Llegan cartas

Legisladores, barbas al remojo

Atilio Félix Giordano.

DNI. 3.170.184.

Señores directores: Es cierto que son tres los poderes que conforman un gobierno, ya sea en el orden nacional como provincial, poder legislativo, judicial y ejecutivo. En este caso haré hincapié en los legisladores, que son los que proyectan, crean, modifican y hasta abolicionan las leyes.

Señores legisladores: este es un desafío y un deber que no puede escapar a vuestro elevado criterio. En ustedes está depositada la voluntad de un pueblo que debe ser respetada, empezando por terminar con los “jefes supremos”, que las leyes sean aprobadas por consenso, sin desechar ideas cualquiera sea la bandería política que la proponga, tal es el espíritu de una democracia bien entendida. Por otra parte, es evidente que existen temas que ya no resisten más esperas: la inseguridad. No sé si será demasiado aplicar la Ley del Talión, pero algo hay que hacer para cambiar este estado de miedo e incertidumbre, al que el pueblo está sometido y que con justa razón reclama justicia y seguridad.

Segundo tema, se necesita una política ambientalista abarcativa en todo tipo de producción y/o explotación, ya sea en agropecuarias, mineras, pesqueras, etc. Cae de madura que la salud debe ocupar el primer plano, ¿o es que no nos damos cuenta que a este paso nos quedaremos solos?, ríos sin peces, islas sin pájaros, selvas y humedales arrasados, aguas contaminadas, alimentos con alto grado de transgénicos y toda la gama de insecticidas, herbicidas, etc. A propósito de ello, las autoridades responsables de controlar este flagelo, parecen no entender que el glifosato, el endosulfan, el paraquat, el 2,4D y muchos otros productos son tóxicos que más tarde o más temprano se harán sentir en los seres humanos, claro que ya será tarde.

Por último, esto sí que también es prioritario, se necesita crear una nueva ley para terminar con los ladrones de guantes blancos, vendepatrias, y traficantes de drogas.

Señores legisladores, vamos a trabajar en las cosas más importantes, no juguemos con las necesidades de la gente. A través de las noticias uno se entera como se pierde lastimosamente el tiempo, en cosas tan insignificantes, como por ejemplo, en crear el “día de la chamarrita” y otro que proyecta el día del parrillero, dejémonos de joder.

Yo ya estoy próximo a los 85 años pero me sigo preocupando, y pensando en el futuro. ¿Y usted?