Apuntes de política provincial

Apelación por Santa Fe

Teresa Pandolfo

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Sería más atractivo quizás escribir esta semana acerca de la idea del gobierno sobre el incremento salarial para el sector público. O sobre la compensación que la Empresa Provincial de la Energía aplicará para los usuarios que tuvieron interrupciones en el servicio. O sobre el porqué del impacto de las declaraciones de Carlos Reutemann en el corazón del poder kirchnerista.

Sin embargo, esta periodista considera que debe ser tratada una cuestión mucho más profunda, ya que guarda relación con todos los demás temas: Santa Fe está deteriorando su calidad institucional por imperio de la pelea entre socialistas y justicialistas. Ese plano de disputa permanente está restando margen para la solución de cuestiones de mucha injerencia en la vida de los ciudadanos santafesinos.

No se trata de ceder, como reza el famoso título del film norteamericano, sino de quién quiere realmente bien a Santa Fe para que sus instituciones y sus ciudadanos tengan futuro.

El diálogo se busca, se procura. Lo que no puede persistir es este encono político que destruye y hasta avergüenza.

Ejemplo que no fue

En un momento, se pensó que Santa Fe iba a poder ser un ejemplo de convivencia política para el país: el Frente Progresista y el justicialismo, por partes prácticamente iguales, habían ganado comunas y municipios. Para la Casa Gris se impuso el Frente; en el Senado, la mayoría de las bancas quedó para el justicialismo. El poder quedaba así dividido y se terminaban las mayorías automáticas.

Se abría un tiempo distinto para la construcción de consensos; se iba a poder demostrar que se practicaba la política como condición y estrategia.

Siempre se añoran los tiempos políticos que fueron mejores y esta periodista conoció una época en que realmente había negociación política, pese a que siempre hubo opositores, adversarios más difíciles e, incluso, inútiles y mal nacidos.

Lo que se pensó que iba a ser una oportunidad para el crecimiento institucional se convirtió en un escenario de degradación que no cesa en su caída, y lo peor de la política fue emergiendo en el territorio santafesino: en paralelo, la descalificación permanente hacia los otros y la intención perversa de inmovilizar, con la vista puesta en lo que puede pasar en el 2011.

Lamentablemente, a los problemas los tenemos hoy, y no son menores. No hay que convertir los temas de Estado en sainetes, como ha pasado ya con la reforma tributaria y el veto promovido por el Poder Ejecutivo al presupuesto. Las cosas deben debatirse, resolverse y, al resultado, asumirlo.

La comunidad política debe sentarse a analizar objetivamente y acordar cuestiones prioritarias: cuántos cargos se necesitan en educación para que nadie quede sin lugar en el sistema educativo y qué debe abordarse para que la instrucción, extendidamente, sea mejor. Ídem, respecto del sistema de salud pública, en especial para que sirva con dignidad a las personas imposibilitadas de acceder acceder a una buena obra social o prepaga.

¿Qué demanda la seguridad?: ¿más idoneidad en la materia,más equipamiento? ¿Es una cuestión sólo de presupuesto o existen otros componentes no económicos sobre los cuales trabajar en paralelo, porque son los que impiden avanzar?

¿Qué infraestructura requiere una Santa Fe generadora de alimentos y de ciencia aplicada para la industria y la medicina? ¿Qué posiciones deben asumirse ante la Nación que le quita recursos a la provincia y con qué estrategia de conjunto? Y así con tantos otros temas centrales en la política lugareña.

A pesar de tanta dosis de desilusión expresada, cabe señalar que Santa Fe mantiene una ventaja que no es menor: el gobierno de Hermes Binner pecará de demoras o fallas de gestión, pero no presenta problemas estructurales de corrupción y esto es una ventaja importantísima frente a otras provincias.

Tampoco, como lo ha demostrado, Santa Fe es un feudo. Posee un electorado que elige y que volvió a expresarse en los comicios nacionales del 28 de junio de manera similar a lo ocurrido en el 2007, reiterando una posición profundamente federal.

Grandeza

Todas las expresiones políticas tienen líderes más carismáticos que otros. Hombres que generan una confianza de no sencilla explicación o que se destacan por su capacidad de diagnósticos o su capacidad de negociación. En esa diversidad de personalidades se construye el futuro institucional de una provincia, pero para que esa construcción sea posible debe haber líderes con mayor capacidad de entrega personal y responsabilidad social que los demás. Sin este tipo de hombre dentro del Estado político, no hay salida del laberinto.

Todos los eventuales cálculos electorales resultan destrozados frente a los números que la realidad social arroja en desocupados, en marginales, en niños sin educación o sin futuro.

Si no se es capaz de resignar temporariamente posiciones personales por el territorio que se representa o del cual se es autoridad, ¿de qué valió la posición alcanzada al no poder moralmente superar los malos usos y costumbres de la política?

El diálogo debe buscarse e implica estar abierto al aporte. Alcanzar consenso respecto de lo que deben ser el presente y futuro de Santa Fe no es cogobernar. Además de responsabilidad política, es haber sabido estar a la altura de un electorado que no quiso feudos, sino calidad institucional, y que no buscó mantener mayorías automáticas. Por eso no le volvió a dar el poder a un solo partido.

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Carlos Reutemann y Hermes Binner.