LOS INDAGABAN ENTRE HOY Y MAÑANA

Son seis los detenidos por la muerte del barrabrava “Pimpi” Camino

Entre ellos, aparecen un policía y un ex policía de la provincia. De todos modos, sigue prófugo el autor material del homicidio. Hasta ahora, ninguno de los testigos dice reconocerlo.

De la Redacción de El Litoral

El asesinato del barrabrava Roberto Pimpi Camino sigue dejando al descubierto una verdadera red delictiva, con características mafiosas, que alcanza, incluso, a las fuerzas policiales rosarinas.

De hecho, entre los detenidos que iban a ser indagados por estas horas aparecen un sargento primero conocido bajo el apodo de “Angelito Negro” y un ex policía exonerado que es propietario del bar donde se produjo el asesinato. A ellos se suman un allegado a Camino que se entregó en Tribunales, la esposa de otro de los dueños del bar Ezeiza (quien se encuentra prófugo), y dos chicas que estuvieron presentes en el lugar del homicidio.

El juez de Instrucción, Javier Beltramone, tenía previsto indagarlos a todos entre hoy y mañana. De todos modos, el autor de los cinco disparos que terminaron con la vida del barrabrava no está entre los detenidos, pero se espera que los testimonios alcancen como para hilvanar la sucesión de hechos que se produjeron el viernes pasado antes de las cinco de la madrugada y que culminaron frente al hospital Carrasco, donde fuera arrojado el cuerpo de la víctima.

“Angelito Negro” es uno de los policías designados por el jefe de la Unidad Regional II, Osvaldo Toledo, para detener en Buenos Aires a Pimpi Camino cuando era buscado por los desmanes ocurridos a principios del año pasado en las instalaciones del Club Newell’s Olds Boys.

Los primeros testimonios indican que a Camino lo citaron en el bar Ezeiza y que un joven que llegó caminando le pidió que saliera a la vereda, donde le disparó en cinco oportunidades. De todos modos, existirían contradicciones entre los primeros relatos y el resultado de las pericias realizadas por la policía y por médicos forenses.

Adrián “El Gordo” Apio, un hombre ligado al círculo íntimo del ex líder de la barra brava, era uno de los prófugos del caso. Horas antes de presentarse ante el magistrado, habló con periodistas de los diarios La Capital y El Ciudadano, de Rosario.

Reconoció que la madrugada del viernes estuvo en el bar Ezeiza cuando fue asesinado Camino, pero aseguró que no presenció el momento en el que cinco balazos atravesaron el cuerpo del ex jefe de la barra brava. En la entrevista con los periodistas, habló de una deuda que un tal Japo mantenía con Camino.

Policías sospechados

Varios integrantes de la familia Camino y su abogado, Roberto Varela, desde un principio vincularon a la Policía con el crimen.

Roberto Camino había recuperado la libertad a fines de diciembre pasado, cuando fue condenado a tres años de prisión por el juez Luis Giraudo, quien le concedió el beneficio del 2 por 1 en un juicio abreviado. Camino estuvo detenido en un pabellón evangelista de la Alcaidía de la Unidad II desde abril pasado, cuando fue apresado en Plaza Once, en Capital Federal.

Camino había estaba prófugo desde enero de 2009 cuando protagonizó un intento de copamiento de las instalaciones del club Newell’s Old Boys. Ese día unos 50 hinchas ligados a la barra brava arribaron al club con armas, palos y cuchillos y se produjeron serios incidentes.

La fuga de Pimpi y la supuesta complicidad de un sector de la policía de Rosario, que había mantenido una fluida relación con Camino, terminó en una purga en las fuerzas de seguridad. Estalló también el escándalo de las supuestas cajas negras de la Policía tras las denuncias del agente Juan José Raffo, quien fue pasado a disponibilidad.

Desde que salió de la cárcel en diciembre pasado, Roberto Camino aseguró que no quería disputar la conducción de la barra de Newell’s.

Fuentes policiales señalaron que pretendía entrar de lleno, como un peso pesado, en el negocio de la droga, y que tenía diferencias importantes con otros narcos de la zona sur.

Camino dirigió la barra brava de Newell’s desde 2002, cuando se subió a los para-avalanchas del Coloso de la mano de Pedro Bismark, El Loco Demente, quien condujo el núcleo duro de la hinchada durante los ‘90 hasta pelearse con Eduardo López, quien condujo el club durante 14 años.

Pimpi sacó el carné de jefe el 28 de abril de 2002, cuando durante un partido contra Unión de Santa Fe sacó de la cancha a los tiros al grupo que comandaba Oscar Cacho Lucero.

A causa de los disparos, el árbitro del encuentro Ángel Sánchez paró el partido durante 14 minutos. Desde ese día, Caminos quedó como líder absoluto, secundado por sus hermanos y Lalo Latorre, ex asesor del bloque de diputados provinciales del Partido Demócrata Progresista. Dos años después del tiroteo dentro del estadio, Nazaret Melgarejo, compañera de Lucero, fue asesinada de un disparo en la cabeza en el almacén que atendía con su pareja en Dorrego al 6300, en pleno barrio Las Flores.

Los vínculos con la dirigencia

Además del amparo judicial, el ex presidente de Newell’s, Eduardo López, le dio a Pimpi varios negocios, entre ellos, el manejo del estadio cubierto de Newell’s, donde se realizan espectáculos de todo tipo. También el pase de varios jugadores de las inferiores del club.

/// EL DATO

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Pimpi Camino manejó la barra desde 2002, de la mano del ex presidente del club, Eduardo López.

Foto: Archivo El Litoral