Al margen de la crónica

Les creo, no les creo

 

Por estos días se vuelve a hablar de la inflación. Ahora se señala que por arrastre del último trimestre del año pasado, el incremento del índice de precios seguirá alto en estos primeros meses de 2010. La realidad parece incontrastable: carne, leche, combustibles y servicios comienzan a provocar una escalada de precios que, como siempre se dice, no se sabe hasta dónde trepará.

En realidad, nadie cree en el dato oficial de la inflación. Nadie que concurra habitualmente al supermercado, que haya salido a adquirir útiles escolares o haya estado de vacaciones está de acuerdo con el Indec, que relevó para enero un incremento de precios del uno por ciento. Los relevamientos privados más optimistas sostienen que el IPC (Índice de Precios al Consumidor) superó la barrera del 1,5 por ciento. Lo que preocupWa es la proyección: se habla de un eventual 2% para febrero e igual cifra para marzo, tradicionalmente un mes con registro elevado de inflación. Como dato extra no puede dejar de mencionarse que muchos de los títulos públicos en pesos actualizan sus precios por un coeficiente derivado del IPC, y el viernes profundizaron sus pérdidas luego de que el Indec confirmó que la inflación de enero fue de 1 por ciento.

Como sostienen los entendidos, el peor error es no admitir que la inflación está y que si se la oculta, se dispara. Lo peor sería comenzar a ocultarla. Es complicado ocultar un dato de la realidad, quizá el más sensible en la Argentina y en momentos en que se habla de paritarias, una discusión que se apoya en esa base estadística para fijar los incrementos salariales.

El dato inesperado es el de la carne. En el Mercado de Liniers el kilo vivo de ternero o novillitos superó los 7 pesos el viernes. Cuando ese valor se traslade a góndola generará intranquilidad y preocupación: intranquilidad en el gobierno y preocupación en los consumidores. El gobierno no sabe cómo frenar la escalada de precios y el consumidor asiste a una pérdida de poder adquisitivo que no se corregirá en el corto plazo. Hace falta adoptar una decisión; de lo contrario, en pocos meses más las dificultades serán mayores y con más fuerte impacto en la economía.