Con una fiesta en la sede de la institución
La vecinal de Yapeyú celebra 50 años
En un barrio donde sobran las necesidades y que “sólo sale en los diarios por hechos de violencia o delictivos”, los vecinos se ponen sus galas para celebrar mañana sus 50 años de lucha.
De la Redacción de El Litoral
“En nuestro barrio también pasan cosas positivas, por eso queremos festejar”, defiende el presidente de la vecinal de Yapeyú, José Ereñú. Es que la comisión directiva de la institución se prepara para celebrar 50 años de presencia y trabajo en una poblada con cuantiosas e históricas carencias y que “sólo sale en los diarios por hechos de violencia o delictivos”.
El 3 de febrero de 1960 se fundó en el mismo lugar donde está ahora -avenida 12 de Octubre entre Chaco y Chubut- en un “ranchito de barro y techo de paja”, según Sabina Ocampo de Soria o Doña Soria, una de las primeras vecinas del barrio y actual colaboradora de la vecinal. En el mismo año, abrió sus puertas la primera escuela del lugar, la Nº 1109 Hipólito Yrigoyen.
Durante la charla con El Litoral, el mate pasó de mano en mano y abundaron las anécdotas: “siempre viví en Yapeyú, veníamos a los bailes de la vecinal”, recordó Pepe Ereñú.
“Cuando llegamos con mi marido que era ferroviario, el barrio era un grupo de casitas de adobe y paja. Las familias más conocidas eran los Odoñez, Godoy y Arce”, dice Doña Soria. Aunque le sobran los recuerdos, no se olvida de pensar el presente del barrio: “siempre hacen falta cosas como mejorar las calles, la iluminación que no tenemos, los servicios no están como hace 50 años pero casi...”.
Más atención
En la sede de la vecinal, entre otras actividades, practican vóley, danzas árabes, hip hop, se realiza un taller de murga que ya tiene sus estrellas: Los Príncipes de Momo y Los Principitos. Además, se desarrollan los programas Nutrir Más y Volver a la Escuela.
En el relato de los vecinos, el clima de fiesta se suspendió por unos minutos porque las necesidades abundan. “La lucha es constante para mejorar, el barrio creció de manera desmedida con muchas deficiencia en los servicios”, destacó el presidente.
Las instituciones en los barrios son fundamentales, por ejemplo, como centro donde canalizar problemas y desarrollar ideas para solucionarlos. Pero, lamentablemente, para los integrantes de la vecinal el vínculo con el municipio es “escaso o nulo”, lo que imposibilita concretar las iniciativas que se generen para hacer frente a los inconvenientes.
“Con esta gestión tuvimos reuniones, planteamos las necesidades y reclamos pero no tuvimos respuesta. Por eso, notamos que el vecino pierde la credibilidad en la vecinal porque nos entendemos como un nexo y como no solucionamos creen que no se hace nada”, señaló Ereñú.
Tal vez, la celebración del sábado, puede servir como un nuevo punto de partida: “invitamos a todos los que ahora son funcionarios, desde el gobernador hasta los concejales a que vengan a nuestra fiesta como cuando vinieron a pedir los votos”.
Amigos y deportes
Pablo Moncada participa en las actividades de la vecinal y quiere que se difundan para que su barrio se conozca por las cosas buenas que hacen. “La gente ve este lugar como si fuera un espacio de reunión, siempre que pasa algo se acercan o por cualquier evento que organicemos sea deportivo o cultural apoyan. Nos conocemos todos por eso es importante que se conozca lo que hacemos”, destacó.
A su lado, Dario Vivas el profesor de vóley de la vecinal lo escucha y asiente; “las actividades deportivas son sanas y una alternativa para que los chicos que están sentados en una esquina haciendo nada. Vienen acá practican, se relacionan, hacen amigos, se divierten y nos ayudan en la vecinal”, comenta orgulloso.
Los mayores también encuentran en la vecinal un espacio donde hacer y compartir. Reynaldo Leguizamón es el presidente del Centro de Jubilados del Pami; cuando pusieron a la venta el local en donde se reunían, recurrieron a la vecinal y fueron bien recibidos.
“Acá hacemos yoga, pintura en tela, repartimos los bolsones, viene una modista a dar clases. Nos brindan un lugar donde podemos hacer lo que nos gusta, además, es el sitio ideal para ayudar a los chicos, con ellos hay que tener paciencia pero se puede”, afirma Reynaldo. Para él, el grupo con el que trabaja en la vecinal, “es como una familia, nos conocemos todos”.
