La cosecha de los granos gruesos

La mano viene complicada

Campolitoral habló con contratistas, camioneros, acopiadores y vendedores de insumos agrícolas. Se anticipan problemas por el estado de los caminos rurales y la escasez de gasoil. También preocupan las demoras en las entregas de silobolsas.

La mano viene complicada

 

 

Gastón Neffen

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A un par de semanas del comienzo de la cosecha gruesa, en el horizonte se ven venir algunos cuellos de botella importantes con la infraestructura de acopio, la cargadísima agenda de los contratistas para trillar y la probable vuelta de un problema estructural: la falta de gasoil en el pico de la cosecha. Encima, en un otoño lluvioso, los caminos rurales podrían volverse intransitables.

Los meteorólogos avisan que en marzo, abril y mayo, “El Niño” seguirá generando abundantes lluvias. Esto va a demorar la recolección de los granos por los problemas de piso (lotes embarrados y encharcados) y va a complicar los compromisos de los contratistas, que van a correr de un lado a otro si se confirman las buenas expectativas de cosecha. La Bolsa de Comercio de Rosario estima que la producción de soja alcanzaría las 52,5 millones de toneladas.

Campolitoral pudo confirmar que los contratistas se preparan para trabajar a full. “Los productores quieren asegurarse máquinas y nos están llamando todo el tiempo”, dice José Turino, del Centro de Contratistas de San Vicente. En Entre Ríos, Daniel Rocha (de la Asociación de Contratistas de Máquinas Agrícolas de Entre Ríos) cuenta que su celular no le da tregua. “Va a ser todo muy complicado —opina—, estoy tratando de asumir los compromisos que puedo cumplir, porque uno no quiere faltar a la palabra”.

En el noroeste argentino también anticipan una demanda de pedidos alta pero no tan fuerte como en los lotes agrícolas de Santa Fe y Entre Ríos. Enio Ferrero, secretario de la Asociación de Trilladores del Centro de la provincia de Córdoba, comenta que en su zona —que además incluye Santiago del Estero, Tucumán y Salta— las lluvias llegaron un poco más tarde (fines de enero y principios de febrero) y fueron muy dispares. “Anticipamos un cantidad de trabajo significativa pero no una situación que nos desborde, hay máquinas suficientes”, asegura Ferrero.

Con las nubes encima, Turino destaca que están adaptando las cosechadoras, “con duales en el tren delantero”, para prepararlas para condiciones de trilla húmedas. Rocha está preocupado porque es muy probable que los caminos rurales sean muy difíciles de transitar. “Las lluvias de estas semanas los destruyeron”, asegura. “Va a costar mucho que estos caminos se sequen en el otoño y las comunas tienen pocos recursos para arreglarlos”, agrega el transportista Eduardo Cavallo (su empresa de camiones se radica en Margarita).

Vicente Bouvier, de la Federación Argentina del Transporte Automotor de Cargas (Fatac), le adelanta a Campolitoral que se va a complicar mucho “el flete corto”, es decir el traslado de los granos del campo a los silos. “Los caminos parecen secos, pero cuando los camiones pasan los aplastan y empieza a brotar agua, es que las napas están altas. En los los lotes creo que vamos a volver a ver máquinas encajadas en el barro”, advierte Bouvier.

En AFA Humboldt, Edith Weder se prepara para hacer frente a desafíos logísticos y trabajar con la infraestructura de secado y almacenaje al límite. “Va a ser un caos, como en el 2007”, anticipa, sin vueltas. Weder explica que en muchos acopios el trigo está ocupando el 30% de los silos (por las dificultades para comercializarlo), y todos necesitan hacer lugar para “meter” la soja y el maíz. “Además, los sistemas de secado van a estar muy demandados en un año húmedo y hay demoras para conseguir silobags”, afirma.

¿Alcanzarán las bolsas?

El abastecimiento de silobolsas es otra de las dudas de esta campaña. La campaña forrajera de maíz es una buena previa para anticipar lo que puede pasar. “La demanda fue muy importante y en algunos casos las entregas se difirieron por 30 días”, reconoce Marcelo Prono, que es distribuidor de Plastar entre Rosario y Resistencia (con sede en Sunchales).

En la infraestructura de acopio, el aporte de “los silobag” está siendo decisivo. Esta semana, Pablo Seniow (técnico de Ipesa Silo) dijo que esta campaña se va a embolsar un 40% de la cosecha (se venderían unas 400.000 bolsas, un 55% más que el año pasado). Prono señala que los jugadores grandes (las multinacionales como Cargill y los acopiadores de más escala) están comprando para asegurar su stock. “Ellos saben que van a necesitar esas bolsas”, señala.

En cambio, los productores suelen esperar hasta último momento. Es que a pesar de las muy buenas expectativas, nadie sabe cuánto grano “junta” hasta que trilla. Y esta campaña, el exceso de agua, las enfermedades y las plagas son factores que todavía pueden deteriorar el rinde de un lote. “Es lógico que el productor se resista a invertir en un insumo que no sabe si va a necesitar”, reconoce Prono. Pero cuando los granos estén en la tolva y la demanda explote, el embudo se va a hacer más angosto.

