Desde 1992 asiste a los niños y abuelos del barrio
Gretel, el ángel de los chicos de Yapeyú
La Asociación Mutual Los Niños de Gretel es todo un referente en la jurisdicción emplazada en el noroeste de la ciudad. Existe hace 18 años, cuando Gretel, su mentora, decidió no mirar para otro lado y hacerse cargo de la necesidad alimentaria de los chicos.
Siempre presente
Sólo los días que hay que hacer compras, Gretel está ausente del comedor. Un grupo de hombres y mujeres la acompañan en la institución, pero a ella le gusta estar presente cada vez que llegan los chicos y acompañarlos mientras almuerzan.
Foto: Amancio Alem
Mónica Ritacca
Gretel está distinta, no es la misma de años atrás cuando El Litoral la conoció. Sin embargo, su esencia sigue siendo la misma: es una incansable trabajadora social comprometida hasta más no poder con los chicos y abuelos del barrio Yapeyú.
Eran las 11.30 de la mañana cuando El Litoral llegó a la esquina de la avenida 12 de Octubre y Misiones para encontrarse con el travesti que todos los días alimenta a 120 chicos y a 17 abuelos, además de a varias madres que acompañan a sus hijos al comedor y a quienes van a buscar la comida en una vianda.
Una olla humeante, desde donde Ramona servía el guiso que se comería ese mediodía, y niños y adultos mayores aguardando por un plato de comida era lo que se podía divisar a simple vista. A esa hora, cuando se brinda el almuerzo al primer turno de comensales, la capacidad de los tablones estaba colmada y Gretel conversaba con una señora que se acercó hasta la institución para saber cómo puede acceder a una jubilación.
“Gretel es excelente. Se preocupa por los demás todo el tiempo, por darnos de comer y que no nos falte nada. Hace años que vengo y siempre me abrieron las puertas”, adelantó don Gómez, un hombre de 61 años que toda la vida trabajó como obrero de la construcción.
“Los niños de Gretel”
Fue en el año 1992 cuando a Gretel y a una amiga que vive en el barrio se les ocurrió hacer algo por “los pibes de Yapeyú”. Con una olla y una cocina decidieron abrir una copa de leche.
“Estábamos charlando y tomando mates cuando nos propusimos empezar a trabajar por los chicos. No había nadie que lo hiciera, y debido a la necesidad que había salimos a la calle a buscar a las madres y a decirles que el sábado llevaran a sus hijos a la casa de mi amiga porque les íbamos a dar una copa de leche. Fueron como 40”, recordó Gretel. Y agregó: “Después de un tiempo, la empezamos a hacer tres días a la semana. Como no podíamos solventarla por nuestros propios medios, por la mañana pedíamos donaciones de leche y a la tarde la servíamos”.
La gran demanda derivó en que la copa se extendiera a todos los días de la semana y a la apertura de un comedor. Tres años más tarde, crearon la Asociación Mutual Los Niños de Gretel.
“Cuando abrimos el comedor, cocinamos como 20 meses gracias a colaboraciones. Después, y debido a que ya contábamos con una personería jurídica, accedimos al programa provincial de Promoción Social Nutricional -Prosonu- que nos asignaba, y nos sigue asignando, una suma de dinero para poder comprar los alimentos”, indicó la referente de Yapeyú, aclarando que la copa de leche se sigue sirviendo de lunes a viernes por la mañana y por la tarde.
La institución consolidada que es hoy la Asociación Mutual Los Niños de Gretel no avanzó por un camino en línea recta sino por uno sinuoso, lleno de obstáculos. Pero el esfuerzo, el ímpetu y la decisión de no bajar los brazos de su principal exponente hicieron que se lograran varios beneficios. Entre ellos, la apertura de la institución en un edificio otorgado por la provincia en la intersección de la avenida 12 de Octubre y Misiones.
“Estoy feliz de que ahora los chicos puedan estar en un espacio mucho más grande, que aún falta terminar para que sea más cómodo y lindo, y que tengan una mejor alimentación. Llegar hasta acá no fue fácil, pero valió la pena el esfuerzo. Hoy te puedo decir que estamos bien asistidos, aunque siempre es insuficiente porque la indigencia, la pobreza y la falta de oportunidades cada vez son mayores”, dijo. Y acotó: “Ahora tengo otra cuenta pendiente por la que trabajar: la cuestión de género con la mujer. Me pasa que vienen muchas madres a pedirme ayuda, consejos, a decirme que no tienen dónde ir... y estoy dispuestas a ayudarlas”.
Por último, Gretel se mostró, además de emocionada, muy agradecida con todas las personas que ayudan con donaciones a los chicos y abuelos de Yapeyú. Entre ellas, al intendente Mario Barletta que los asiste con carne. Siente que su trabajo a pulmón valió la pena y que hizo muy bien en no bajar nunca los brazos.