así soy yo

Francesco Tonucci

¿Qué recuerda de su primer día de clases? se le preguntó al prestigioso pedagogo italiano. Y la respuesta llegó, vía correo electrónico, para sumar -como siempre- una acertada reflexión a la anécdota. TEXTOS. NANCY BALZA. TRADUCCIÓN. GRACIELA DANERI. FOTO. EL LITORAL.

Con ojos de experto

LA ESCUELA. “Sinceramente no recuerdo nada de mi primer día de clases, nada de mi curso y de mi maestra. En cambio recuerdo bien la incomodidad y el temor por la gran escuela, edificio de arquitectura fascista, con una gran entrada, grandes pasillos y dos salas: una para los varones y una para las mujeres. Mi pequeña y pobre casa podía estar cómodamente en el corredor de mi escuela. Y luego, aquella separación definitiva entre nosotros y las niñas: desde la campana de ingreso a la campana de salida, nuestras vidas iban a ser completamente separadas, sin ningún contacto”.

EL DIRECTOR. “Todos los cursos estaban en planta baja y arriba estaban las oficinas y la dirección, donde estaba el director. El director era como dios, no se lo veía nunca, y cuando descendía para ir a un curso significaba que había sucedido algo muy grave. ¡Así como era grave, más bien gravísimo, ser acompañados arriba a la oficina del director!”

27 AÑOS DESPUÉS. “Recuerdo mejor, en cambio, el primer día de clase de Stéfano, mi hijo mayor. Recuerdo dos particularidades que representan bien cuán poco había cambiado la escuela en los 27 años que habían transcurrido entre mi primer día de clase y el de mi hijo. Cuando Stéfano volvió de la escuela me mostró orgulloso su cuaderno donde había escrito en la primera página. Y me preguntó: “¿qué he escrito?” En la primera línea el maestro había escrito orologio (reloj) y mi hijo había copiado nueve veces esa palabra, una vuelta para cada línea hasta completar la página”.

“¿QUÉ COSA HE ESCRITO?” “El primer día de escuela mi hijo había escrito una palabra pero no sabía qué palabra era. O bien no se la recordaba. Debió preguntarme que cosa había escrito. La reflexión es simple: ¿qué significado podía tener para un chiquito de seis años en su primer día de clases, escribir una palabra que no significaba nada para él y que no sabía ni siquiera leer? ¿No había nada más urgente que hacer en aquel primer día? Por ejemplo conocer a los compañeros, contar algo, conocer a la maestra. Y si una palabra debía estar ¿por qué orologio? (en aquellos tiempos los chicos de seis años no usaban reloj). Y si debía ser orologio, ¿por qué por nueve veces seguidas?”

UNA REVELACIÓN. “El segundo recuerdo, siempre del primer día de mi hijo Stéfano, es la gran revelación que la maestra hizo a los chicos para hacerles comprender qué es la escuela y cómo la escuela iba a cambiar desde ese día en adelante sus vidas. “La maestra nos ha dicho -contó Stefano- que desde hoy basta de jugar; debemos estudiar’. No había sido firmada todavía la Convención de los Derechos de la Infancia, con su artículo 31 que reconoce el derecho al juego de las niñas y de los niños, aunque se conocía ya la importancia del juego en el desarrollo infantil. Pero le pareció urgente a la maestra avisar a los niños que una etapa de sus vidas había terminado, la etapa menos importante, menos significativa, la del juego. Ahora comenzaba una nueva vida: la del trabajo, la del estudio. Y como símbolo de esta nueva e importante etapa de la vida, casi para demostrar cuánto era de fascinante, había pedido a los niños escribir nueve veces una palabra cualquiera que no sabían ni siquiera leer”.

así soy yo

TRAYECTORIA.

Francesco Tonucci es un prominente pedagogo e investigador italiano. Dirige el Instituto de Ciencia y Tecnología de la Cognición del Consejo Nacional de Investigaciones en la ciudad de Roma.

NIÑOS CON VOZ Y VOTO

Es autor de “La Ciudad de los Niños”, proyecto que convoca a alcaldes del mundo a escuchar a los chicos y a crear Consejos de Niños elegidos por sus pares, quienes realizan propuestas para transformar la ciudad.

LIBROS.

Publicó numerosos libros y artículos, entre ellos “Con ojos de niños”, “La soledad del niño”, “Con ojos de maestro”, “La ciudad de los niños”, “Cuando los niños dicen ¡basta!”.

FRATO.

Con el seudónimo de Frato publicó viñetas y libros, y realizó carteleras y afiches para diversas campañas. La muestra lúdica “Frato en volumen” fue exhibida en distintas ciudades del interior y también de Santa Fe, en ocasión del lanzamiento de la Red Latinoamericana del proyecto “La Ciudad de los Niños”.