El equipo de Alí en su peor momento...

Unión parece un soldado que huye de la guerra

Haber perdido con un jugador más y ganando 1-0 es inexplicable. Además, lo venció un equipo que hoy está en descenso directo. Inadmisible.

Unión parece un soldado que huye de la guerra

El gesto del Turco Alí es elocuente. El técnico vivió el partido como nunca y al final del mismo resolvió, por primera vez, no hablar con la prensa.

Foto: gentileza Matías Nápoli

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

Es inexplicable lo de Unión. Ganaba el partido, jugaba con uno más y ante un equipo sólo discreto, que pasea esa mediocridad por la tabla de posiciones y de promedios (está en descenso directo). Y aún así perdió. Pero lo peor es que lo hizo dejando una imagen de pobreza total, sin reacción futbolística, física y anímica para sacar adelante la situación aún en los momentos negativos del partido.

Pero este presente de Unión va un poco más allá del increíble empate ante Ferro en la última jugada del partido y de la inexplicable derrota de ayer en Vicente López. Unión afronta un momento de incertidumbre y cuestionamientos internos. Se habla de que el grupo está bien (lo dice Limia y no hay razones para no creerle), pero las declaraciones de varios jugadores, luego del partido con Ferro, sonaron a “pase de facturas” interno por errores cometidos a la hora de atacar y definir el partido, como también de defender el resultado que se estaba consiguiendo hasta la última jugada.

Después, la “visita” de algunos “hinchas” a la práctica del domingo también dejó secuelas. Nadie se refirió al tema y es posible que se haya tratado de una charla “amigable”. Pero no es común ni tampoco se puede aceptar que los sacudones internos o pedidos de explicaciones sean propiedad de un grupito de hinchas que no son caracterizados y no del propio técnico, el mánager o los dirigentes, que sí tienen la potestad de charlar sobre esas cuestiones que tanta preocupación generaron en el minúsculo e irrepresentativo sector que se acercó al entrenamiento dominical.

A estas dos cuestiones se le debe agregar el mal momento futbolístico de Unión, en el que no sólo consta la pésima campaña que el equipo viene cumpliendo como visitante (4 puntos sobre los últimos 33 que disputó en esa condición), sino también este momento particular en el que al equipo le está costando generar esos anticuerpos que lo llevaron, en el torneo pasado, a ganar partidos.

Es inexplicable que un Unión fortalecido por la expulsión de Pilipauskas (golpe artero en el rostro de Rosales en la jugada final del primer tiempo), que ganaba el partido y que enfrente tenía a un rival que había desaprovechado en el primer cuarto de hora una serie de situaciones propicias para abrir el marcador, haya tenido una actitud con tanta falta de compromiso.

A Unión le faltó de todo. No tuvo inteligencia para manejar el resultado favorable y con un jugador más en la cancha; luego, con el partido 2-1 a favor de Platense, no tuvo vergüenza, creatividad, claridad y decisión para ir en búsqueda del partido y de vender cara esa derrota. Recién se acordó en la parte final de meterlo a Platense en su propia área para, al menos, generar algún rechazo corto o un error del rival para empatar, al menos, un partido que ni siquiera se podía empatar, sino ganar.

Uno veía al Turco Alí desesperarse desde el banco ante cada pase mal dado, ante cada indecisión y frente al desconcierto en el que entró el equipo. Ni siquiera él pudo cambiar algo, pues cuando apeló a los cambios (le salió bien el del pibe Montero) no mejoró la producción del equipo y no eligió bien, sobre todo por la salida de Rosales, los hombres que debían dejar la cancha. Es cierto que Calgaro no podía seguir (tiene problemas físicos que le impiden con insistencia terminar los partidos y es una pena que esto ocurra) y que Matías Donnet también había salido por lesión. Pero Rosales no estaba mal y en un partido que se perdía, en el que su equipo tenía un jugador más y donde el rival iba a meterse atrás o, cuánto menos, achicar espacios en su propio terreno, la presencia de Rosales, aún en este nivel demasiado bajo para sus condiciones, podía ser interesante.

Se fue destiñendo Unión ante un rival que con coraje y con el empuje que le dio el ingreso de un “tapado” que Pascutti tenía en el banco (el pibe Melivilo), le dio vuelta el partido y luego se dedicó a defender. Es cierto que Unión tuvo chances para empatar, pero detenerse en la legitimidad o no del resultado sería obviar el centro de atención del análisis, que hoy debe ser este mal momento del equipo en el que nadie puede escaparse a la hora de la autocrítica.

