En etapas y en tres años de plazo

La provincia comenzará en breve con las obras para dos acueductos

Se trata de Santa Fe-Rafaela y Puerto San Martín hasta los barrios periféricos de Rosario. Hay 83 millones de pesos previstos en el presupuesto.

 

Teresa Pandolfo

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Días atrás, el gobernador Hermes Binner anunció la caída de la licitación que se había convocado para la construcción de tres grandes acueductos en el territorio santafesino, y anunció un sistema en “módulos o etapas” para poder avanzar de manera más ágil y eficiente con el programa de obras.

“Los acueductos son para nosotros un emprendimiento emblemático. Intentamos por todos los medios darle continuidad jurídica al proceso que ya venía, y darles continuidad a las localidades que estaban elegidas para esa primera etapa”, explicó Antonio Ciancio, ministros de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente.

El funcionario consignó la imposibilidad de avanzar por ese camino por distintos motivos: por un lado, hubo un desfasaje importante entre el presupuesto oficial y las propuestas elevadas por los dos grupos oferentes precalificados.

Consignó, asimismo, que “la financiación, que en un momento iba a ser las dos terceras partes de la obra, se transformó en menos de una tercera parte, con lo cual nos veíamos con la paradoja de tener que afrontar, en tres años de obras, $ 1.200 millones de pesos -que es el presupuesto oficial- y sólo se financiaba a 15 años una pequeña parte, unos 130 millones de dólares”.

¿Qué ocurrió?

En el proyecto original se preveía que una parte se financiada a 15 años -que luego pagaría la provincia- y otra que corría totalmente a cargo de la provincia. “Cuando se lo diseñó, primero, se pensó que con un financiamiento de 200 millones de dólares alcanzaba y esto no ocurrió, ni aún en la gestión anterior. Después, con la modificación de precios de la mano de obra, la valorizamos en $ 1.200 millones. Cuando esto sucede, los 200 millones de dólares que teníamos para financiación cubrían dos terceras partes de la obra porque ésta valía 300 millones de dólares.

“Entonces, era razonable: hay 200 millones de dólares que se financian y 100 aporta el Estado santafesino en el proceso de construcción en tres años”, indica.

Ciancio dice que cuando se recibieron las ofertas ( de las constructoras) “todo se trastoca. Ya no son $ 1.200 millones, sino $ 1.850 millones; no son 200 millones de dólares lo que se financia, sino 100, y cuando se mira finamente, se llega a esta conclusión: tenemos que pagar lo que para nosotros es el 100 % de la obra en tres años y, después, nos queda una cola de financiación pequeña, con lo que se desvirtúa el proyecto”.

Cita otras cuestiones que tuvieron su importancia en la decisión tomada. “Cuando las empresas plantean las cartas de compromiso de la financiación, éstas debían ser una cartas “indudables’. Hubo documentación desdoblada en el sobre 1 y en el sobre 2, pero en ninguno de los dos está totalmente clarificada la financiación. Tampoco encontramos un compromiso claro de financiación; siempre quedaba ligado a la oportunidad, al momento para el banco. Entonces, se fueron sumando elementos y se vio que no se podía seguir por ese camino”.

El funcionario fundamentó las demoras en este emprendimiento diciendo que los acueductos no tenían proyecto ejecutivo y se evitó que ocurriera lo mismo que con el acueducto centro-oeste, cuyo monto de obra resultó el doble que el previsto originalmente por los técnicos. Indicó que hubo que armar equipos para hacer estos proyectos, tarea que demandó cerca de un año; luego, vino el proceso licitatorio, en el que hubo pedidos de más plazo por parte de las empresas e impugnaciones.

Ejecución en partes

Ciancio se refiere luego a los motivos que llevaron a encarar en etapas la provisión de agua al interior y dice que la instancia de la obra llave en mano es “compleja”.

Por un lado, al Estado le significaría menos esfuerzo de control, pero -dice- ninguno de los grupos oferentes, por más poderoso que sea, tiene en su haber todos los tipos de obra que implica un emprendimiento de esta naturaleza: hay obras de toma de agua, plantas de tratamiento, de bombeo, colocación de cañerías.

Los grupos oferentes “se transforman en organizadores: tienen una parte de ese conocimiento y lo demás, lo compran y a ese costo de compra que es venta para otro, le agregan el IVA, beneficios, gastos generales. Entonces, de $ 1.200 millones se va a 1.800. ¿Qué decimos? Vamos a hacer la partición de las cosas: vamos a comprar caños a los que los fabrican; esto significa un gran esfuerzo, pero dejarles a los que vengan una deuda tan grande es algo fuera de toda lógica y de ética”, precisa Ciancio.

