Las voces del verbo

Enrique José Milani

No nos referimos a los sonidos de las palabras que, en verdad, los tienen y en incontable número, si pensamos en la cantidad de inflexiones con que podemos matizarlas. Hay tantas “coloraturas” como hablantes en el mundo. Pensemos nomás en la variedad de entonaciones con que cada ser humano es capaz de articular un mismo vocablo. Con todo, no es éste el motivo de esta nota. Aquí nos referiremos a las formas morfosintácticas que puede adoptar un verbo, de acuerdo con la voz en que esté expresado, es decir, activa o pasiva, dos de los paradigmas con que cuenta nuestro idioma. El griego, por ejemplo, cuenta con tres: voz activa, media y pasiva.

Volviendo al español, un verbo está en voz activa cuando tiene un sujeto activo, es decir, que realiza la acción: El jardinero podó los rosales. El jardinero (sujeto) es el que poda. Y está en voz pasiva si el sujeto en vez de ejecutar la acción, la recibe, la padece. Los rosales (sujeto paciente) fueron podados por el jardinero. La estructura verbal es “fueron podados” formada por el verbo ser (fueron) y el participio (podados). No obstante, existe otra construcción pasiva y es la que va a centrar nuestro interés. Se trata de la llamada “pasiva con se” o ”pasiva refleja” porque el pronombre “se” le da al verbo apariencia de pronominal reflexivo y no cumple ninguna función sintáctica: Por lo que veo, en este jardín se podaron los rosales. En este ejemplo no aparece el agente, es decir, el que realiza la acción. Puede o no consignarse. Cuando sucede esto último se dice que la construcción es “pasiva impersonal”. Y nos detendremos a examinar esta forma especial, porque advertimos, sea en la lengua oral como en la escrita, incluso en los titulares de los medios gráficos, que suelen cometerse errores al emplear estas construcciones pasivas. Por ejemplo, se leen avisos: Se alquila departamentos, Se vende autos usados, Se necesita cocineros, Se arreglan calzado en general. Hay flagrantes errores de concordancia, porque “departamentos, autos usados, cocineros, calzado” son sujetos; por lo tanto cada uno de los verbos expresados debe concordar con su respectivo sujeto: corresponde alquilan, venden, necesitan, arregla.

Prestemos atención a este ejemplo -adelantamos que incorrecto- aparecido en un diario: Luego de la primera rotonda, serán cuatro los carriles por los que se podrán circular... El error estriba en que “los carriles” no es el sujeto del verbo “poder”; por lo tanto no se justifica el plural del verbo. Debió expresarse ...por los que se podrá circular...

Añadamos que la pasiva refleja es una de las construcciones más típicas de la sintaxis española. Sólo puede aplicarse a la 3ª persona del singular o plural. Recordar que el verbo debe concertar con el sujeto paciente, que no puede ser nombre propio: No se admiten propinas, No se admite demora, Aquí se habla mucho pero se trabaja poco, Dichos metales se han sometido a diversos reactivos. Decíamos que el sujeto no puede ser un nombre propio, porque si digo Se admira Juan, Se felicita Pedro, resulta algo que no quería expresar: que Juan se admira a sí mismo y que Pedro se felicita a sí mismo. Consigo lo que me proponía decir, si agrego una simple preposición: Aquí se admira a Juan y Se felicita a Pedro. Del mismo modo, resulta ambiguo decir : Los jóvenes se miraron porque no queda claro si cada cuál se miró a sí mismo, o se miraron entre sí. En este caso se aclara agregando “uno a otro” si son dos, o “unos a otros” si son varios.

Para terminar, agregamos que el “se” impersonal aparece a veces como forma de cortesía, para evitar la primera persona “yo”. Decimos: Se estima que alguien aparecerá por Estimo que...; ¿Cuánto se debe? por ¿Cuánto debo?; Se lo felicita por la acción en lugar de Lo felicito por la acción.

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