Obesidad

Luis Guillermo Blanco

En términos médicos, la obesidad es una enfermedad que genera numerosas complicaciones, afectando la calidad y la esperanza de vida de quienes la padecen, trátese de niños, adolescentes o adultos. Se la ha conceptuado como un estado patológico crónico que se caracteriza por el acumulo exagerado de grasa en el tejido subcutáneo y entre los órganos internos del cuerpo, atendiendo a un porcentaje de grasa mayor del normal y no sólo al exceso de peso.

Distinguiéndose, según el porcentaje de sobrepeso, entre obesidad mediana o moderada, severa y masiva (superior al 100 % del peso ideal). Y llamándose obesidad mórbida a la que engendra o es capaz de engendrar enfermedades y complicaciones que ponen en peligro la vida del paciente o que afecta su calidad de vida, física y psíquica. Pudiendo ejemplificarse con el mexicano José L. Garza Ramírez, que murió el 7/10/09, a los 47 años y con 452 kilos, debido a complicaciones cardíacas.

Algunas de las enfermedades y complicaciones relacionadas con la obesidad (que aumenta su incidencia) son cardiovasculares (vg. descompensación cardíaca); respiratorias (vg. insuficiencia respiratoria); digestivas (vg. cáncer de colon); mecánicas (vg. artrosis de la cadera); endocrinas (vg. diabetes) y dermatológicas (vg. irritación en las coyunturas). También provoca trastornos psicológicos (depresión, baja autoestima, aislamiento) y problemas sociales: impertinencias por parte de la gente cercana o desconocidos; inadaptación o incapacidad para el trabajo; dificultades para ser contratado o para conservar el empleo. En fin, discriminación. Y preconceptos simplistas, que importan obstáculos para comprender y generar cambios. Tales como que la obesidad se debe a una “falta de voluntad” (para adelgazar) o que “no hay ninguna enfermedad que por sí misma produzca obesidad” (idea basada en el hecho de que el cuerpo humano no es capaz de generar y acumular energía por sí mismo), cuando hay enfermedades, en particular las enfermedades endocrinas, que por influir en el metabolismo general, causan tendencia a la obesidad. Enfermedades que deben ser tratadas y controladas antes de iniciar el tratamiento para la obesidad.

La cual no depende sólo de factores biológicos, sino también del efecto de variables ambientales, psicológicas y sociales. Nos interesan estas dos últimas. Porque el cuerpo es también una construcción cultural. Ejemplificando con el “modelo ideal” de mujer, basta recordar las diferencias entre las madonna opulentas del Renacimiento (inmortalizadas en las pinturas de Rembrandt) y las delgadísimas modelos de los años ‘50. Obesidad, anorexia y bulimia encierran conjuntos sintomáticos en los que el amor y el odio se reflejan en el propio cuerpo. Y la presión social y cultural contra “el obeso” se manifiesta en la gran aceptación de cuerpos “adelgazados” y no delgados por naturaleza (que para eso no se necesita esfuerzo alguno). Idea (demanda externa, aún mediática) que provoca dificultades para quienes no cumplen con la “norma” (ser flaco) y que, si no logran ese ideal corporal, surgirá el odio hacia el propio cuerpo, la vergüenza y las inhibiciones sociales y afectivas.

Por lo general, la persona que sufre de obesidad masiva es incapaz de seguir un tratamiento médico-dietético estricto durante un período prolongado, incurriendo en transgresiones y deserciones, volviendo a ganar peso y a veces más del que tenía. Por eso, estos tratamientos son decepcionantes a largo plazo. Y de allí que se postulen como solución los tratamientos quirúrgicos para la obesidad (cirugía bariátrica). Pero no basta sólo una buena cirugía para lograr el éxito del tratamiento (que siempre debe ser interdisciplinario: médico, nutricional y psicológico, y cuyo fin es obtener un peso estable), sino que se requiere de la colaboración y disposición diaria del paciente a seguir todas las instrucciones del médico (y de seguimiento y cuidados). Especialmente del Programa de Alimentación, para no recaer en un desorden en los tres factores esenciales del sistema básico de alimentación, que son cantidad, calidad y frecuencia de los alimentos. Descontrol que provoca obesidad, ya que se come sin medida, sin valoración del alimento y a cualquier hora del día.

Pero, así como la obesidad no es un simple problema “estético”, no cabe olvidar que aquélla puede enmascarar enfermedades psiquiátricas, como una psicosis latente (“gordo” antes que loco). Es común en psicología decir que con la ingesta compulsiva o incontrolable se trata de llenar un vacío emocional (que se desconoce), que “cargar kilos” es “cargar peso” conflictivo personal, empleando la comida como “regulador” de tensiones internas (una ilusión de poder calmar la tensión, la ansiedad, la irritabilidad, etc.), sino como una descarga de agresividad contra sí mismo (“come de bronca”). Pacientes con obesidad mórbida para quienes no tuvo éxito la cirugía bariátrica, vg., comentaron que podían comer los mismos alfajores y en cantidad desmedida como antes de la operación si los deshacían en agua o que podían licuar una pizza antes de ingerirlos. Su vacío emocional continuaba. Y ante ello no hay cirugía que valga. Tal vez sí, psicoterapia.

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La obesidad no es un simple problema estético; es una enfermedad que acarrea numerosas complicaciones. En la foto: “Poupeé”, escultura de Fernando Botero. Foto: Archivo El Litoral