Otro elemento de peso

Otra cuestión tuvo su peso en la decisión, y Ciancio la relaciona con “un círculo virtuoso para la provincia”. Al respecto dice que las cámaras de la construcción venían planteando que “una cosa es ser subcontratista de estas empresas y otra, ser contratista del Estado. En un caso para ellos, recibían una presión determinada por parte de quienes los contrataban, en la cual pasaban a ser actores secundarios, y en el caso del Estado, el precio que ellos pasaban más el IVA, más el beneficio hacía que lo que valía 1 pasara a costar 1,40 ó 1,50. Además, el material era todo importado de acuerdo con las ofertas presentadas.

“Nosotros planteamos que, además de las empresas constructoras, se podían beneficiar los fabricantes de caños, de bombas, todo el complejo industrial de la provincia. Aparece como una posibilidad sacarle beneficio a una situación que se nos planteó y fuimos por este camino”, dice el ministro.

Cita que aparecen también cuestiones muy candentes a resolver, como por ejemplo, la necesidad de más agua para Rafaela, que “tendrá una mejora en dos a tres años, mientras tanto se va construyendo el acueducto. Empezamos por las dos tomas de agua: Desvío Arijón y Granadero Baigorria; tratamos la situación de Rosario, que tiene una periferia muy compleja. Y se avanza así en un proceso que es más realista; tal vez en el tiempo lo sea, porque, en función de las posibilidades de endeudamiento de la provincia, en lugar de en tres años se los hará en seis”.

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“Para nosotros, los acueductos siguen siendo una obra emblemática”, dijo Antonio Ciancio

Foto: Flavio Raina

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Otro elemento de peso

Otra cuestión tuvo su peso en la decisión, y Ciancio la relaciona con “un círculo virtuoso para la provincia”. Al respecto dice que las cámaras de la construcción venían planteando que “una cosa es ser subcontratista de estas empresas y otra, ser contratista del Estado. En un caso para ellos, recibían una presión determinada por parte de quienes los contrataban, en la cual pasaban a ser actores secundarios, y en el caso del Estado, el precio que ellos pasaban más el IVA, más el beneficio hacía que lo que valía 1 pasara a costar 1,40 ó 1,50. Además, el material era todo importado de acuerdo con las ofertas presentadas.

“Nosotros planteamos que, además de las empresas constructoras, se podían beneficiar los fabricantes de caños, de bombas, todo el complejo industrial de la provincia. Aparece como una posibilidad sacarle beneficio a una situación que se nos planteó y fuimos por este camino”, dice el ministro.

Cita que aparecen también cuestiones muy candentes a resolver, como por ejemplo, la necesidad de más agua para Rafaela, que “tendrá una mejora en dos a tres años, mientras tanto se va construyendo el acueducto. Empezamos por las dos tomas de agua: Desvío Arijón y Granadero Baigorria; tratamos la situación de Rosario, que tiene una periferia muy compleja. Y se avanza así en un proceso que es más realista; tal vez en el tiempo lo sea, porque, en función de las posibilidades de endeudamiento de la provincia, en lugar de en tres años se los hará en seis”.

$ 83 millones

Para este año se ha previsto un presupuesto de $ 83 millones con los cuales se resolverá el problema de gran parte de los barrios periféricos de Rosario; más agua para Rafaela y las dos tomas de agua: una en Granadero Baigorria y otra en Desvío Arijón. “La provincia ya tiene dos acueductos en marcha y nosotros vamos a resolver otros dos importantes que son Santa Fe -Rafaela, con las localidades que están en el medio, y desde Puerto San Martín a los barrios periféricos de Rosario”, dice el ministro Ciancio.

/// EL DATO

El costo del agua y los medidores

Producir agua potable cuesta 2 pesos los mil litros de agua y se necesita tener un 20% más para hacer las inversiones. A esto lo conversamos con la Empresa Nacional de Agua de Israel y ellos nos decían que de otra forma es imposible avanzar en infraestructura porque siempre se iba a depender del aporte estatal”, explicó Ciancio.

El ministro indicó que no se pretende recuperar el 100 por ciento del costo de producción del agua pero sostuvo que la sociedad deberá ir asumiendo de a poco esta realidad. Actualmente, en Rosario, Santa Fe o Reconquista cuesta 1 peso producir los mil litros de agua y se los está cobrando 43 centavos.

La conversación con el ministro giró hacia por qué no se colocaban medidores de agua para que se pagara por el agua consumida. “Para ello hay que corregir la regulación. El régimen que tenemos ahora dice que si el propietario no lo pide, Aguas Santafesina SA debe colocar el medidor en forma gratuita y esto resulta un costo enorme”, precisa.

Reitera que la inversión es muy, pero muy importante y si el usuario lo pide al medidor se le cobra $100 cuando sale 500.

“Creo que la micromedición tiene que se una consecuencia de este proceso pero también vemos la situación que planteo”, responde.