“LA CIUDAD EN BLANCO Y NEGRO”

Viejas fotos que invitan a

descubrir otra Santa Fe

El libro coordinado por Luis Müller ofrece una memoria fotográfica de la ciudad en el proceso de modernización urbana. “Hoy, la infinita capacidad de reproducción y propagación que facilitan las nuevas tecnologías hacen que el hallazgo de un paquete de viejas fotografías desconocidas adquiera un significado inesperado y provocativo”, sostiene el autor.

Viejas fotos que invitan a descubrir otra Santa Fe

El Palacio de Justicia, construido entre 1926 y 1934, cuando aún conservaba su tejado, que fuera reemplazado a mediados de los años ‘50 por la ampliación de un piso superior de cubierta plana.

Foto: COLECCIÓN GRACIELA HORNIA

 

DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL

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Ciudad y fotografía son los dos ejes en los cuales se basa “La ciudad en blanco y negro”, el libro que, con coordinación del arquitecto Luis Müller, fue publicado recientemente por Ediciones UNL.

“Las imágenes que pueden verse en este libro, fotografías de lugares de la ciudad de Santa Fe tomadas hace tiempo, nos colocan, a las que vivimos en Santa Fe, en una situación particular. Todo espectador de una fotografía la enfrenta con su “saber’; no sólo con sus conocimientos y sus ideas, sino también con sus prejuicios y sus ignorancias. El “saber’ de un santafesino, en este caso, consiste en que conocemos cómo son ahora los lugares que muestran estas fotos y sabemos que algunos de estos sitios, edificios, calles, ya no están más o ya no son así”, dice en el prólogo Raúl Beceyro.

En este orden, el propio autor detalla algunas líneas que siguió para concretar su trabajo.

- Documentación de transformaciones y cambios ante reformas inminentes. Fijar para la posteridad el estado de un sector de la ciudad que se perderá o será alterado por una transformación urbana, estuvo en el centro de interés de los fotógrafos y no pocas veces fue un encargo oficial.

- Observación de la novedad. Así como se fotografía lo que va a desaparecer, también se lo hace con lo nuevo, lo que irrumpe en escena para quedarse y modifica la percepción de los espacios y el aspecto de un sector. Las inauguraciones de edificios, puentes e infraestructuras, desde el advenimiento de la fotografía no pueden imaginarse sin la presencia de una cámara.

- Registro de los bienes culturales y simbólicos que integran el paisaje urbano. A medida que la conciencia sobre el valor del patrimonio edilicio y urbano se fue incrementando, los inventarios de estos bienes fueron cada vez más frecuentes como instrumento de documentación, conocimiento y divulgación, a los cuales la fotografía realiza un aporte substancial.

- Documentación de sectores de la ciudad que conservan la memoria de tiempos pasados. Ya sea por motivos personales que movilizan a una persona, o por políticas culturales o de promoción turística, la toma de fotos de sectores urbanos tradicionales, que guardan el aspecto y características de otros tiempos, constituye un tópico ineludible que será utilizado tanto para documentar situaciones como para difundir su imagen y atraer visitantes.

- Reconocimiento de las características propias y particulares que definen la identidad paisajística y cultural de las ciudades, en general, o de determinados sectores en particular.

- Relevamiento del estado de situación del progreso de una ciudad con motivo de su exhibición, ya sea en las frecuentes exposiciones industriales realizadas en las primeras décadas del siglo en nuestra región o para la edición de publicaciones especiales relacionadas con aniversarios importantes.

- Producción de postales o reportajes fotoperiodísticos. Distintas motivaciones hacen que las imágenes distinguidas por su originalidad sean publicadas en postales y artículos periodísticos; ya se trate de escenarios históricos, sociales y culturales o la exaltación de la novedad, desde ambientes producidos por la decantación de siglos de anónima construcción colectiva a, por el contrario, la obra de arquitectos y/o artistas relevantes, o bien la relación pintoresca de lo urbano con accidentes naturales, se multiplican y hacen conocer los ambientes típicos fuera de sus fronteras.

