EDITORIAL

Los impulsos que aún faltan

Aquellos años en que la economía argentina se desarrollaba supeditada a la política, aunque no se olvidan, han quedado bastante lejos. La realidad parece indicar que aún cuando el fenómeno sea inverso, el mercado tiene la palabra. Y no es una palabra de desentendimiento de la situación sino de compromiso con lo que se ha logrado después de las crisis 2001/2002 y la reciente de 2008/2009.

Hay cautela en las definiciones, y las estrategias parecen orientadas a no restarle confianza a las decisiones que se están adoptando, más allá del margen de intranquilidad que a todos los argentinos nos genera la actual coyuntura institucional donde existe un clima de confrontación permanente sin observar que lo que se necesitan son consensos para salir de un período de intrascendencia política. El caso referencial más evidente es lo sucedido con la conducción del Banco Central y la necesidad de la continuidad de la política monetaria vigente desde hace varios períodos, que le permitió al país sobrellevar la última crisis financiera internacional sin demasiados sobresaltos.

El mercado espera señales claras y definitivas. Si se quiere honrar la deuda, que se lo haga con procedimientos limpios, en un marco de precisión y seguridad jurídica. Será la mejor señal hacia afuera y hacia adentro de la responsabilidad institucional que, a la vez, marcará el inicio de la recuperación de la confianza de los inversores, detalle al que apela permanentemente el discurso presidencial.

Argentina viene dando muestras de querer tomar por el camino de la recuperación económica. Los distribuidores mayoristas de alimentos proyectan para el 2010 un crecimiento del consumo masivo, en volúmenes, superior al 3,5 por ciento, impulsado por un aumento del turismo en general y de la gastronomía. Todo el comercio es optimista, como también los fabricantes de maquinarias agrícolas, automotrices y bancos. La incorporación del plan de asignación por hijo amplió el consumo; el tipo de cambio favoreció el turismo nacional -se espera otro impacto positivo para Semana Santa-; la impensada campaña agrícola llevó a los productores a reincorporar tecnología; se renueva constantemente el parque automotor y según el Banco Central las tasas de interés cobradas por los préstamos registraron descensos respecto del promedio observado en enero, en particular en las financiaciones al consumo, y siguen aumentando las imposiciones a plazo fijo en pesos.

Como se observa, señales positivas hay; faltan las acciones que definitivamente las consoliden para no alterar la cautela actual y acelerar la desconfianza. También falta que el gobierno se estimule para cerrar los conflictos (caso agro) y no exponerse a que se abran otros.