Este Unión de ayer con poco temperamento y sin luces arriba extraña demasiado a un jugador como el uruguayo Correa y a otro como Guerra. Ningún jugador define por sí mismo un partido, pero Guerra es “el Maradona de Unión”, un delantero imprescindible y que, estoy absolutamente seguro, con él en cancha seguramente se ganaba el partido en Santa Fe, ante Ferro, y no se perdía el de ayer en Vicente López. Y el uruguayo Correa habría empujado al equipo y, por lo menos, su presencia en las dos áreas hubiese resultado importante para evitar goles o definir situaciones que quedaron allí boyando y no pudieron capitalizarse ante el arco de Sánchez.

Pero no es aconsejable hablar de los que faltaron, pues un equipo que se precie de ser candidato o que, al menos, haya adoptado roles protagónicos en muchos pasajes del torneo, tiene que tener alguna respuesta ante el recambio que, naturalmente, se puede dar por las distintas circunstancias que rodea a una campaña. Si una defensa que nunca dejó de integrarse con cuatro marcadores no puede frenar a uno o dos delanteros con los que, a lo sumo, atacó Platense en el primer tiempo (con menos agresividad pero más contundencia que en el primero), si un mediocampo con un volante más (Rosales) puesto de mediapunta, no es capaz de manejar adecuadamente la pelota y si Pratto demuestra mucha generosidad y voluntad para correrlas a todas, pero cuando está frente al arco de enfrente no define, los que están afuera se convierten en irreemplazables. Y eso no es bueno que suceda.

Cuando un equipo no anda bien, se dicen y aparecen en escena muchas cosas que antes no se decían y que en muchos casos no son veraces. Hay algunas que son ciertas. La “visita” de los hinchas, las declaraciones cruzadas entre los jugadores con asignaciones mutuas de responsabilidades luego del empate ante Ferro, lo mal que está jugando el equipo, los 11 partidos sin ganar de visitante, son hechos objetivos. Después está lo que se inventa y lo que forma parte del imaginario popular en una ciudad futbolera como la nuestra.

Unión tiene que volver a sus fuentes para mejorar esta mala imagen. ¿Cuáles son esas fuentes?, las de un equipo fortalecido en lo anímico y con espíritu ganador. Y ya que viene Belgrano el domingo, recordar solamente cómo se dio aquella primera derrota del torneo en Córdoba: le tuvieron que meter “tres tiros en la cabeza” a los jugadores de Unión para que Belgrano —y Sabino— le ganen el partido.

/// SÍNTESIS

Platense....2

Unión..........1

Cancha: Platense.

Árbitro: Jorge Baliño.

Platense: Sánchez; Jorge Martínez, Duarte, Pilipauskas y Zunino; Scatolaro, Nicolás Torres, Robert; Romero, Ceballos y Nadaya. A.S.: Umaño. Estuvieron en el banco: Martina, Pablo Rodríguez y Churin. DT: Alberto Pascutti.

Unión: Limia; Zurbriggen, Yacob, Vera y Cardozo; Matías Donnet, Calgaro, Saucedo y Buján; Rosales y Pratto. A.S.: Caprio. Estuvieron en el banco: Maidana, Pérez y Weiner. DT: Fernando Alí.

Goles: en el primer tiempo, a los 26 min, Zurbriggen (U). En el complemento, a los 5 min, Melivilo (P), y a los 14 min, Nicolás Torres (P).

Cambios: en el primer tiempo, a los 35 min Montero (U) por Matías Donnet. En el complemento, al comenzar, Melivilo (P) por Romero; a los 9 min, Fuente (P) por Robert; a los 18 min, Magnín (U) por Rosales y Alexis Fernández (U) por Calgaro; a los 26 min Barreal (P) por Nadaya.

Incidencias: en el primer tiempo, a los 45 min, fue expulsado Pilipauskas (P) por aplicarle un golpe artero a Rosales.

Amonestados: en Unión, Rosales, Pratto.

Unión parece un soldado que huye de la guerra

El primer festejo del pibe Zurbriggen, quien recibió una habilitación de cabeza de Saucedo y definió con llamativa soledad adentro del área. Ahí parecía que Unión cambiaba su suerte de visitante. Y más todavía cuando lo expulsaron a Pilipauskas.

Foto: gentileza Matías Nápoli.

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Yacob y Ceballos en la lucha por la pelota.

foto: télam

Unión parece un soldado que huye de la guerra

Este gol empezó a cambiar la suerte del partido. Melivilo, figura del partido, conecta adentro del área y marca el empate transitorio. Luego, llegó el gol de Nicolás Torres que le puso cifras definitivas al encuentro.

Foto: gentileza Matías Nápoli