En Santa Fe, Mariano Rostagno (distribuidor de Agrosilo) también ve venir “la avalancha” de pedidos. “Ahora, en algunos casos, hay demoras de 10 días con las entregas y al momento de la trilla es muy posible que haya dificultades. Al igual que Prono, Rostagno cree que el negocio del campo perdió previsibilidad y capacidad de planificación. “Desde el conflicto campo-gobierno, el productor está a la defensiva y toma las decisiones día a día”, analiza.

Otra cuestión que preocupa es si los silobolsas van a resultar operativos en los lotes llenos de agua. Esta claro que las bolsas no son submarinos, pero los vendedores de esta tecnología aseguran que en las zonas altas de los campos tienen que andar bien (mientras el plástico no se rompa, es prácticamente impermeable).

Los agroquímicos

Los fungicidas y los insecticidas también se han vendido a un ritmo sorprendente, cuenta Diego Gustín de Agroservicios Humboldt. Es que las enfermedades relacionadas con la humedad, y los distintos tipos de isocas, están siendo una de las grandes protagonistas de la campaña.

En soja, la mancha ojo de rana apareció de entrada (incluso en los estados vegetativos) porque sobrevivió en los rastrojos y en las semillas de la campaña anterior. Los focos de roya comenzaron a detectarse hace 15 días y ya hay más de una decena confirmados. En este contexto, las compras de fungicidas se han incrementando entre un 30 y un 50%, según los cálculos de los vendedores locales de agroquímicos. Por ejemplo, el Ing. Raúl Walker (Manantiales Agropecuarios) destaca que en la zona de Franck ellos vendieron el doble que el año pasado y un poco más que hace dos años.

Horacio Silva (gerente de Fungicidas de Syngenta) plantea que la campaña anterior no es un buen parámetro para comparar, porque fue muy golpeada por la sequía. Pero le cuenta a Campolitoral un indicador interesante. “Ya vendimos la misma cantidad de producto que en toda la campaña 2007/8 y todavía falta un mes”, precisa

Por la fuerte demanda, algunos chacareros temen que los productos no alcancen para todos. “Hay stock, no veo un escenario en el que falte producto”, asegura Silva, que trabaja con datos actualizados de cada zona. El especialista de Syngenta dice que los lugares con más pedidos son el centro de Santa Fe, el este de Córdoba y en los últimos 15 días los lotes del centro y sur de Entre Ríos.

La conclusión es que hay mucho trabajo por delante. Por suerte vale la pena. En el sur de Santa Fe hay lotes que pueden dar hasta 6.000 kilos de soja, y la campaña maicera —que arrancó sin demasiadas expectativas— podría dejar más de 20 millones de toneladas. Es un buen estímulo para “arremangarse” los pantalones, “calzarse” las botas y seguir empujando.

 

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“Flete corto”. El estado de los caminos rurales podría complicar el traslado de los granos del campo al acopio.

Foto: Archivo Campolitoral

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“Huellado”. Los contratistas están adaptando las cosechadoras y las tolvas para no “castigar” los lotes. Foto: Archivo/Federico Aguer

Las compras de fungicidas se han incrementando entre un 30 y un 50%, según los cálculos de los vendedores locales de agroquímicos.

 
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Insumo crítico. Campolitoral pudo confirmar demoras de entre 15 y 30 días con algunos distribuidores de silobolsas. Foto: Archivo/Federico Aguer

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Caminos destrozados y poco gasoil

La semana pasada, los miembros de la Sociedad Rural de Santa Fe (SRS) se reunieron con el ministro de la Producción Juan José Bertero. “Le planteamos los problemas de logística, en especial la situación climática y su impacto en los caminos rurales; pero además nos preocupa la falta de combustible”, resumió Hugo Iturraspe, presidente de la SRS, en diálogo con El Litoral. Parece que vuelve la ecuación de las campañas previas a la sequía: gasoil escaso y caro.

El productor estimó que habrá 120 mil camiones transitando las rutas provinciales entre abril y mayo. Esta cifra va a representar una demanda importante sobre la infraestructura de caminos rurales y sobre las rutas troncales que usan los transportistas para llegar a los puertos del Gran Rosario. En los últimos años, estas rutas se han vuelto muy peligrosas y lentas por el excesivo tránsito de camiones.

El almacenaje de los granos es otro tema que preocupa. “Habrá que ser creativos”, propuso Iturraspe. Es que muchos silos aún están ocupados por el trigo y los pisos húmedos pueden complicar el uso de bolsas en algunos campos.

¿Y los fletes?

El transporte de la cosecha a los puertos y a los acopios puede ser complicado. Los camioneros adelantan que van a tener problemas con los caminos de tierra (deformados por el barro y las huellas). Las tarifas de los fletes es otro punto sensible y se anticipa un “tira y afloje” delicado. En Santa Fe, los gorgojeros piden un incremento de un 25% y están negociando con las entidades que representan a los productores. Los camioneros plantean que necesitan recuperarse de la mala cosecha del año pasado y de las secuelas que les dejó el conflicto campo-gobierno. “Nosotros estamos reventados y estamos trabajando para pagar los gastos”, asegura Eduardo Cavallo, transportista de Margarita. Rubén Aglugiario, presidente de la Confederación Argentina del Transporte Automotor de Cargas (Catac) le confirmó a Campolitoral las dificultades de los últimos dos años. También insistió en están atrasadas las inversiones en mantenimiento y renovación de unidades.