El vasto mundo de Chiqui

Cálida, generosa, culta, entusiasta, María de los Angeles González nos abrió las puertas de su universo. En el devenir del diálogo y en la intimidad de su despacho, timonea una nave donde conviven la realidad y el misterio, para crear nuevos sentidos a partir del pensamiento y la percepción. Entonces, la figura de Chiqui se agiganta.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. fotos. amancio alem, guillermo di salvatore y nestor gallegos

hoja de ruta

“Quiero transmitirle a mi nieta que detrás de la realidad está el misterio. Está lo que no vemos y lo que no podemos explicar. Es esa fuerza poética la que empuja la vida hacia adelante”, dice Chiqui González, y se le llenan los ojos de lágrimas. Su mirada se aclara para abarcar, para darse a conocer con un gesto de avidez casi tan puro que remite a la infancia. Esa patria es la que María de los Angeles habitó cobijada por su abuela, una inmigrante que se casó a los 12 años y medio con un hombre que le llevaba más de 30 años. Del tesón de aquella mujer nació una familia que cuenta a Chiqui entre varias generaciones de luchadoras. “Mi hija Violeta fue mi mayor influencia y de la que más aprendí, junto con mi abuela”, cuenta. Pero no omite a Simone de Beauvoir, Marguerite Yourcener, Alicia Moreau de Justo, Frida Kahlo, Evita, María Luisa Bemberg, las Madres de Plaza de Mayo, esas mujeres anónimas que luchan desde su espacio cotidiano, y una interminable lista de figuras femeninas que han sembrado en su camino.

Fruto de una formación que incluye el Derecho, el teatro y la pedagogía, la ministra de Innovación y Cultura de la provincia ha asumido el desafío de ser pionera en un área compleja y en construcción, como es el ministerio que creó la actual gestión de Hermes Binner. “Estoy segura de que el afecto, la imaginación, la identidad, la historia y la memoria nos han hecho lo que somos, y esas no son cosas que se puedan contar de oídas, por eso tenemos una concepción integradora de la cultura”, define.

El camino hacia la gestión

A sus 62 años y con un camino recorrido que dejó huellas en su ciudad natal, Rosario, Chiqui González concibe la función pública como un espacio de integración social, creación de nuevos sentidos colectivos y transformación de la realidad. Lo demuestra todos los días tanto en su actividad privada como en la responsabilidad pública. “El camino para llegar a un lugar de gestión importante para la mujer se está abriendo muchísimo en los últimos tiempos. Pero yo creo que es un camino difícil, aunque esa ley de cupo femenino, que generó muchas críticas, ya que nos preguntábamos porqué tenemos que ser defendidas por un cupo y lo considerábamos como una especie de discriminación al revés, nos dio otras oportunidades. Fui comprendiendo que hay discriminaciones al revés que son para tutelar y proteger derechos, y que tienen su impacto. Yo creo en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Creo que las mujeres tuvimos que luchar mucho tiempo para emparejar lo básico, para llegar a la base de la posibilidad del mundo de la gestión y de la política. Soy abogada y ejercí 30 años, hice Familia y allí me dí cuenta de los muchos prejuicios que hay con la mujer. Hay, además, un modo de hacer política que es la mesa de los hombres, donde la mujer no entra en la discusión de cargos y en la toma de decisiones. Pero sería muy bueno que el ascenso de la mujer en lo público estuviera vinculado con la búsqueda de consensos, no porque sea ni más emotiva ni más débil ni esas cosas que son estereotipos, sino porque tiene una manera de integrar el mundo muy diferente. Tiene una manera de concebir la vida, de concebir la resistencia, de pensar a los hijos, tiene un cuerpo preparado para dar vida, y una inteligencia muy abierta. Porque en los dos últimos siglos, para que su formación pudiera ser aceptada en todas las disciplinas artísticas y también en las disciplinas duras de la ciencia, aprendió muy rápido. Y las carreras meteóricas, como colectivo mundial, han puesto a la mujer en una situación ventajosa, con una cabeza muy abierta y con muchísimo ritmo para enfrentar situaciones nuevas. Esto no quiere decir que todo lo que hace la mujer está bien, ya que hay mujeres que han sostenido hechos de crueldad, vinculados con la dictadura militar, que han estado detrás de sus hombres sigilosamente, que han sido apropiadoras de niños...no son todas maravillosas, claro está. Pero sí creo que la acelerada forma de crecer le ha dado una movilidad social y mental muy grande, y que las mujeres bien formadas están preparadas para enfrentar muy bien la nueva política”.