- Registro de viajes. El viajero y el turista desde hace décadas tienen incorporada una cámara fotográfica en su equipaje y los paisajes urbanos de las ciudades que recorren son unas veces fondo y otras motivo central de sus fotografías.

- Manifestación de puntos de vista originales y detalles poco vistos. Una de las condiciones propias de los artistas, y entre ellos los fotógrafos, se manifiesta en su particular punto de vista, que selecciona y recorta aspectos de la realidad que, en general, pasan inadvertidos para el común de la gente y producen imágenes que resaltan por la capacidad de extrañamiento que provocan en el espectador. Éste es un criterio fotográfico que se desarrolló con posterioridad a las imágenes aquí publicadas y actualmente ocupa un sector importante de la fotografía contemporánea.

- Registro de hechos inusuales o acontecimientos imprevistos. Lo efímero, lo extravagante, lo inesperado o anormal, recibe siempre la atención del observador y seguramente será registrado fotográficamente. Así, acontecimientos climáticos, desastres naturales, accidentes, fiestas cívicas o populares, manifestaciones sociales o individuales, o la intromisión en la escena urbana de objetos, vehículos o elementos extraños a ella, serán seguro motivo de interés para su registro fotográfico.

- Producción de material de apoyo para trabajos de arquitectura e ingeniería. La documentación fiel y precisa que ofrece la imagen fotográfica rápidamente ganó la confianza de los profesionales de la construcción, que adoptaron su utilización directa como un elemento más de su trabajo.

- Expresión de la sensibilidad artística del autor. El ambiente urbano, en todas sus dimensiones y particularidades, desde los inicios de la fotografía en adelante, nunca dejó de cautivar a los artistas de la fotografía, que siempre encuentran en el mismo una fuente inagotable de inspiración.

INESPERADO Y PROVOCATIVO

“Así, entre el testimonio y la creación, resulta obvio —y a la vez ocioso— pretender demostrar el interés que ofrece la fotografía para el estudio de la historia urbana y la importancia que adquiere la conservación de los fondos documentales. Sin embargo, en nuestro país son incontables los archivos —tanto públicos como privados— que han sido extraviados o directamente eliminados, y por lo que las generaciones actuales y futuras se ven privadas de tener una documentación visual de su propio pasado”, afirma el autor.

Sin embargo, advierte que “la confianza ciega y absoluta en una presunta neutralidad de este medio conspira contra el éxito de la investigación. Por el contrario, la información que contiene el encuadre de la fotografía es una selección deliberada que realiza el fotógrafo: lo que registra es tan importante como aquello que deja afuera. El punto de vista de lo que se muestra y lo que se oculta es determinado por la subjetividad del autor y por lo tanto constituye un modo de ver e interpretar.

“De allí que una imagen fotográfica no sólo admite múltiples interpretaciones, sino que, en sí misma, es el objeto de una primera interpretación: aquella que realizó el fotógrafo sobre su motivo y que es la que emite una primera dotación de sentido.

“La cada vez más acelerada y amplia divulgación de las imágenes fotográficas, facilitadas por las permanentes innovaciones técnicas —que alcanzan también a la industria gráfica y periodística—, atraviesa hoy un nuevo umbral histórico con la tecnología digital.

“En la ilimitada capacidad de multiplicación a la que accede la fotografía sin ver alteradas sus condiciones originales, anida el fenómeno de decadencia del “aura’ de la obra de arte, aquel concepto definido por Walter Benjamin como la “irrepetible aparición de una lejanía’. Es decir, cuando el arte entra en la fase a la cual este autor llama “la era de su reproductividad técnica’, la fotografía contribuye a disolver la esencia de lo singular y, en consecuencia, lo único e inalcanzable se hace accesible para las masas, al menos visualmente”’.

