La estatua parlante de Roma

se expresará con más brío

(EFE)

El “Pasquino”, la más famosa de las llamadas estatuas parlantes de Roma, expresará ahora las críticas y frustraciones de los romanos con más brío, tras la restauración a la que ha sido sometida y que le ha devuelto su blanco original.

La estatua del Pasquino es el mejor ejemplo de una tradición que perdura desde hace cinco siglos, y mediante la cual los romanos se sirven de algunas esculturas repartidas por la ciudad para expresar de forma anónima su desacuerdo con los poderosos o las injusticias de la vida a través de estrofas colgadas en sus pedestales.

El tiempo, la contaminación y el abandono habían hecho del “Pasquino” un oscuro y descuidado tablón de anuncios; pero tras la restauración la escultura vuelve a brillar en su rincón de la plaza que lleva su nombre e invita más que nunca a convertirse en una libre tribuna.

En su primer día tras el restauro, los romanos aún no han querido violar su blanca piedra, pero los “pasquines”, nombre que proviene de esta tradición, no tardarán en llegar.

La restauración ha sido posible gracias a los mismos romanos, ya que una parte de los gastos de su limpieza ha corrido a cargo de las asociaciones de residentes del centro histórico.

El ayuntamiento también ha realizado una nueva barandilla para acotar el acceso a la estatua, eso sí, dejando un espacio abierto para que se continúe la tradición de colgar los mensajes.

En Roma circulan diferentes leyendas sobre los orígenes de quien era Pasquino, como la del sastre del siglo XVI, que -temeroso de expresar abiertamente sus críticas a la Iglesia y a la aristocracia- colgó sus versos satíricos en el pedestal de la estatua y su gesto fue imitado por el resto de ciudadanos.

Aunque también sigue siendo un misterio la verdadera identidad del “Pasquino”, hay quien dice que fue un gladiador; otros apuntan a una figura mitológica, mientras que los expertos explican que se trata de un fragmento de una obra escultórica helenística, probablemente del siglo III a. C.

La estatua había sido abandonada durante años, hasta que en 1501 fue colocada en una de las salidas de la plaza Navona.

Durante los años, el “Pasquino” se ha convertido en el órgano de prensa más crítico del país, sobreviviendo a gobiernos, leyes y escándalos, y siguiendo con ojo crítico lo que ocurre al otro lado del Tíber, en la Ciudad del Vaticano.

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Prensa mural en la base de la estatua del Pasquino, en Roma.

Foto: Gustavo Vittori.