Los albores de la conquista

A partir de 1492, España se dispuso a conquistar los territorios de la Terra Firme, así se fueron fundando ciudades en puntos estratégicos que unían regiones o ciudades. Una de las primeras fue Ibatín.

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Antiguo Cabildo, frente a la Plaza Mayor, solo quedan sus cimientos. foto: hugo matteri.

 

Por Hugo Matteri

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Como muchas otras veces viajaba al norte, pero un pequeño dato leído en la fantástica biblioteca de internet, me había dado la pista de un lugar que no es muy conocido, aunque protagonista excluyente de los primeros pasos de los españoles por nuestras latitudes..

Salí de Santa Fe por la RN34 con destino a Salta, aunque en Termas de Río Hondo en Santigo del Estero, me desvié al sur de la ciudad, para bordear el espejo de agua del dique con destino a La Madrid, y de allí por la RP157 a Simoca, nuevo desvío a Monteros. Desde allí por la RP38, unos pocos kilómetros al sur, hasta la localidad de León Rouges.

TIERRA DE PROMISIÓN

Entrando al pequeño pueblo, hay que recorrer unos nueve kilómetros hacia el Oeste, para arribar a un pórtico de unos tres metros de altura, de piedra bola pintado de blanco, pero sin cartel alguno que indique la importancia del lugar.

Unos 445 años atrás, un día de otoño, el Capitán Diego de Villarroel, cumpliendo órdenes del Gobernador del Tucumán Don Francisco de Aguirre, consideró que este predio ante sus ojos se trataba de una verdadera tierra de promisión, el lugar era alto, el clima agradable, sé disponía de madera y leña, la fauna era importante, había piedras, cal, arcilla y el agua abundaba. Creía también que existían yacimientos de oro en las montañas cercanas.

El sitio tenía una ubicación de privilegio, se encontraba sobre el Camino Real de Santiago hacia el Perú, también llamado Camino de las Charcas y estaba emplazado en medio de dilatados territorios habitados por naturales. Muchos de estos hostiles a los conquistadores, es por esto que se mandó a someter a los indios comarcanos que luego de la destrucción de Cañetes y Córdoba del Calchaquí, habían quedado alzados y rebelados contra el servicio de su Majestad.

Luego el sitio elegido fue desmontado y se trazo en él la planta urbana según las instrucciones de las Leyes de Indias, para que el día 31 de mayo de 1565, se llevara a cabo la fundación.

Villarroel rodeo la plaza en señal de toma de posesión seguido por la comitiva de 25 vecinos, luego plantó en un hoyo, que había mandado a hacer, el árbol de la justicia y cuando hubo hecho esto dijo “En nombre de nuestro Dios, del amado nuestro Rey y del Gobernador del Tucumán, poblad la ciudad de San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión, cuya Iglesia Mayor estará bajo la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación, invocando la protección de Dios, la Santísima Trinidad, la Virgen, al Apóstol Santiago, a San Pedro, a San Pablo y al bienaventurado Arcángel San Miguel”

IBATÍN HOY

Después de 120 años en los que la ciudad prosperó, no sin dificultades, una importante inundación del río del Tejar decidió la relocalización de la ciudad en el villorio llamado La Toma a orilas del río Salí, una especie de posta hacia el Perú, que evitaba el camino de los valles, dominados en aquellas épocas por los guerreros del curaca Calchaquí. Así el gobernador Fernando de Mendoza y Mate de Luna, cumpliendo lo ordenado por Real Cédula, trasladó la ciudad a su actual emplazamiento, con la misma disposición con que se había trazado originalmente.

Hoy en día, si bien el predio aparece cercado, y tiene alguna cartelería, no dispone de ningún tipo de servicios o controles, siendo posible ingresar con vehículo y recorrer las mismas calles que se trazaron hace 445 años.

Están a la vista los cimientos del Cabildo, iglesias y casas, construidas con grandes piedras tipo bola, seguramente disponibles en gran cantidad en los cauces de los ríos cercanos.

Así, en un entorno pedemontano de yungas, y recostada sobre el río del Tejar o Pueblo Viejo, yacen los restos de una de las primeras ciudades fundadas según lo autorizaban las Leyes de Indias, en lo que hos es nuestro territorio.

Se puede recorrer libremente todo este escenario de unas siete manzanas de superficie, y llegar hasta el río. Si bien hay algunos carteles indicando a que edificio pertenecen los basamentos que están a la vista, cuesta imaginarse como ha sido la vida en este remoto lugar.

Pueden verse los restos de la Iglesia Mayor, de la Merced, el Cabildo, la iglesia de San Franciso, la Compañía de Jesús y la iglesia de San Judas Tadeo, a más de otras construcciones que no están identificadas.

En medio de la Plaza Mayor, tal la costumbre de la época entre españoles y portugueses, había un rollo o picota, símbolo de justicia, en donde se castigaba a los reos.

Lamentablemente no ha quedado mucho, ya que el poblado quedó en total desamparo con la mudanza de la ciudad, siendo pocas las ruinas que quedan pero de un gran valor arqueológico e histórico ya que muestran cabalmente la desición de los conquistadores por hacer pie en esta tierra, para dominar a sus hijos y explotar los recursos naturales que por aquellas épocas, aún se pensaba en la Sierra de la Plata, la ciudad de los Césares, El Dorado o el Gran Paititi.

Seguí viaje a Salta, pensan-do,bien vale una visita Ibatín!


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La Iglesia Mayor, silencioso testimonio de mejores épocas. Foto: hugo matteri.