipotéticos y otros datos que nos transforman en las verdaderas computadoras procesadoras de boludeces que somos, mucho más en vacaciones.

Tenés la técnica del rabillo del ojo o la mirada sesgada, procedimiento por el cual supuestamente estás viendo lo que hace tu nene con el baldecito o la pelota, pero en realidad tu atención está medio metro más allá o acá, donde evolucionan esas dos bestias marinas. O también la inmejorable técnica del más allá: un señor parado en la playa que parece mirar un punto lejano perdido en lontananza (que nunca supe dónde era, pero sonaba lejísimo), alguien que está extasiado en un paisaje real o personal, como mirando un atardecer, aunque en esa dirección a escasos diez metros está el verdadero punto de interés.

La posición es importante -es aburrido siempre la misma posición-; el mirador desde el cual observamos es esencial; todo es según el cristal con que se mire y otras obvias etceteridades -en verano invento muchas más palabras que en todo el resto del año- pero se pueden obtener muy buenos resultados sin pellizcones ni coscorrones de tu ser querido, por ejemplo, reclinado bien hacia atrás en la reposera; o tomando sol boca abajo pero con la cabeza disimuladamente erguida, apoyada en las manos entrelazadas; la lectura de algo, el espejo, en fin... Yo no sé cuál es la técnica que ustedes practican, pero si tienen la suerte de irse de viaje, échenle un vistazo a esta nota sin que su pareja la vea. Y busquen, literalmente su propio punto de vista.