The Cranberries en el Luna Park

La voz de Irlanda en

aquellas viejas canciones

La banda encabezada por Dolores O’Riordan visitó la Argentina en el marco de su gira sudamericana, en su retorno tras siete años de impasse, para tocar clásicos y nuevos temas de la cantante.

Ignacio Andrés Amarillo

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Seguramente, muchos se sorprendieron cuando la lista de correo de Cranberries.com anunció la reunión de la banda irlandesa, luego de siete años de separación, con la excusa de celebrar 20 años desde su creación. Pero la vieja química se encendió nuevamente y los hijos orgullosos de Limerick salieron a demostrarlo en gira, la misma que los llevó el pasado fin de semana al escenario del Luna Park.

Fergal Patrick Lawler (batería), Michael Gerard Hogan (bajo), Noel Anthony Hogan (guitarra) y, por supuesto, Dolores Mary Eileen O’Riordan Burton (voz y guitarra), acompañados por Denny DeMarchi (teclados y guitarras) tocaron para una multitud poblada de treintañeros y cuarentones que corearon los clásicos de sus años más mozos.

Pasado y presente

Las luces se apagaron, todos los que estaban en las plateas se pusieron de pie, y tras unos ominosos sonidos salieron los artistas, para, tras un breve saludo de la vocalista, arrancar con “How”. “Muchas gracias, amigos” (en castellano), es lindo estar aquí, el show que dimos en Brasil hace dos días y estar aquí nuevamente en Argentina”. Tras ensayar unas líneas de “No llores por mí, Argentina”, Dolores anticipó la llegada de “Animal instinct”.

Luego anunció la primera canción que compusieron siendo adolescentes, que cambió sus vidas: “Linger”, tras la cual llegaría “Ordinary day” (de “Are you listening?”, el primer disco solista de O’Riordan), “Wanted”, y “You and Me”, con la vocalista estrechando las manos de los espectadores de adelante, gesto que se repetiría más adelante en la noche.

Pequeña estrella

Justamente, el destino de todas las miradas fue sin dudas O’Riordan, que no acusó el paso del tiempo. Allí están el pelo muy corto, el rostro juvenil, los ojos apenas delineados, los brazos fuertes, el cuerpo flaco, el trasero escueto pero movedizo, sus tatuajes rockeros, en ligera contradicción con su anillo dorado que la identifica como orgullosa esposa y madre. Y su versátil voz, esa que suena distinta a todas, la misma que puede pasar de la mayor intimidad al alarido en segundos, la que puede cantar de forma áspera las más crudas verdades del amor y la guerra.

Enfundada en un vestido negro con la espalda desnuda, un saco que voló rápidamente por acción de la temperatura y botitas de básquet charoladas, recorrió una y otra vez el escenario con paso acelerado, contoneó brazos y caderas y punteó algunas memorables líneas melódicas en la guitarra.

Aquellas canciones

Alaridos populares antecedieron a la bellísima e intimista “Dreaming my dreams”, que abrió un tramo tranquilo en el que la acompañaron “When you’re gone” y “Daffodil lament”. Pero luego todo volvería a explotar con los estribillos de “I can’t be with you”, coreados casi como un cantito de cancha.

Tras la interpretación de “Pretty”, anunció Dolores: “Padre, madre: Ode to my family”, anunció la cantante, antes de interpretar el sutil clásico de The Cranberries, al cual siguieron “Free to decide”y “Waltzing back”. El tramo final del show regular comenzó con una nueva canción sobre el insomnio: “Switch off the moment” (de “No baggage”, el reciente segundo disco solista de O’Riordan).

“¿Están listos para rockear”, preguntó la irlandesa, anticipando “Salvation”, tras la cual llegaron “Ridiculous thoughts” y la explosión definitiva con “Zombie”, el crudo hit de 1994 que los hizo célebres en el mundo entero, junto con el disco “No need To argue”.

Último round

Tras una breve despedida, y el cantito de “uoh, ooh ooh” (hoy algo demodé), volverían para interpretar “Empty” con guitarras acústicas y Fergal en el bongó (y nuevamente con remera, tras haberse sacado la primera, seguramente por el excesivo calor que se alojaba en el recinto de los Pace y los Lecture. Luevo vendría “The journey” (corte de difusión de “No baggage”)

“Sí, vamos a tocar “Promises’”, tranquilizó Dolores a un fan, para efectivamente interpretarla. Para el cierre, y tras un agradecimiento a sus compañeros de ruta llegaría el clásico “Dreams”, una despedida definitiva con el sabor de los comienzos. Tras el adiós, una grabación de “Exodus” de Bob Marley y las luces prendidas indicaron que la velada había terminado.

La voz de Irlanda en  aquellas viejas canciones

La versátil voz de Dolores, esa que suena distinta a todas, la misma que puede pasar de la mayor intimidad al alarido en segundos.

Foto: Archivo El Litoral

El futuro

El encuentro tuvo sus claroscuros. Estuvieron las canciones de la adolescencia, compuestas en las heladas noches de Limerick, y también las creadas en las alocadas giras de mediados de los ‘90. Pero las canciones nuevas provienen de los discos solistas de O’Riordan, dueña del sonido más característico del grupo y continuadora del mismo.

Más allá de las promesas de continuidad (que ojalá sean ciertas), es notorio que, lejos de aquellos tiempos de juventud, hoy The Cranberries es definitivamente la banda de Dolores. Una realidad tan dulce y agria como el arándano que les dio nombre.