Ganados y carnes

La industria acusó el impacto

Los frigoríficos exportadores han reducido sus faenas, obligados por la escasez, entre un 25 y un 40 por ciento. Los grupos más grandes evalúan la posibilidad de cerrar aquellas plantas ubicadas en las zonas donde no hay hacienda.

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Bajo. Los feedlots están entre 35 y 40 por ciento del nivel de ocupación que tenían al inicio de la primavera, y en gran parte del país la enorme cantidad de pasto de calidad que se dispone duplica o triplica las necesidades forrajeras de un stock ganadero muy reducido.

Foto: Archivo

 

Ignacio Iriarte

Analista del mercado ganadero y de carnes.

Es una burbuja, pero por ahora ésta se muestra muy consistente. La caída de la oferta que se inició en la segunda quincena de diciembre, y continuó en enero, se acentúa en febrero.

No hay oferta y demanda; prevalece brutalmente el faltante de oferta. Están en marcha, desde el lado de la demanda, todos los mecanismos políticos y de mercado que podrían equilibrar el desajuste, pero la restricción en la faena es tan fuerte que ninguno de ellos surte efecto.

A esta altura de febrero, la matanza de ganado puede estimarse un 10-15 por ciento inferior a la de enero, un 20-25 por ciento por debajo de diciembre, último mes “normal”, y un 35-40 por ciento abajo del pico de faena de junio-julio del año pasado.

Los feedlots están entre 35 y 40 por ciento del nivel de ocupación que tenían al inicio de la primavera, y en gran parte del país la enorme cantidad de pasto de calidad que se dispone duplica o triplica las necesidades forrajeras de un stock ganadero muy reducido.

La caída de la oferta no es mayor porque hay muchos que piensan que este nivel de precios no es de equilibrio, o sea que piensan que no se va a sostener y venden lo que tienen en estado. Por ejemplo, hay millones de vacas que salieron vacías el año pasado y que, a favor del empastamiento, de los campos hoy están gordas y con valores por cabeza que en algunos casos son hasta cinco veces lo que hubiera obtenido el criador si las hubiera vendido como conserva el último invierno.

Las empresas más especializadas en exportación han reducido sus faenas -obligados por la escasez- entre un 25 y un 40%. Se mata menos hacienda diariamente, se faena menos días a la semana; se cierran temporariamente las plantas que están en zonas donde la hacienda ha desaparecido; se adelantan vacaciones; se intenta poner un límite a lo que se paga. Pero los precios de novillos pesados y vacas, presionados por el consumo, siguen subiendo. Se sufre por el cierre de las exportaciones, por un precio del ganado que no convalidan los clientes externos y por la alta capacidad ociosa.

Se espera una mayor afluencia de novillos pesados para abril-mayo, cuando terminen las veranadas, pero nadie se hace muchas ilusiones. Este año no se dispondrá del ganado de las islas -hoy evacuadas en un 90 por ciento-, la caída en el stock de novillos es un hecho real, y además cualquier repunte de la oferta de pesado será más que compensada por la distribución insólitamente tardía de la cuota Hilton, que mantendrá la demanda por pesado más que firme en marzo-mayo.

“Hay muchos productores que les sobra campo y están sentados arriba de sus novillos, pero el efecto más grave no es ese; el efecto mas grave es la caída del stock. Hay muchos menos invernadores, que tienen mucha menos hacienda. Con estos altísimos precios de la reposición, además, dilatan la venta del gordo todo lo que pueden. Hemos preparado nuestras plantas, inclusive ampliando algunas de ellas, para matar 900 ó 1000 novillos por día, y ahora vemos que por muchos meses o quizás años no podremos faenar más de 600 ó 700 novillos al día. Los grupos más grandes están pensando seriamente cerrar por varios meses las plantas ubicadas en las peores zonas, donde en 200 ó 300 kilómetros a la redonda no hay una pata. Lo peor es que desde la Secretaría de Comercio nos aseguran que hasta que los precios no se estabilicen o retrocedan, las exportaciones, seguirán cerradas”, admitió con preocupación un industrial.

Se espera una mayor afluencia de novillos pesados para abril-mayo, cuando terminen las veranadas, pero nadie se hace muchas ilusiones