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Descomunal triunfo

Macarena Vidal - EFE

La histórica aprobación en la Cámara de Representantes de la reforma del sistema sanitario de EE.UU., algo que no se había conseguido hasta ahora, representa un importante triunfo para el presidente Barack Obama.

Un presidente estadounidense claramente exultante afirmó en la Sala Este de la Casa Blanca que “así es como luce el cambio”, en una alusión a su lema de campaña.

Sin haber logrado más triunfos significativos en la segunda mitad del año pasado, Obama se había jugado el todo por el todo a la aprobación de la medida, que parecía prácticamente muerta hace exactamente dos meses, cuando los demócratas perdieron su mayoría absoluta en el Senado.

Para entonces, el proceso de reforma llevaba nueve meses sobre la mesa y se encontraba a punto de aprobarse, después de que ambas cámaras del Congreso hubieran aprobado sendos proyectos de ley.

El presidente no había dejado de recibir críticas a lo largo de esos meses sobre su posición hacia la medida, su principal prioridad legislativa. Los republicanos lo acusaban de querer nacionalizar el sistema de salud, y los demócratas, de inhibirse en el proceso y delegar demasiado en los legisladores.

Obama, que dedicó la mayor parte de su tiempo en el segundo semestre del año a la medida, volvió a escuchar las críticas de su partido tras la derrota en Massachusetts en enero, cuando durante algunas semanas la legislación permaneció en suspenso.

La Casa Blanca, tomada a contrapié por una derrota que parecía imposible, tardó en decidir su estrategia. El propio presidente se resentía en las encuestas. Si un año antes gozaba de una popularidad superior al 70%, ahora raspaba el 50%.

Pero la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, le presentaron un plan alternativo. Y para Obama, que vio a su madre enferma de cáncer pelear con las aseguradoras, era algo casi personal.

En febrero anunció que seguiría adelante, y convocó una cumbre con legisladores republicanos y demócratas para compilar ideas sobre la reforma. A partir de entonces, la medida no ha tenido un abogado más entusiasta.

El presidente estadounidense ha pronunciado un total de 55 discursos en favor de la reforma. En las últimas dos semanas participó en cuatro mitines sobre el asunto. Esta semana conversó personalmente con cerca de 90 congresistas, a algunos de los cuales les advirtió que un rechazo de la medida lo dejaría debilitado para el resto de su mandato.

La estrategia, que ha combinado pura testarudez, paciencia y mucha cintura, le ha dado resultados. Pase lo que pase a partir de ahora, el presidente puede vanagloriarse de haber conseguido lo que no logró ninguno de sus predecesores desde Theodore Roosevelt hasta ahora, la reforma del sistema sanitario.

Y si hay algo que los estadounidenses aprecian es un ganador, con lo que es probable que su popularidad remonte en las próximas semanas.