“Hoy, ya pulverizada esa inaccesibilidad de lo original, factor sobre el que tradicionalmente se construían los procesos “culturales’ acerca de lo iconográfico, tanto la instantaneidad, como las inagotables posibilidades de manipulación y la infinita capacidad de reproducción y propagación que facilitan las nuevas tecnologías hacen que el hallazgo de un paquete de viejas fotografías desconocidas adquiera un significado inesperado y provocativo. Con su publicación, la circulación de estas imágenes comienza ahora un ciclo nuevo, abierto e impredecible”.

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Calle San Martín esquina Catamarca, vista hacia el sur. A la derecha, el moderno edificio de la Continental; al centro y atrás una torre de la iglesia del Carmen.

Foto: COLECCIÓN GRACIELA HORNIA

Viejas fotos que invitan a descubrir otra Santa Fe

Vista del dique 1 del puerto, tomada desde los altos del edificio de la administración portuaria, hacia el sudoeste.

Foto: COLECCIÓN GRACIELA HORNIA

Viejas fotos que invitan a descubrir otra Santa Fe

Cursos de agua, puentes y sauces integran el paisaje del parque Garay.

Foto: COLECCIÓN GRACIELA HORNIA


El autor

Luis Müller es arquitecto (UCSF, 1978), magister en Ciencias Sociales (UNL, 2006). Profesor titular de Historia en la Fadu (UNL); director del Instituto de Teoría e Historia Urbano Arquitectónica en esa facultad.

Director del programa de investigación: “Santa Fe, mundo urbano y procesos de transformación”, integra el Consejo de Redacción de las revistas Polis (Fadu) y Block (UTDT). Autor de diversas publicaciones sobre historia de la arquitectura, es docente de posgrado en universidades nacionales y extranjeras.

/// EL DATO

Viejas fotos que invitan a descubrir otra Santa Fe

Edificio de la Municipalidad de Santa Fe en construcción.

Foto: COLECCIÓN ING. STAMATI

Definiciones

“A veces, para intentar definir un producto resulta más sencillo empezar por reconocer aquello que en sí mismo no es, aunque lo parezca. En primer lugar, este libro no es un libro acerca de la fotografía, aunque su discurso esté básicamente apoyado en imágenes fotográficas. Tampoco es un libro de historia de la fotografía, aunque muchos de los ejemplos reproducidos bien podrían integrar una antología histórica sobre la actividad fotográfica en la ciudad de Santa Fe, e incluso en el país, dada la calidad de algunas de las tomas aquí publicadas”, afirma el comentario editorial.

“Tampoco esta publicación se establece en el ámbito de la historia urbana o de la historia de la arquitectura. Si bien el motivo de las imágenes que la constituyen es, casi con exclusividad, tomado del ambiente ciudadano o de los edificios que lo configuran, la intención que moviliza a su realización no está fundamentada en la presentación de un trabajo histórico.

“Sin embargo, el resultado que se pone en circulación a través del mismo obedece, en parte, tanto a una como a otra de las lógicas enunciadas. Toma de la historia el interés por referir a una situación determinada, relativamente acotada y alejada en el tiempo, para producir una nueva mirada sobre ella, y de la fotografía, el material básico para articular un relato con imágenes. Así, en una zona gris, un tanto indefinida, se encuentran parcialmente superpuestas las prácticas habituales de quienes hacen historia urbana, de la arquitectura o de la fotografía, con las de aquellos que simplemente disfrutan del goce estético de apreciar una toma fotográfica bien lograda.

“Por lo tanto, se trata de un libro de fotografías -en su mayoría, hasta el momento inéditas- de importante valor histórico en general y de alto mérito artístico en muchos casos, que reúne un conjunto de imágenes proveniente de diversas colecciones y que da cuenta del proceso de transformación de la ciudad de Santa Fe en pleno período de modernización, ocurrido entre fines de 1920 hasta mediados de 1950”.