Nombre de mujer

La impronta femenina de Chiqui está plasmada en su concepción de gestora y en su rol de trabajadora de la cultura. “Estoy muy vinculada al mundo del teatro y, desde allí, me interesa la relación del mujer con el cuerpo. Su potencial de formadora a partir de las metáforas del cuerpo: la mujer abraza, la mujer amamanta, la mujer acaricia, la mujer pone el cuerpo y se expresa a partir de él, pese a la histórica represión que ha tenido que sufrir en ese sentido, tanto en sus modos gestuales, en su forma de moverse y de vincularse con los otros. Y lo interesante para mí en este aspecto es la integración mente-cuerpo en la construcción de los vínculos, la poética del cuerpo y la multiplicidad de sentidos que pueden crearse a partir de él”.

La mujer tiene una presencia transversal y representa una mirada en su gestión. “Tenemos un programa que se llama Perfume de Mujer, que homenajea a las poblaciones de la provincia que tienen nombre femenino, bautizadas así por los colonizadores para recordar a sus hijas, su esposa o algún amor oculto. Cuando mirábamos el mapa para pensar en proyectos regionales, que tuvieran que ver con la descentralización, aparecieron como estrellitas la cantidad de nombres de mujer que tiene Santa Fe. Florencia bien al norte, pegadita al límite, y Teodolina bien al sur, pegadita al final del taco... Al homenajearlas estamos homenajeando a Santa Fe entera, como una mujer hermosa, luchadora, pujante, que crece, a veces solitaria, a veces aislada, pero siempre apasionada. Porque, como dice Borges: “si el nombre es arquetipo de la cosa, en las letras de rosa está la rosa, y todo el Nilo en la palabra Nilo”.

“Este programa no sólo lleva programación artística, aunque esto es muy importante, sino que en algunos casos se pide un encuentro de historia, un auxilio al museo local o una movida cultural sobre la historia del pueblo, y en otros casos incluye la poesía y la música. Así que también la variedad de formas en que la cultura llega a cada una de esas localidades tiene que ver con lo que la localidad desea. Documentamos todo para ver si esta ruta con nombre de mujer puede enseñarnos a entender las culturas de esta riquísima provincia. Si nos puede enseñar que todas las formas son bellas, que la fiesta es necesaria y que la sensibilidad es una de las más grandes formas de la construcción común. En este sentido, las palabras, los nombres, son lo que guardamos. Toda historia de familia es verdadera. Toda historia que una comunidad hace suya tiene algo de verdad y sobre todo se llama como su ciudad, como su pasión, como sus sueños, como su lugar en el mundo”.

Deseos

La sensibilidad de Chiqui torna cálida la frecuente frialdad de los despachos oficiales. Música, formas, colores crean una atmósfera abrigada por paredes tapizadas de imágenes: obras plásticas, fotografías, títeres, pequeñas obras de arte dibujan formas que hablan de ella. Su aptitud creativa y su generosidad pedagógica quedaron plasmadas en Rosario en el tríptico la Isla de los Inventos, el Jardín de los Niños y la Granja de la Infancia, tres espacios públicos que crean una poética de la infancia. Es uno de sus orgullos y la sonrisa le ilumina el rostro cuando recuerda estas concreciones. Y vuelve a emocionarse cuando hablamos de deseos. “Quiero terminar los cuatro años de gestión en este Ministerio que recién ahora estoy comprendiendo en su totalidad, quiero dejar El Molino (ex Franchino) en funcionamiento, quiero estar más cerca de mi hija y mi nieta, quiero inventar algo, quiero que el mundo no se vaya al carajo, quiero que la Argentina ejerza la democracia, pero sobre todo quiero no estar sola. Quiero no estar sola de afectos, de amor, de familia, de trabajo. Porque las mujeres que a la vida privada le sumamos la actividad pública siempre estamos rodeadas de gente, pero la soledad es otra cosa. Por eso, creo en una cultura que tenga la intimidad de lo cotidiano, porque sin lo cotidiano no hay afecto. Y quiero una cultura que tenga la distancia de la imaginación poética porque, sin la imaginación poética, no habrá cambio”. No sé cuántos de estos caminos nos llevarán a que esa frase no sea hacia una meta, pero estoy dispuesta a emprenderlos”.

Chiqui en el stand santafesino de la Feria Internacional del Libro 2009, en Capital Federal.

El gobernador Hermes Binner le toma juramento el 11 de diciembre de 2007, cuando asumió el nuevo ministerio.