Investidura de Piñera

En Chile no habrá grandes cambios

Luna Bolívar

Deutsche Wellw

Sebastián Piñera asumió hoy oficialmente la presidencia de Chile. Las relaciones exteriores del país apenas notarán la variación de color en La Moneda, pero tampoco la política interna, opina el experto alemán Detlef Nolte, director del departamento dedicado a América Latina del Instituto de Estudios Globales de Hamburgo, Alemania. Con él hablamos sobre el traspaso de poder que acontece en Chile.

—Una socialista le entrega el puesto de presidente de Chile a un millonario, ¿juegan estas etiquetas algún rol?

—A nivel de personalidades, el cambio sí es significativo; en lo que al contenido de sus políticas se refiere, creo que las diferencias son menores. También, la socialista Bachelet potenció la economía de mercado, combinada, naturalmente, con la política social. Y parto de que el millonario Piñera intercalará igualmente elementos sociales en su apuesta por la economía de mercado.

—Pero, Piñera promueve el neoliberalismo... ¿O es la prensa la que lo ha encasillado en esta ideología?

—El neoliberalismo es una política económica sin componente social, y no creo que Piñera pueda practicar eso. Simplemente, porque en el Parlamento le falta la mayoría necesaria.

—Piñera se hace cargo de un país gravemente afectado por un terremoto que ha vuelto a demostrar la amplitud de las diferencias sociales en Chile, ¿un reto a su alcance?

—Creo que, tras este terremoto, el gobierno actual y los mismos chilenos han descubierto con sorpresa que el país no está tan desarrollado como pensaban a la hora de hacer frente a las catástrofes naturales, y que, aunque la pobreza absoluta se ha reducido sin lugar a dudas en las últimas décadas, las diferencias sociales siguen siendo altas.

Pero, en mi opinión, la reconstrucción del país puede brindarle una oportunidad al nuevo presidente. Va a poder invertir en ella mucha energía y otros temas que podrían serle incómodos pasarán a un segundo plano.

—Aún así, para un conservador del estilo de Piñera, ésta no es la mejor posición de partida: mucha gente se ha quedado sin hogar, sin ahorros, y va a necesitar el apoyo del Estado...

—Eso es cierto. Será interesante observar si el apostar por la fuerza reguladora del mercado va a bastar o si, por el contrario, se hará necesaria una intervención más profunda del Estado. Se trata de un desafío para el nuevo gobierno, pero también de una oportunidad, ya que si logra gestionar con éxito la reconstrucción podría serle beneficiosa en elecciones posteriores.